25.7.10

cerrado por reformas (laborales)

photo ryokan by ted the capitalist

Este año no hay vacaciones y, no obstante, seguiré aún ausente en el blog. Me voy a Nueva Delhi a trabajar durante unas semanas. Les seguiré leyendo a ustedes, que disfruten de sus vacaciones.

Y a punto de partir, les dejo con un poema de Li Bai, traducido por la maravillosa Anne Hélène Suarez:

Acompaño al ermitaño Yang, que regresa al monte Song.

Yo tengo una morada eterna
el pico Yunü del Songshan.
Allí permanece una luna
pende de un pino del torrente.
Ve a coger hierbas de inmortales,
el ácoro y la anea púrpura.
A finales de año iré a verte,
por los cielos, en dragón blanco.

... pues eso, que vuelvo en seguida, montada en mi dragón blanco.

y feliz verano a todos

photo: dolphins by Tetsumaru


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11.7.10

una verdad sin privilegios

ryokan by filmmaker in japan

He leído un libro maravilloso, Kafka y el Holocausto del escritor, blogger y amigo Álvaro de la Rica. Su libro está lleno de cosas interesantes y esenciales, de conexiones audaces , de lecturas cruzadas brillantes, de generosas y estimulantes citas, de hipótesis valientes y lúcidas, rebosa vitalidad e inteligencia, y su mirada estética es también una mirada ética de comprensión y adecuación necesaria con el mundo, y sobre todo con la dimensión más íntima e indescifrable del ser humano. No pretendo aquí hacer una reseña o ser exhaustiva, para empezar porque creo que no podría hacerlo sin tener que adentrarme en cuestiones literarias y en dos relatos kafkianos brutales e inagotables, el extraordinario Ante la ley, y el increíble En la colonia penitenciaria. Lo que traigo es un retazo, un detalle de encaje que uno descubre ante la contemplación de un vestido de alta costura. Freud decía que muchos artistas no necesitaban pasar por el diván ya que su obra era su propio análisis. A. de la Rica realiza una travesía que me ha hecho pensar en esa idea, por las preguntas que se plantea y también por la lectura que hace del escritor checo, en el sentido de la lectura sintomática propuesta por Althusser: aquella capaz de captar el discurso oculto e inconsciente, en núcleo invisible que yace bajo un texto. El texto es leído entonces no tanto como la transmisión o elaboración de una respuesta, sino en tanto pregunta e indicación de unas fallas que identifica en la propia realidad que interroga.
En ese sentido me ha parecido esencial la distinción que reclama entre la dimensión política en el ser humano (lo que ordena la polis) y el plano metafísico. “Obsesionada con la dimensión política de los hechos históricos que le tocó analizar [Hannah Arendt] no vio que la necesidad, en la que la Ley kafkiana se inspira, y de la que toma su fuerza coercitiva, merecería una valoración distinta si se tratase de la necesidad con la que el hombre se siente atraído por algo que no comprende, como el campesino de la leyenda que se aposta en los umbrales de lo que aún no puede ser revelado. Se nos dirá que entonces entramos en el terreno de la metafísica. Puede ser. (…) La impenetrabilidad de la norma, lejos de ser la causa del mal que aflige al hombre, es la garantía de su libertad interior. Cuando no se respeta el misterio con una finalidad política, cuando se sucede la venida de falsos profetas (…) esa misma libertad es aniquilada de raíz.” Para de la Rica, Dios parece encarnar y garantizar esa parte impenetrable de la vida, su heteronomía, dice. Hay una necesidad en el ser humano que no puede ser tratada ni analizada desde lo político o lo social. Y eso es lo que podría salvar al hombre de entregarse a la destrucción y el sinsentido. Me encanta cuando cuestiona que las atrocidades del nazismo puedan atribuirse a la acción libre de los hombres. Por eso Lacan, que también buscaba esa acción libre del sujeto de la que habla de la Rica, decía que Dios es una instancia psíquica necesaria. Pascal hablaba de un don, una gracia. Hay quienes poseen esa gracia que es la fe, hay otros que, creyendo carecer de ella, fabricamos nuestra propia brújula con algún tipo de trabajo como es el analítico, que antes que curar o encontrar una trascendencia, a lo que apunta es a esta una especie de gracia otra que es la libertad subjetiva. El budismo estaría de acuerdo con de la Rica y diría que en ella hemos encontrado al dios que hay en nosotros. Creo, por cierto, que este mensaje está también en el mejor discurso de S. Zizek cuando denuncia la impostura de la ideología.
Si en este algo-trasnochado-vocabulario psicoanalítco que usamos (lo reconozco), los analistas hablamos de asumir la propia castración (castración que no situamos en los órganos genitales, sino que se produce por el simple hecho de ser seres de lenguaje), Álvaro de la Rica, en su lucidez entre literaria y metafísica se refiere a K. como la encarnación de un ser que es al mismo tiempo pura potencialidad y pura imposibilidad. Haciendo referencia a la noción judía de llamada o vocación, identifica y señala esa certeza del ser humano que es al tiempo una pregunta, de haber sido invocado a hacer algo para lo que, cuando se apresta a realizarlo, no hay nadie que pueda confirmarle su misión. Describe a K. como un ser relacional, “carente de aseidad, que no encuentra aquello por lo que es, aunque su proyecto consista en reclamarlo no sólo de palabra, sino con todas las fibras de su ser”. Pero aunque la vida nunca alcanza el final del proceso, A. de la Rica es muy claro advirtiendo que no se trata nunca en Kafka de “caer en el abismo del sinsentido, entre otras razones porque a la cuestión que plantea, no cabe ofrecer una respuesta plenamente satisfactoria, ni por experiencia ni por evidencia racional.”
Ese ser carente de aseidad es para de la Rica" la forma de aquello que acontece". Nosotros en análisis hablamos en esos mismos términos del sujeto del inconsciente, y encontramos algo muy similar en la práctica del zen y yo diría en ciertos estados de despersonalización místicos. Entonces, la reivindicación de de la Rica es esencial: la necesidad de separar y preservar el misterio es lo contrario de la relatividad intelectual o el obscurantismo actual, en el que el sujeto ya no acontece sino que es sin más, sin esfuerzo ni proceso, con su genética y lo social como destino. Lacan habla en términos muy similares cuando quiere dejar claro que la noción del inconsciente que propone Freud se opone a la noción del inconsciente como obscuridad primordial: para Freud hay algo en el inconsciente que no logra mantener el que parecía ser su privilegio de quedar completamente oculto, y es a través del sujeto como acontecimiento que aparece abruptamente en forma de accidente, de falla o tropiezo, pero también en forma de discontinuidad, sorpresa o hallazgo.
Creo que la puesta en relación por parte de A. de la Rica entre la escritura de Kafka y el holocausto judío, que su obra parece haber anunciado, aporta de alguna manera un mensaje esperanzador para el sujeto contemporáneo: el de un espacio de libertad interior gracias a la posibilidad de una ley interiorizada que nos aleja de las bestias y lo siniestro de una vida sujeta a los imperativos del mercado, la ciencia o tecnocracia. Pero para alcanzar esa ley, uno ha de estar dispuesto a perder ciertos privilegios, también existenciales,