27.9.10

volviendo (cartografía de lo propicio)

at Yaeyama island by exquisite Tetsumaru
(most Indian photos by Phitar )

Espero que mi amigo no me lea aquí, porque me apetece mucho contar un sueño suyo que me explicó y en el que sigo pensando: en el sueño mi amigo es B. Bertolucci y se encuentra con Debra Winger dentro de su propia película. A ambos les resulta indiferente la muerte de John Malkovich. Lo inquietante, sin embargo, es la mirada de un otro abstracto, que él identifica como Paul Bowles, autor de la novela. La interpretación de mi amigo me resulta aún más bella que el sueño: el Otro, aunque no existe en lo real, lo hacemos presente, pues nos ha constituido en tanto sujetos barrados y a él nos referimos en tanto vivientes.
En psicoanálisis la figura del Otro (con mayúsculas) viene a significar la alteridad fundamental que nos constituye, todo aquello anterior y exterior al sujeto, que lo determina a pesar de todo. Es un lugar a partir del cual nos construimos (damos sentido a las cosas, encontramos nuestro deseo, descubrimos lo que queremos) pero que es exterior al yo, por eso es inconsciente. Que sea inconsciente no quiere decir que sea completamente desconocido, o inaccesible; muchas veces nos sorprende, y nos provoca un sentimiento de extraña familiaridad. Este verano leía una entrevista a un catedrático de neurología, el Dr. Francisco J. Rubia, en la que mencionaba una base neurológica para la espiritualidad, Lacan lo decía a su manera: dios es una instancia psíquica necesaria. Dios también es inconsciente. Me acordaba constantemente de eso en la India, donde la idea de dios parece sostener todo el resto, que tiene forma de caos. Ni dios ni el Otro existen en lo real, pero nosotros los hacemos presentes. Y ambos se alojan en nuestro cerebro. Hace unas semanas dios viajaba en rickshaw, montaba un búfalo negro, y una noche de lluvia monzónica, vi cómo resbala por la piel de un elefante en las calles de Nueva Delhi. .
La puerta de acceso a lo desconocido en nosotros se abre con la idea de una pregunta, los creyentes preguntan a dios, nosotros estirados en el diván, le preguntamos al Otro. Igual que sabemos que no existe en lo real, también sabemos que hay preguntas que el Yo no podría respondernos. A quien no es capaz de abandonarse, de soltar lastre preguntándo(se) y sólo acumula respuestas, -una encima de otra, una después de otra,- le está cerrada la entrada al misterio. Por eso los fanáticos, o los que se precipitan encontrando y llenando su vida de respuestas, los sabiondos y algunos new age viven alejados de lo espiritual, y en cambio otros no creyentes de naturaleza más curiosa, lo hacen participando de una especie de mística, quizá también diferente.
La realidad se halla tejida de una ficción necesaria que nos escapa, sin ella viviríamos en un mundo insoportable, del que dan cuenta algunos intrépidos y valientes, que viven cruzando umbrales, como aquellos personajes de Mátrix. Slavoj Zizek lo explicaba muy bien en su genial Pervert’s Guide to Cinema: no nacemos naturalmente en la realidad sino que nacemos en un mundo simbólico. Cuando nuestro simbólico se halla perturbado o sufre algún accidente, cuando el Otro nos falla, es la propia realidad la que se desintegra. La arquitectura de nuestra ficción se encuentra en nuestra manera de pensar y en nuestra memoria (no sé si alguien vio Inception!); los expertos por fin se han puesto de acuerdo: el cerebro es la interacción del organismo con el medioambiente, para las funciones mentales existe una predisposición genética, pero necesitan de un entorno propicio para desarrollarse – y ya sabemos que no siempre se da el caso... “Nadie controla lo que guarda en la memoria, el almacenamiento es muy dependiente de la carga emocional. La memoria explícita es muy inferior a la inconsciente. La mayoría de funciones mentales se desarrollan de manera inconsciente.” (Francisco J. Rubia) Y aquí vuelvo yo, reanudando mis preguntas, esperando que la cartografía me sea propicia…

7 comentarios:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Hace un mes tuve una sensación, Vanessa, como si alguien me observara o me cuidara desde otro plano, algo que yo no había sentido desde mi niñez, y digo que alguien me cuidaba porque no era nadie sino una idea o sentimiento que tenía o tuve de estar protegido ante un peligro, eso debe ser el Otro, lo que pasa es que es inconsciente y está en mí muy mermado, de todas formas me encuentro un montón de veces con casualidades o causalidades a las que podemos llamar el Otro, por ejemplo hacer el cuento que tengo en mi blog por la noche en el teatro cuidando la puerta, "Sol al teatre" y subir al autobús y ver una cita que luego retuve en la memoria y puse como colofón, son casualidades o causalidades que me pasan muy a menudo, aunque no tengo aquella de la que te he contado al principio que me hizo en mi niñez tener "seguridad en mí mismo", y que tras la irrupción de la escuela y del método científico empecé a olvidar como no dándole un valor importante, hasta que por fin llegué a borrar.

Decirte que sí que la memoria es inconsciente más que consciente y que he llegado a comprender que la muerte me abordará algún día y no yo a ella al igual que estas causalidades o casualidades de las que te hablo y que deben de ser el Otro.

Bien, Vanessa, un beso y te deseo que a tu llegada estés feliz por lo vivido, te he echado mucho de menos, y ya pensaba que podría perderte, bien, hasta el próximo articulo.

Pablo Miravent dijo...

Querida amiga:

Comparto milagrosamente ese delicado equilibrio zen entre razón e intuición. El camino del justo medio.
Un poco más allá del palabrerío técnico, un poco más acá del satori.
Siempre un placer, una delicia leerte.

el objeto a dijo...

Querido Vicent, yo también te he echado de menos, créeme. Y me gusta eso que explicas, algo protegiéndote desde otro plano: sí, a mí me gusta pensar que es un Otro tuyo que has aprendido a "domesticar" para que sea también un aliado, un ángel de la guarda, lo que tú quieras llamarlo. y esas casualidades, causalidades, me gustaría que nos explicaras más, quizá en tu blog, que las ordenaras un poco y les dieras un relato, una relación, un sentido tuyo de esos mezcla de buena filosofía y tu estilo propio. En fin, gracias Vicent como siempre por seguir ahí, abrazos.

Gracias Pablo! con ganas de volver a los blogs, mezclando razón e intuición, otro abrazo

Stalker dijo...

Bienvenida a tu propia cartografía, donde los surcos serán propicios esta nueva temporada...

Lo que dices de la India me hace pensar, activa ese pensamiento rumiante que no sabe decirse en lo inmediato pero que crece y nos interpela desde los márgenes, y nos invita a morar y de-morar el sentido... Gracias,


un abrazo

Cala dijo...

Hola Vanessa! que bueno que estas de vuelta! soy el pasaeltiempo, he cerrado mi blog porque no tengo demasiado tiempo para escribir, a partir de ahora firmo como Cala.

Alguna vez leí que desde que nacemos somos introducidos en la cultura, ésta se nos impone y condiciona nuestra forma de ver y pensar el mundo..me he quedado pensando en tu articulo..siempre me ha interesado aquello que Husserl nombra como "ir hacia las cosas mismas",sin conceptos pre-determinados..pero a partir de que el lenguaje se nos impone ya estamos condicionados, por lo que él propone su famosa reducción. Reducir y eliminar toda postura filosofica, toda tradicion, las palabras mismas que le atribuyen significado a las cosas y el lenguaje..

Estoy feliz que estes de vuelta!

Abrazos!

el objeto a dijo...

Gracias Stalker, por tus palabras y tus ánimos, releo precisamente ahora los Diarios Indios de C. Maillard,que me ayudan mucho a acabar de pensar mi viaje y desear los futuros, con pasajes fundamentales, "Saber que es preciso dejar de indagar -pues es recuerdo yu anhelo toda búsqueda- y hallar el modo, simplemente, de invertir la mirada"**

Hola Ca(r)la! qué grata sorpresa!! sí, ya me di cuenta de que cerraste el blog (he de reactualizar mis links, pero os echo de menos...)
No sé si esa reducción es más un anhelo, una dirección a seguir, más que un lugar de llegada o un objetivo alcanzable, pero en todo caso a veces es un ejercicio necesario y liberador, otras es mejor mirar el mundo a través de esos filtros y explicarlo a través de ficciones y palabras, apoyarse en la tradición, y con ella conseguir llegar más lejos.. Quizá la vida sea un saber alternar y transitar por esos diferentes lugares y lenguajes, manteniendo la libertad. Gracias por pasarte y comentar, me ha hecho ilusión leerte!

abrazos

Anónimo dijo...

Me ha encantado esa frase de Maillard (que también leo) "Saber que es preciso dejar de indagar- pues es recuerdo y anhelo toda búsqueda- y hallar el modo, simplemente, de invertir la mirada".
Me alegro de tu vuelta.
iluminaciones.