En respuesta a B. en su primavera de pitiminí
El libro de Lu Xun, Mala Hierba, empieza con una frase que me encanta: “Al otro lado del muro de mi jardín hay dos árboles. Uno es un azufaifo. El otro también lo es.
El cielo nocturno sobre ellos es extraño y lejano. Nunca había visto un cielo tan extraño y tal lejano. Parece que esté a punto de abandonar el mundo de los hombres, que de repente la gente alzará la mirada, y él ya no estará”
porque el muro ese chino que rodea todo jardín y toda edificación, dejando entrever por encima de sus tejas, las copas de los árboles y los tejados de las casas por las noches, me recuerda a una españa que no viví pero que siempre imaginé y soñé, y que pude recuperar un poco cuando regresando a mi casa en la plaza Sant Felip Neri, bordeaba el muro del claustro de la catedral de Barcelona. El azufaifo (Zizyphus Jujuba), Ginjoler en catalán, originario de China, llegó probablemente a Andalucía a través de la cultura árabe. Pekín está lleno de ellos, es muy común en los patios de los hutones, las casas tradicionales. Cuenta la leyenda que fue un emperador el que los hizo plantar en toda la ciudad para hacer frente a épocas de grandes hambrunas, debido a sus ricos dátiles, que se recogen en otoño. En España habían muchos en Granada, mi otra ciudad soñada. En Barcelona, en la calle de Bel hay uno, en el patio de un colegio, y sus dátiles caen y ocupan toda la acera, una vez pisados por los niños y madres que nada sospechan de tanto exotismo.
Hoy pensaba de nuevo en el flamenco y en esos textos del cante que para mi son como los juejus chinos, (los jueju son poemas de cuatro versos, que florecieron en la época Tang, y dieron paso en Japón a los famosos haikus), mientras escuchaba viejas grabaciones de camarón y las deliciosas y minimalistas sevillanas de Rocío Jurado (mucho mejor, por supuesto escuchadas)
Tiene una cinturita que ole, ole, qué te parece
Qué te parece, tiene una cinturita, ole con ole y ole,
Tiene una cinturita, que ole, ole qué te parece
Qué te parece
Al clavel la maceta, ole con ole, y ole,
Al clavel la maceta que ole, ole cuando se mece..
Quién fuera viento, para estarse meciendo, olé
Para estarse meciendo, ole, ole, y ole,
En cada momento
Mi novio es cartujano, mi alma pintó de loza,
Pintó de loza, que pinta palanganas, mi alma color de rosa,
Y así lo quiero, que pinte palanganas,
Que pinte palanganas, mi alma color del cielo
Rosa de pitiminí, cuatro o cinco en un ramito,
Cuatro o cinco en un ramito, se las tengo que poner, ole, ole, ole,
Rosa de pitiminí cuatro o cinco en un ramito
Se las tengo que poner, ole, ole, ole, ole,
Se las tengo que poner, a San Antonio bendito
Lo tiré al pozo, mi alma, lo tiré al pozo,
Lo tiré al pozo, el clavel que me diste, ole mi alma, y ole,
El clavel que me diste, Lo tiré al pozo,
Lo tiré al pozo,
Yo no quiero claveles, yo no quiero claveles, y ole,
De ningún mozo…
Ay que me pesa, el rato que lo tuve, ole, ay que me pesa,
El rato que lo tuve, ay, en la cabeza
Y me acordé de este Wang Wei tan flamenco,
He pasado por mil portaladas y puertas,
He cruzado por doquier pueblos yk aldeas.
¡Tantas veces tintinearon los jaeces al trote!
¿Quién se suelta ahora el pelo en la montaña?
Los jaeces, según la traductora A.H Suarez, eran de ágata, y su tintineo indicaba la elevada posición social del jinete. El pelo suelto, en esos tiempos en que los hombres llevaban el pelo largo siempre recogido y cubierto, implicaba abandono de la vida mundana y las convenciones sociales.
Y para cerrar el paréntesis nocturno, de nuevo Lu Xun en el prólogo a su Mala Hierba.
“Cuando guardo silencio me siento pleno, pero tan pronto como abro la boca para hablar siento el vacío. La vida pasada está muerta. Esta muerte me llena de alegría porque demuestra que la vida pasada existía. La vida muerta se pudre. La putrefacción me llena de alegría porque demuestra que la vida no estaba vacía. (…) La mala hierba no tiene raíces profundas, ni flores bonitas, pero es capaz de recoger el rocío y la lluvia, y de absorber la carne y la sangre de los muertos, desafiando todos los esfuerzos por exterminarla.”
Y olé…
9 comentarios:
Llegó la llamada desde el otro lado de las montañas! Cómo sabías de mi historia de infancia con las azufaifas o azafaifas? Es la segunda escena de ese libro tentativo que escribo y reescribo sin avanzar. Y yo me sé esa canción Lo tiré al pozo! diría que la cantaba Concha pero no puedo jurarlo. Pero lo que se ajusta "exácticamente", es decir, carrollianamente a mi état d'âme de extraña primavera es ese fragmento chino erostanatiano del final, quelle merveille! Buscaré esa versión de Camarón, sin duda! Si es que me tocaba recuperar ancestros o fantasía de ellos, si no paro de oír galope de caballos y con esta luz!
Debo confesarlo, contraviniendo mis principios, he escuchado esas sevillanas de RJ y me han encantado! No era Camarón, sino ella, tan en fin...
En cambio otros links me fallaron, y esa españa soñada ¿siruela?
Bel
no sabía de tu historia con las azufaifas!! pero siempre agradezco encontrarme con el de tu calle, y me recuerda a pekin, y a la primavera pasada, con nuestros primeros tés. Ya arreglé los descuajeringados links, no quedaba ni uno en pie! la Jurado era magnífica cuando se ponía flamenca, y estas sevillanas son una joya, me alegro te gustaran. Camaron tiene unas preciosas también...
besos desde la montaña
oh..!
Hay un azufaifo en mi calle y yo sin saberlo? Dime dónde?????? Yo sólo conozco la fruta, no el árbol, oh dime, dime, dónde está?
ayer mismo me metí en intimidades y encontré una historia de amor extraña entre dos seres que me gustan, aunque todavía, por desconocidos, son misteriosos para mí...hoy estas dos señoras emparentadas, insufladas por vaya a saber qué vientos, descargan dos posts de quitar el aire.
y no digo olé porqué me huele a toros y a sangre.
sí, bel(la) el azufaifo está en tu calle! Mallorquín sin isla? cacho de pan, has visto pasodoble? besos desde el frenesí del lance free..
sí, he visto pasodoble...de cabo a rabo.
Ja ja, mallorquín sin isla, gracias por el jaleo! A ver si me entero yo de intimidades
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