1.11.10

la libertad de la renuncia

photo by masaaki miyara

A finales del siglo XVI en China, coincidiendo con el fin de la dinastía Ming, vivió un filósofo audaz y singular llamado Li Zhi, 李贽. Uno de mis pensadores-sinólogos favoritos, Jean François Billeter, le dedicó hace unos años un estudio, Li Zhi, philosophe maudit (1527-1602), que he estado leyendo estos días. Este curso, en el marco de nuestro trabajo en El Color del Viento, me he propuesto profundizar un poco acerca de la postura -que se puede incluir dentro de una corriente del pensamiento chino (en especial el budista chan, pero no sólo)- de renuncia a toda posición de saber absoluto y renuncia al sentido (que no es lo mismo que a la renuncia a la palabra) y que yo relaciono obviamente con la práctica del psicoanálisis. Esta renuncia por parte de muchos intelectuales chinos de diferentes épocas llevó implícita la renuncia a un lugar o una posición de prestigio y reconocimiento social. Tal y como señala Billeter, el saber funcionaba en una sociedad como la china como "capital simbólico", (igual que el prestigio, renombre o los contactos), capital que podía ser transformado o reconvertido fácilmente en capital económico y bienes de acumulación, es decir que era un instrumento de poder, con todas las de la ley. La posición intelectual y vital de Li Zhi siempre estuvo marcada por ese no-lugar y por una voluntad de permanecer fuera de la identificación a cualquier escuela. No empezó a escribir hasta después de los 50 y en los títulos de sus libros ya se refleja su conciencia y actitud rebeldes: Libro para quemar (Fen shu 焚书) y Libro para esconder (Cang shu 藏书). Explica Billeter que fue un escritor conocido durante su época, pero que la censura de la dinastía posterior a los Ming, los manchúes, lo hizo caer en el olvido, con la excepción de algunos espíritus curiosos. En el s XVIII Li Zhi es un autor que se lee a escondidas, aunque en el XIX no aparece mención ninguna. A principios del s XX algunos de sus textos son publicados en una revista progresista revolucionaria de Shanghai, y jóvenes chinos empiezan a leerlo a raíz de otro intelectual japonés iniciador de la reforma Meji que lo cita. Hacia los años 20 aparece una biografía suya de manos de un intelectual del Movimiento del 4 de Mayo y en 1936 se reedita su Libro para esconder. Más tarde estudiosos chinos y japoneses lo vuelven a poner en los libros de historia de la filosofía. Después del parón de la Revolución Cultural hay que esperar a 1973 para que vuelva a recuperarse. Me encanta porque en el libro de Billeter aparece un Post-Scriptum en el que el autor confiesa que una persona conocida, cuyo juicio él respeta mucho, le reprocha el haber quizá idealizado el personaje de Li Zhi, exagerado su singularidad y haberle otorgado un rol demasiado importante y destacado para su época, habiendo forzado su visión e interpretado su carácter impulsivo y su gusto por la provocación, como un sistema de pensamiento estructurado. Billeter no lo acaba de negar “Li Zhi no hubiese sido un filósofo maldito si hubiese llegado a conceptualizar su pensamiento, y dominar su experiencia. Hay una parte de fracaso en su aventura. Podemos decir que su importancia es menor que la de otros pensadores de su época, y es legítimo verlo así. Pero el fracaso puede incluir también una forma de grandeza. Y creo que su fracaso lo acerca a nosotros más que otra cosa. Volveré sobre esto” Y así termina el libro.
Li Zhi llega a Pekín a sus 40 años con un puesto de en el Ministerio de Ritos. Hasta entonces siempre había sido refractario a los estudios, a la verdad oficial o a lo religioso, pero allí dos funcionarios amigos lo acaban convenciendo para que lea el Sutra del Diamante y con ellos descubre la obra de Wang Yangming, y la filosofía budista de la vacuidad, que son para él una revelación, aunque haga luego suyas otras lecciones del budismo más radical, el Madhyamika o sistema del medio. Para Wang Yangming, otro exiliado, condenado por sus enemigos políticos a un puesto de funcionario de correos, la iluminación fue entender que no existen verdades exteriores sino que toda verdad se encuentra en la autonomía moral propia de cada individuo, Él fue sin duda, gracias a su lectura budista, el pensador de la subjetividad, para el que ésta significaba, ante todo libertad, y no sumisión de una conciencia a otra.
La historia biográfica de Li Zhi está llena de encuentros y personajes, que por admiración o desprecio, van contribuyendo a que él se autorice a crear un sistema de pensamiento propio y acabar desarrollándolo a través de la escritura. Al final de su vida deja a su familia y se instala en un monasterio, pero allí tampoco se acaba de identificar con los monjes. ¿No enseña la filosofía de la vacuidad que el sujeto adquiere su soberanía cuando renuncia a identificarse con ninguna de las realidades que plantea?

15 comentarios:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

El problema de la renuncia, no sólo de la verdad o del conocimiento sino ante el discurso del otro, que somos nosotros mismos, pero hay veces y pongo de ejemplo a mi suegra, que por la negatividad o el goce de una persona allegada estamos, aunque lacanianamente la hayamos elegido, estamos sufriendo su libertad, la renuncia ¿cómo debería ser? ¿cómo puedo obviar el discurso negativista y de reproches ante su hija, mi novia? la verdad es que ya Lacan señala que no hay comunicación entre madre e hija, pero una persona que centra toda su vida en su hija y no quiere encontrar amistades, y es psicológicamente muy dependiente ¿la verdad está en mi elección individual? ¿o hay una realidad externa a mí? ¿o he de tomármelo con renuncia y dejar que riña sistemáticamente a mi novia? Cada vez pienso más que el otro existe como ente que choca contra nosotros, pese a que cuando estoy en consonancia con mi equilibrio lo vea como parte de mí.
El problema del otro es muy pero que muy complicado y nadie, absolutamente nadie puede negar ni afirmar nada al respecto.
Vivimos con el otro a pesar nuestro y otras veces con nuestra dicha.

Bien Vanessa te dejo por hoy un poco quemado por toda una tarde con esta persona y sus arbitrariedades para evitar la soledad o el hecho de enfrentarse a sí misma ¿la he elegido yo?
Sí y no. La vida es contradictoria y paradójica.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

La relación con el otro es la que nos da la dicha y la desdicha. Ese es el misterio.

el objeto a dijo...

hola Vicent, yo creo que a una suegra no se la elige, no, pero quizá la elección más importante no es la de las personas cuando las conocemos, sino las decisiones que tomamos después y dónde y cómo logramos situarnos frente a sus exigencias, que como tú bien dices, no son siempre razonables.
En cualquier caso adhiero totalmente a tus conclusiones finales, la has elegido y no la has elegido, la relación con el otro es la dicha y la desdicha, así es la vida. No hay blancos o negros, sino blancos, negros, y grises. Ayer leía un dicho Zen, "un buen padre no es un buen padre", decían, el que piensa que es un buen padre no lo es, puesto que siempre se puede esforzar uno por se mejor... Me gusta el zen, intenta ver las cosas sencillas cuando muchas veces no lo son, pero intentar verlas así ya me ayuda.
un abrazo Vicent, y gracias por pasarte.

Stalker dijo...

Vanessa (te llamaré así en lugar de "el objeto a", si te parece bien...):

exquisita entrada, como siempre.

Quedo con una curiosidad infinita por leer más de Li Zhi y de su pensamiento, y por acudir a sus propios textos, que imagino no serán fáciles de conseguir...

La renuncia, la aceptación de la vacuidad, el descondicionamiento: formas todas de inquietar lo que somos en raíz, en lo hondo calcinado y en la lengua que apenas acierta a traducirnos.

Muchas veces me ha asombrado cierta tozudez etnocéntrica que asimila el gesto de renuncia al nihilismo y la aceptación de la vacuidad a una suerte de "vida vegetal". Y hay tanta plenitud, tanta afirmación de la vida, en esos, no me atreveré a decir conceptos o ideas, sino gestos: gestos que invitan a una vida otra, la vida del otro: quizá la hospitalidad sin condiciones que empieza en la alteridad irreductible del rostro del otro al atravesarnos en esa vertiginosa dialéctica de arraigo-des-arraigo.

Tu entrada dispara la imaginación y las ganas de abrevarse en ese mundo tan distante, y asimilar ahí el movimiento de desidentificación y descreencia, para entregar las armas ocultas en nuestro lenguaje y acceder a cierta desnudez del acontecer, a cierta lengua venidera y hospitalaria.

Abrazos

Isabel Mercadé dijo...

No sé casi nada de filosofía china, pero tu entrada me ha llevado muy lejos, a la infancia, leyendo en la cama, en una de esas benditas gripes, la historia de Confucio (adaptada para niños, claro) que me hacía soñar con paisajes, voces, caminos tan distintos. Tu entrada también ha conseguido eso, la evocación de algo lejano y, además, de eso otro tan cercano. Situarse en el margen como opción no está tan lejos de algunas alternativas occidentales.
un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Vanessa, soy Albert. Me ha hecho mucha ilusión saber que la lectura de ese texto de Billeter, injustamente olvidado, te ha sido tan propicia. Tu entrada es excelente y he disfrutado mucho, te lo aseguro. Te debo un correo, lo sé. Confío en poder corresponderte muy pronto. Ya lo ves, no soy un ejemplo de fidelidad epistolar...

frikosal dijo...

Curioso personaje y sorprendente filosofía, siento que finalmente, después de abandonar a su familia para irse al monasterio, tampoco encontrase su lugar allí. Viendo su perfil yo le hubiera recomendado la vida eremítica, y tomo nota ¿quien sabe si algún día me iré a las montañas?

el objeto a dijo...

hola Stalker, sí, me encanta que me llames Vanessa, (cuando puse el nombre al blog yo intentaba nombrar lo que era el blog para mí, y luego me di cuenta que se leía como nombre mío!)
Lo que señalas de esa lectura "incorrecta" de la renuncia como nihilismo, tomando la falta de objeto como objeto mismo taponador, en vez de como desapego liberador, siempre me ha resultado esencial, el darle la vuelta, me refiero. Fue mi descubrimiento chino, y cuando vi que Lacan lo había conceptualizado mejor y antes que algunos orientalistas, me decidí por el psicoanálisis en vez de la sinología! El librito sobre Li Zhi es precioso y está lleno de sus textos, está en francés y en la biblioteca de la Pompeu Fabra hay uno o dos ejemplares, porque el libro cuesta unos 70€, Creo que sí,que te gustaría el personaje y su mundo. Gracias por tu generosa lectura, que también es hospitalaria y acontecimiento.

Bel, gracias por compartir esa evocación tan amplia que une lo lejano y lo más cercano

querido Albert, la escritura de Billeter me produce una emoción bien china, de esas intensas pero contenida, el personaje ya me había interesado y este estudio me encanta. Pensé que estabas perdido! me alegro de leerte, y leerte aquí es un honor, ya lo sabes. Cada uno es fiel donde quiere, donde puede... Me gustará saber de ti pronto, abrazos

Doctor, efectivamente él pensaba que la llegada al Monasterio del Champiñón le daría la tranquilidad ansiada y no es así del todo, pero él sigue militando por su independencia, y acaba escribiendo unos textos muy buenos, encontrando su lenguaje. Hay unas anécdotas buenísimas, ya sabes que yo siempre te relaciono con estos personajes chinos exiliados en las montañas. No sé si algún día te irás a instalar físicamente en ellas, en el corazón ya hace tiempo que las habitas...
gracias por la visita!

Anónimo dijo...

ahora estaba asociando la renuncia al deseo. Creo que cada ocasión que se nos presenta tiene que tender a un posible equilibrio o sus cercanías, cosa que no es siempre fácil. La renuncia, gran palabra, pero a la vez, exigente.
iluminaciones.

J.g. dijo...

me gustó, aunque tomé tijera

Arturo Borra dijo...

Hola, desde hace un tiempo vengo leyendo en silencio este blog que recupera gratamente una perspectiva psicoanalítica que extraño y quisiera ver más presente en España.
Poner a dialogar psicoanálisis y budismo me parece extraño, pero se me ocurre que en ambos casos el cultivo del desapego, la renuncia a sí como instancia absoluta (¿no es eso acaso el descentramiento), es imprescindible para una práctica de escucha y, en cualquier caso, para una práctica de libertad.
Es un problema extenso y más si inscribimos el saber en la problemática del otro.
En cualquier caso, seguiré leyendo por estos lares... Un placer.
Saludos,
Arturo

Cala dijo...

Hola Vanessa! la frase "la libertad de la renuncia",tiene sonoridad, es hermosa, como hermoso es poder renunciar a todas aquellas marcas que nos atan, a los dichos del Otro. Renunciar a la linealidad del destino, de la rutina, de la profesion. Renunciar a estar sujetados y ser solo sujetos..

Lindisimo post!

abrazos!

el objeto a dijo...

hola Iluminaciones, creo que precisamente lo que hace Li Zhi es renunciar para preservar el deseo, pero la renuncia al deseo, eso también es verdad, es necesaria muchas veces en pro de ese equilibrio necesario. O tal vez sea mejor hablar de renuncia al objeto deseado, y en cambio no renunciar a seguir deseando? gracias por la visita

J.g. y Arturo Borra, gracias por dejar huella de vuestra visita. Aruturo sí, sitúo el lazo entre budismo y psicoanálisis en aspectos como los que tú mencionas, gracias por tus ánimos.

hola Cala!
sí, a mí también me llegó la sonoridad de la frase ;-)
Gracias por lo que dices, que me ayuda a seguir adelante, Es la paradoja de la libertad, que requiere de un precio, de sus renuncias. A veces uno se siente infeliz observando lo que pierde, por eso es importante saber lo que uno gana, me apunto lo de no ser sólo sujetos! me ha gustado mucho!
abrazos

sebas dijo...

Hola! Me ha interesado mucho su artículo sobre el filósofo chino Li Zhi, que por cierto no conocía. Tengo la impresión de que sus libros no deben de estar publicados en castellano y ni siquiera que el del autor francés que nos lo trasmite (Billeter). En el caso de que me equivoque y alguno de estos libros esté traducido pues me gustaría pedirle que fuera tan amable de reseñar la publicación. He buscado en la red y apenas hay alguna referencia breve, siempre alrededor del libro de Billeter.
Por lo demás he comenzado a leer su blog... me ha interesado mucho y pienso ir leyéndolo poco a poco; según lo vaya leyendo podré comentar algunas cosas más. Muy agradecido por el trabajo que realiza. Sebas.

el objeto a dijo...

Hola Sebas,
Gracias por su comentario y su lectura. Como verá no mantengo nada activo el blog desde hace meses.En cuanto al libro de Billeter sobre Li Zhi está publicado únicamente por una editorial suiza en francés y es muy caro, unos 70€. Tampoco es nada fácil de conseguir. En castellano de ese autor que yo sepa sólo está Cuatro Lecturas sobre Zhuangzi, publicado por editorial Siruela, es un libro pequeño, pero a mí me gusta mucho. Sino, en francés hay otras cosas, Chine muette,y Contre François Jullien. Puede ser que este ultimo esté traducido, aún no lo sé.
El personaje de Li Zhi es fascinante y yo aunque no tengo el libro en francés lo he consultado y es bueno. La visión de Billeter sobre la sinología es de lo más estimulante.
Gracias por su lectura,
saludos,
Vanessa