24.6.10

un muro

sandals by MarkInTokyo

Entre el hombre y el amor
Hay una mujer
Entre el hombre y la mujer
Hay un mundo
Entre el hombre y el mundo
Hay un muro

(poema de Antoine Tudal, citado por J. Lacan en El saber del psiconalista)

Pasó por Barcelona el huracán Slavoj Zizek para hablar de Verdad y Revolución en el discurso político de hoy. Había que reconocerle todos sus méritos, no únicamente los de su talento escénico de showman y de intelectual estrella, sino también aceptar la invitación frente a semejante título cuando para los lacanianos la verdad sólo puede remitir a esa “verdad mentirosa”, verdad que nunca puede ser dicha toda, verdad como ficción, y la revolución sólo puede llevar, como su nombre y su etimología circular indican, a un lugar similar del que se partió. Pero Zizek tiene muchas tablas y supo cómo responder ante el invite. Me encantó su lectura marxista del funcionamiento fetichista de la ideología de hoy: es decir, muchos piensan que como no “creen” ideológicamente en el capitalismo neo-liberal se encuentran fuera de él, pero como señala Zizek, no es lo que uno cree, sino lo que uno hace, y el capitalismo neo-liberal sigue funcionando incluso si no crees en él, incluso si no eres consciente de que con tus acciones eres tú el que lo mantiene. Ésa es la gran ilusión, la gran ceguera. Hay creencias, ideologías que son socialmente muy potentes y siguen vivas aunque casi nadie creas en ellas, aunque acaben siendo inconscientes. Y citó a Ronald Rumsfeld cuando hablaba sobre el ataque a Irak y sus armas de destrucción masiva: hay cosas que sabemos que sabemos, hay cosas que sabemos que no sabemos y cosas que no sabemos que no sabemos. Zizek añadió una cuarta mucho más freudiana, hay cosas que no sabemos que sabemos. Y es en este nivel en el que opera la ideología en ese momento. Sus soluciones, su particular “revolución” no pasa por tomar el Estado o desmantelar el mercado, sino por crear y buscar algo fuera del estado, fuera del mercado, en un espacio fuera de la esfera del poder político democrático aunque sí dentro de lo colectivo, y en ese lugar él sigue creyendo en el comunismo, en su idea de izquierda radical. “Sospecho de la idea de revolución como puro momento de libertad en el que el amo es puesto en suspenso y de pronto todos nos fraternizamos. Lo que me interesa es la resaca, lo que viene después, el problema de cómo imponer y organizar un orden nuevo".
Me gustó mucho cuando señaló que las posiciones más radicalmente conservadoras actuales son las de los nostálgicos del 68, y de un ideal de libertad pasado. También cuando señaló que los que acaban diciendo algo interesante no son tampoco los que abrazan las ideas nuevas sin cuestionar nada, sino los que piensan lo nuevo desde un conflicto con la verdad pasada. Su largo speech me recordó algo de lo reflexionado acerca del fin de un análisis: desabonarse del sentido es desabonarse del “padre” y de sus garantías, desabonarse entonces también de esa deuda, de ese estar siempre en falta respecto a los ideales y los sentidos plenos. Y es precisamente ese atravesamiento el que nos permite pasar a la acción, bajar a la calle y hacer algo junto con los otros. Quedó abierta su idea de la ecología, mencionada de pasada hacia el final. Para Zizek en nuestra manera actual de pensar la ecología se encuentra la clave de la actual ideología (ideología entendida como sistema -erróneo- de mistificación de la realidad, y por lo tanto una manera incorrecta de pensarla). Critica la concepción de que la naturaleza es una entidad en absoluto equilibrio orgánico y holístico, protectora, envolvente y maternal, cuya armonía venimos a romper nosotros. Para Zizek es la nueva religión, opio de las masas, nuestra manera para explicarlos lo inexplicable, las catástrofes como castigos. En el fondo es más fácil pensar que nosotros somos los responsables y que se trata de nuestro castigo, que pensar que la naturaleza es tan brutal y despiadada. Aquí en este vídeo él mismo lo dice y a mí me ha permitido pensar, lo cual siempre le agradezco.