15.3.09

del poema y el cuerpo

pintura de Shitao, Quinguai

en la práctica del yoga iyengar, y antes del taichi chuan, aprendí que las posiciones se construyen desde abajo y que el trabajo de preparación de la asana es tan esencial que muchas veces, cuando todas esas instrucciones de preparación se han llevado a cabo de manera correcta, la posición se realiza prácticamente sola, sin esfuerzo, en una especie de liberación natural del gesto que hemos ido creando, primero en nuestra mente, y que aparece luego en el cuerpo, resultando ser otro (el gesto), nuevo, y que nos sorprende. Una precisa alineación corporal (de huesos y grupos musculares) es primordial, y sin ella, la construcción no sólo fracasa sino que resulta a la larga dolorosa y crea lesiones. En mi práctica disfruto de este trabajo de alineamiento que me parece tan necesario como artificioso. Y es que no concibo el cuerpo de esa manera; al revés, se parece más a un tronco vivo, atravesado por la intemperie, las estaciones y sus pulsiones, el tiempo y los accidentes y, por supuesto el lenguaje.

Algo así pensaba estos días al recibir un largo poema de más de 800 versos del poeta y sinólogo Manel Ollé, titulado un galió translúcid. Del desguace de la memoria, d’enlloc (ninguna parte), emerge una irisada galera, inservible y espectral, que atraviesa el poema, y con él nuestra experiencia del lenguaje. A través de su viaje, el lector o ese ser invocado en la segunda persona, -el en el que se funda todo yo- tiene acceso a un mundo paralelo de visiones y de nombres, que reconstruye la experiencia más íntima de otra manera. Manel Ollé es para mí un poeta obsesionado por lo Real de la experiencia: lo corporal o pulsional que nos invade en forma de imágenes y de voces. Lo brillante, lo chino, lo psicoanalítico en su poética, para mí, es que a diferencia de otros escritores que aún creen en el acople del nombre a la cosa, él interpone a la mirada un mirall negre (espejo negro) convex sempre a punt d’esquerdar-se. El escritor negocia con la ficción -nos dice- intentando desmentir con la acción de su mano derecha el abismo que separa la palabra con la que nombra, del sentido de las cosas. Pero él la deja hacer (a la mano) y se desentiende de ella como hace el loco. Lo que le interesa es dar cuenta de lo que sólo puede llegar a través de un reflejo, de un enigma, del paso doloroso a través de un cuerpo que a veces es sentido como otro, y no como propio. Tal vez esa sea una de las funciones de la lectura para el poeta, dejar que la vibración de las voces de otros hagan como en aquel famoso verso de Bai Juyi, (Poso la cítara sobre la mesa/ y me quedo quieto, absorto en la emoción contenida: /¿para qué molestarme en tañer más las cuerdas? /vibran por sí solas al soplo de la brisa ), y provoquen la vibración de su cuerpo, único instrumento que ahora sí reconoce, cuando algo de lo otro resuena en lo propio. En la parte trasera de la mente (de unos versos de Wallace Stevens) descubre, posado sobre una palmera, un pájaro de dorado plumaje que canta una canción extranjera a cualquiera de nuestras lenguas, sin sentido humano. Y es que su inagotable sucesión de versos es al tiempo un exquisito ejercicio de inter-textualidad, que se presenta acompañado de una constelación de referencias a otros versos y autores. Parece querer homenajear así a esos otros que le han enseñado, no a escribir porque por supuesto eso no se enseña, sino a leer, a leer lo indecible, lo imposible de representar ( como aprende a leer el analista). I no és que pensis, sino que hi ets de pas. Parece que Zhuangzi le hizo el regalo de ese espejo esencial en su poética que no retiene ninguna imagen, ni siquiera el polvo o el paso del tiempo, sólo resuena sin apropiarse de nada. Algo así le ocurre al loco, incapaz de inscribir en él ciertos acontecimientos que rechazados en lo simbólico, le invaden y retornan desde lo Real. En el teu mirall tot hi ressona.
Adentrándome en su poema pensaba en aquello que había señalado Albert Galvany mientras conversábamos con Bel en un café parisino: que una parte importante de lo más interesante en sinología no proviene en estos momentos de los trabajos de puros expertos en China sino de personas procedentes de otras disciplinas, como son el pensamiento o la poesía, la traducción… Algo parecido pienso que pasa con el psicoanálisis, atravesado por otras disciplinas y escrituras. Y que a muchos profesionales de la clínica actual les pondría trabajar arriba y abajo este luminoso y oscuro poema.
Yo no creo que los escritores sean los amos actuales del conocimiento (se sobreentiende que tampoco lo son los científicos), o en todo caso su conocimiento no sirve para lo que la perversa pseudo-política de hoy los quiere utilizar (subrayo utilizar, hablo de la politización de la cultura y el arte) No creo que sepan más que otros pero sí que muchos de ellos, no todos, a través de su escritura son capaces de re-actualizar el saber y desvelar como no logran hacerlo otros, ni científicos ni filósofos, ni psiquiatras ni genetistas ni politólogos....
La galera avanza lentamente, mientras tú desciendes los peldaños del poema, y te ves a ti mismo sentado sobre una estera, con las piernas cruzadas, y la mirada perdida en la pared blanca. Gaviotas y grullas inmóviles y abstractas. El poema avanza a pesar tuyo, como esa experiencia in-descifrable de la existencia (marcada en el cuerpo) de la que el poeta quiere dar cuenta, ahora sentado en el vagón de un tren de carga, de regreso a casa. Como a Zhuangzi a Ollé no parece interesarle apearse de ese lugar extraño del cuerpo que es doble: por un lado nos acoge, y por otro nos expulsa. Yo le agradezco, conmovida, su generosidad al compartirlo.

11 comentarios:

Belnu dijo...

Qué bonito post!!!!! Sí, señora, petite a, también yo lo he leído conmovida porque parece desprenderse toda la extrañeza misteriosa de la poesía, todos los reflejos que hoy me han sorprendido de pronto en el agua que brillaba, como si no hubiera que decir y se dijesen las palabras solas, volando como la ropa tendida, como las guirnaldas de oración, como las grullas, como si todo se ordenase según una tentativa poética, o un código sabido, como Pi...
O en ese abstraímiento de la vejez del que yo hablaba hace un momento...

Belnu dijo...

quiero decir que he leído conmovida o estremecida tu post, no el poema, que ya desearía leer...

el objeto a dijo...

gracias Zbel(la), me alegra especialmente que te llegara algo de esta torsión lenguajera de la lectura del poema, y que transmitiera algo de esa emoción contenida, como en el verso de Bai Juyi, que tiene traducido Anne Hélène,
como si no hubiera que decir y se dijesen las palabras solas...

he encontrado ecos de mis preocupaciones en tu post de ayer y me he vuelto a alegrar,

ya le he preguntado rápidamente a Manel si había noticias de publicación de ese magnífico poema,
aunque ya le he dicho que yo me lo imagino como recital de esos que duran toda una noche, como los conciertos de música india,
y también me imagino trabajándolo con analistas, extrayendo las claves de esa lectura de lo real, esencial para el analista,

en fin, bona nit

Vicent Llémena i Jambet dijo...

El lenguaje lo es casi todo de un ser humano, pero más allá el todo, el infinito es lo Real, a parte de lo imaginario, que es a lo que verdaderamente tenemos derecho a llegar.
Todo sistema tiene su grieta y el lenguaje tiene también las suyas, un amigo escribió un poema en el que decía que las palabras, las sílabas estaban solas, pero era cuando se besaban que adquirían sentido.
Shopenhauer decía que uno se pasa media vida en el enigma y otra media en el aburrimiento, también lo decía o lo dice Lacan, y es que el enigma deja de ser ese enigma que se nos pudre en el cerebro cuando le ponemos constantemente, tanto mediante la escritura, las obras, los actos o la palabra clara, le ponemos un cerco. Hemos de crear cercos para que el enigma nos sea más nuestro, más humano.
Bien, te dejo, decirte que no he leído a Ollé, pero que intentaré pasarme por sus hojas llenas de símbolos, y como no por la China de la escritura, un mundo completo y a la vez incompleto, la vida. Un fuerte beso optimista, he encontrado a una chica con la que salgo, y estoy en un buen momento. Gracias a ti, a todos o a algunos, todo hay que decirlo, aunque tú estás entre ellos. Un beso. Vicent.

Anónimo dijo...

Es verdad que todas la profesiones adyacentes a la escritura explicam mejor lo escrito, aunque algunos no queremos que nos lo expliquen, queremos interpretar por nosotros mismos. También se encuentra el placer leyendo a Analistas, semiólogos. Y recurriendo al origen de las palabras y sus posibles interpretaciones. También es cierto ese otro espacio entre la imagen y la palabra, intersticial, o entre el poema y el cuerpo, como dices...
iluminaciones.

Anónimo dijo...

Hola "objeto a" hace mucho que sigo tu blog pero hasta ahora no me habia atrevido a decir nada. Es muy interesante lo que comentas de la posición corporal "el eje vertical" y el gesto. De ese gesto nace el yo y con el la poesia, la pintura... la esencia.Te felicito por tu blog por lo que me acompaña y me transmite. Me encantaria leer o mejor escuchar el poema de Manel, al cual también sigo. Gracias

el objeto a dijo...

Querido Vicent, es bonito eso que has dicho de ponerle un cerco al enigma, gracias. Después de releer mi propio post me he dado cuenta de que ese galeón que regresa de algún desguace de la memoria es precisamente ese real enigmático al que Ollé también intenta ponerle un cerco. El poema no creo que esté editado todavía, se lo pregunté pero aún no me ha dicho. Te contesté también en tu blog, me alegro mucho de las buenas noticias, y los buenos momentos, está claro que los mereces.

Iluminaciones, me gustaba eso que escribió Bel sobre ser lectora antes que escritora, como tú dices, no se trata de que nos lo expliquen, sino de poder descifrar por uno mismo,
el poema de Ollé evoca el recital, una especie de concierto, de auto moderno

Espiei, gracias por tu comentario tan amable, que agradezo de veras, este espacio se ha convertido en lugar privilegiado para ordenar las ideas y avanzar en los temas que me interesan, aquí vengo a buscar mis respuestas, pero siempre me sorprenden las lecturas anónimas y atentas, que son muy alentadoras, así como los intercambios,
Le pregunté a Manel por la publicación, cuando me diga algo lo pondré aquí!
saludos agradecidos

Anónimo dijo...

la poesía brutal de la violencia desatada se escribe en las calles de Barcelona, ilustrada con el rojo de la sangre y el negro bruñido de las armas.

Anónimo dijo...

Sí, esa lectura necesaria para la escritura, que beben una de la otra, como en arte; la persistente obsevación del cuadro, es la clave de acceso al interior o , al poema.
iluminaciones.

el objeto a dijo...

Sí, Dante, (tú siempre activa antena psicoanalítica!) exácticamente eso, poesía brutal de lo que que no consigue nombrarse, y que retorna con aún más violencia, a jugarse en el cuerpo a cuerpo

y tu comentario Iluminaciones me ha remitido al cuadro de Shitao que ilustra el post, persistente observación como clave de acceso, o lo que leí ayer en tus comentarios:el reposo de la mirada como descanso, y el poder ir más allá de la línea y acceder a una libertad no dada de antemano

Ser-ahi dijo...

Es bellísimo como algo de lo otro resuena en lo propio. Lo que me sucede tan a menudo leyendo tus post!

Es bellísimo poder ser atravesado por la literatura, la poesía, por lo que otros escriben. Y que algo de todo eso llegue a inscribirse en nuestra mente. Muchas personas jamás llegan a experimentar ésto.


Precioso post!

Abrazos!