Regresa estos días a mi cabeza un artículo que leí hace unas semanas de Mathieu Potte Bonneville. Parte de un fragmento de los diarios de F. Kafka, que escribe después de una lectura pública en Praga. En vez de leer uno de sus textos, elije para la ocasión una novela corta de H. Von Kleist, que se titula Michaël Kolhaas. -A mí siempre he ha fascinado Kleist-. Según M.P.B. esta elección no es inocua. Michaël Kolhaas narra la historia de un comerciante de caballos que después de sufrir un cúmulo de injusticias e infortunios a raíz de un encuentro con las autoridades aduaneras, causando incluso la muerte de su mujer, lo vende todo, organiza un pequeño ejército y va quemando un pueblo tras otro. Se lee a menudo como un alegato de la “exigencia infinita de justicia”, y muestra cómo la insumisión puede crear “una ruptura irremediable”, y cómo nuestro “universo social se sostiene normalmente sobre la trama compacta de nuestra obediencia.” La obra de Kafka vendría a ser, dice MPB, su reverso. Su universo señala las trampas, abismos y peligros de la sumisión y la obediencia excesiva, también la inconsciente, podríamos añadir. Y ambas posturas se revelan mortales. Nos encontramos en 1912. El siglo que empieza se cuestionará el precio de la insumisión con las grandes rebeliones, pero también las atrocidades y masacres imputables a la docilidad y a la seducción de la obediencia. Aparece entonces, en las notas de Kafka, la figura de un niño que ha asistido a la lectura y se encuentra sentado en el auditorio. Aburrido, trata de pasar el rato jugando con su gorra. El niño parece encarnar a ese alguien que “ni obedece ni transgrede”. En su desobediencia dice MPB encontrase el verdadero arte de "los débiles" (?), y su único modo de sobrevivir.
Y yo, que tampoco siento un apego especial por esta vida, pero sí paradójicamente por alguna forma de supervivencia, reconozco aquí algo que me interroga y que me apremia a pensar.
june swoon
Hace 10 años
13 comentarios:
Precisamente Vanessa estaba estos días en el discurso paranoico y de la subversión hablando de las fallas que son como los restos de aquel Dionisos griego, la transgresión institucionalizada, el carnaval sería el desmán, el Caos griego que debe de ser hermano de la Guerra o pariente, en la vida la obediencia no puede ser siempre ciega, hay momentos en los que se impone una pequeña transgresión y en las sociedades cuando en la libertad se sobrepasan los límites de esa transgresión controlada es cuando ha de venir Paco con las rebajas para volver a darnos la ley y la normalidad de la libertad.
Un poco he intentado comprender y saludarte por el camino en que estamos ahora los dos, un camino paranoico pero necesario. Un beso de Vicent.
Querido Vicent, me ha gustado mucho eso que dices al final, del camino en que nos encontramos los dos, creo que lo has identificado muy bien, y me gusta cómo lo dices, me ayuda a entender.
No creo en cambio que deba venir Paco con las rebajas, y tampoco creo en esa ley del amo que desresponsabiliza al sujeto de su sufrimiento. Creo más bien en dejar vacío ese lugar de amo, y poder apuntar a otro significante amo, que no se llame ley, sino otra cosa, quizá una manera de sostenerse incierta pero eficaz, aunque no niego que la ley siga siendo necesaria, pero ya no como amo, sino como simple paje, guardián, acompañador, como prótesis para nuestras propias fallas.
en fin, un abrazo, y gracias como siempre.
Efectivamente yo también lo he llamado a veces "guardián" pero desde ambos dos lados de la hoja somos guardianes y transgresores. Piénsalo.
Un beso cariñoso y decirte que estoy completamente de acuerdo contigo, como casi siempre.
Disculpa, soy Vicent, es que ahora no tengo blog y puedo resultar enigmático.
Sí, pueder ser que dependa todo, del lado que se ve la historia, o se posicione uno. Un historiador diría que cualquier cosa acaba estropeándola el hombre, no siempre claro, y que depende de en que manos caiga, para que se avance o retroceda.
iluminaciones.
He creído entender después de varias lecturas de tu post que yo desresponsabilizaba al sujeto de su transgresión, en ningún caso, controlada pero cada sujeto ha de hacerse responsable de ella por eso te dije y ahora lo reitero que estoy de acuerdo contigo en casi todo.
Un fuerte abrazo de Vicent.
Me gusto tu blog, en especial esta entrada, me recordo una cita de alguien que insisto en olvidar:
"al final, no tenemos mas opcion que ser aquello que los demas quieren que seamos, o aquello que mas temen"
Qué interesante todo! La insumisión, la obediencia, esa exigencia infinita de justicia que está incluso en mis sueños, pero taambién ese reverso algo oscuro, la imagen del niño de la gorra, Kafka, siempre el Kafka del Castillo, del Proceso y de Ante la ley, de una manera especial, porque él siempre habla de eso, con más sutileza y ambivalencia que nadie, o mejor dicho, con mayor riqueza metafórica e interpretativa que nadie.
obediencia?, sublevación?, necesito primero ocuparme de mi propia vida y cuidar de la de los míos, después vemos.
Después de una cuarta lectura de tu artículo me ha venido a la memoria la obra Mamma Mia que está representándose ahora en València, el padre o uno de los padres y la hija (quizá es difícilmente entendible para una mujer, no lo sé) al despedirse de su amor porque esperan la próxima unión de la hija con otro hombre, el padre, pese a la obra en que sí lo hace por motivos estéticos, no puede despedirse ni defreudar directamente a la hija ni tampoco transgredir al Padre o a su conciencia amándola con el deseo. Quizá te parezca un poco absurdo pero la mayoría de los psicóticos estamos siendo o viviendo la vivencia de ser padres desde la niñez. Venga un beso Vanessa y hasta otra, ahora tengo un virus en mi ordendor espero no tardar mucho en comentarte tus artículos.
ayer el diario público regaló un libro de Zizek que habla sobre la insurrección...
ese pie no es de hombre?
Como me pedías el artículo Jerarquies, Möebius i antimatèria te diré que en un último término todo está bajo la cinta de Moebius, la realidad está entre nuestra conciencia y la realidad de la locura ¿qué es estar loco? verdaderamente Freud ya lo dijo, la "suciedad mental" que no locura está en la creencia de lo real, la "cordura" en que todo es fruto de nuestra conciencia. Hay que estar en todos los lados de la cinta, y sobre todo descansar en el lado más apacible. Un beso otra vez de Vicent, y espero que no tomes esta vez mis artículos como pulsiones, lo que pasa es que tu artículo da para un montón, desde lo mío, pasando por todos los que han escrito, hasta el libro que regala el diario Público. De todas formas disculpa las molestias, ya no te lo comento más, y si sale algo de otra lectura lo dejaré para tu próximo artículo.
Vicent.
hola! perdonad! stuve de viaje, y enterrada en trabajo y en proyecto que entrego el viernes!
gracias por los comments! Daniel, bienvenido! interesante esa tensión con el deseo de los otros, quizá haya incluso otra salida... aún lo estoy rumiando,
Dante, miraré ese Zizek insurrecto, y no! es un pie de mujer algo peluda
sí, Bel, tengo ganas de releerlos a ambos, Kleist y Kafka, pasando por esa furia que me lleva estas semanas,
a mí Ephemeral, si no me sublevo un poco, no me queda ni mi propia vida,
Iluminaciones, el domingo me escapé al Prado y me acordé mucho de ti en la sala esta permanente de la pintura holandesa!
Vicent, tus comentarios son siempre bienvenidos. Me gusta mucho eso de reposar en el lado más apacible. Encontré el otro día una referencia sobre el budismo que espero compartir contigo, a ver qué te parece. Ciertamente esa topología de la cinta de moebius es una buena salida a mi pregunta del post!
gracias,
v.
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