photo by azukibean
Una semana más sin Internet, no sé cómo sobrevivo a esta rentrée… menos mal que la semana pasada llegó el spécial ELLE francés, reconfortando un poco tanto vacío. Además de desvelar casi todos los secretos del glamour del invierno que llega, los libros recién publicados, y una entrevista que me gustó mucho a Marina Litvinovitch (“enemiga íntima de Poutin”, joven ex colaboradora del presidente ruso que después de haber trabajado durante años como consejera en el Kremlin ha pasado a formar parte de la oposición, como portavoz además de Garry Kasparov) había un artículo dedicado a la decoración de las consultas de los psicoanalistas (no voy a perder el tiempo explicando las diferencias de la prensa femenina francesa y española, pero ¿alguien se atrevería a imaginar algo así en ejpaña?) donde un arquitecto de interiores analizaba cada cabinet y el correspondiente psicoanalista parisino explicaba brevemente el por qué de sus objetos, muebles y organización espacial. He de confesar mi debilidad no exenta de fetichismo por esos lugares “sagrados” Ya antes de descubrir la consulta que acoge mis palabras cada semana en el barrio alto de Barcelona, y que sin lugar a dudas prefiero por las mañanas cuando la luz del sol entra de lleno aclarando todos los rincones, resaltando la claridad de las escayolas y las paredes, me había tocado dormir en ocasiones en la consulta de mi amiga psicoanalista M. que, estando yo de visita en su casa, desmontaba un precioso sillón chino y colocaba en el centro sobre la alfombra de su elegante despacho, una cama oriental en la que me parecía inevitable poder conectar con el inconsciente. Esa consulta tiene la elegancia de los despachos parisinos, objetos y carteles cuidadosamente elegidos, tapicería exquisita, un generoso y amplio diván, y esa armonía que sin duda favorece la escucha, la intimidad, y un cierto recogimiento. Fue también en su casa donde descubrí un libro fascinante de fotografías de las consultas de psicoanalistas en París, con una parte dedicada a los divanes, otra a los objetos y libros, otra a los espacios y perspectivas generales, todo un viaje en el que se evocan historias, personajes, lecturas, lugares lejanos, pasiones, y singularidades compartibles. Esa misma semana estaba leyendo los relatos de Natalia Ginzburg que me había pasado Bel. Había uno titulado La mia psicanalisi en el que habla de un análisis que duró un tiempo con un analista junguiano en Roma. No sé en qué año debía ser pero explica que la recibía siempre sentado frente a una mesa. Cada día sobre la mesa había un vaso de agua con un cubito de hielo y una corteza de limón preparado para ella. Lo curioso es que en aquella época, que debía ser la posguerra, nadie tenía frigoríficos en Roma, y para tener hielo había que traerlo de la lechería y romperlo con un martillo, por lo que el cómo hacía el doctor B. para procurarse diariamente el hielo fue un misterio que dejó siempre sin resolver. En los relatos de la Ginzburg su particular mirada sobre las cosas hace que la mirada del lector se transforme a su vez y adquiera un ritmo diferente y ralentizado que, como escribía hace unos días sobre el libro de Ollé, nos ofrece espacios para que se desplieguen los recuerdos y voces propias, completando las imágenes y ambientes con reflejos interiores. Como los reflejos de aquellos objetos lacados y las pantallas de papel de arroz en las casas japonesas del librito de Tanizaki, el elogio de la sombra,- “los orientales-dice- creamos belleza haciendo nacer sombras en lugares que en sí mismos son insignificantes. Creo que lo bello no es una sustancia en sí, sino tan sólo un dibujo de sombras. Leer a Lacan (que desde ahora podríamos llamar, gracias al ingenio oral de Cacho de Pan que me hace tan feliz, Yak La Khan ) me ayudó a ratificar la intuición que siempre tuve acerca de la importancia de las relaciones especualres no sólo con personas, sino con objetos y lugares. Y todo lo que tiene lugar en ese terreno pantanosos que aparece entre el reconocimiento, la identificación, la proyección, investimiento e introyección. No sólo con su estadio del espejo como proceso formador de la función del yo a partir de la imagen del otro semejante, sino ya todo lo que se articula alrededor de la función de lo imaginario, del fantasma y su función anudadora del sujeto con la realidad. Está claro que en mi relación con china hay algo de todo eso, china como un significante que intento desvelar una y otra vez. Porque como dice el maestro La Khan , si se quiere hacer un trabajo verdaderamente analítico, verdaderamente freudiano, hay que hacer la distinción entre el significante y el significado, y saber que ningún significante equivale a un significado único.” El hombre es hombre porque se enfrenta con problemas que son propiamente problemas de significantes”, éstos introducen en su mundo un sentido nuevo, y a través del símbolo cruzan el curso de las cosas para darles otro sentido. El significante no reproduce las situaciones, sino que las transforma, las recrea.
Después del libro de la semana pasada me he hecho hace unos días con el apetecible estudio del mismo Manel Ollé, La Empresa de China, sobre la empresa española que tras la conquista de Filipinas, soñó a modo de espejismo, con la conquista de China a finales del siglo XVI. El libro, dice Ollé en el prólogo, trata de aquella quimera, pero también de cómo era la china a la que querían acceder los españoles, la que imaginaban, de las circunstancias que determinaban las relaciones en esa zona entre portugueses, piratas, conquistadores y los gobiernos de la dinastía Ming, así como los debates jurídico-teológicos que se suscitaron sobre la legitimidad de la conquista. El relato de Ollé me ha hecho pensar en los delirios y espejismo de las noticias de hoy en La Vanguardia: ese Louvre diseñado por Jean Nouvel en el desierto de Abu Dabi, o las ciudades ecológicas que diseñan a pocos kilómetros de Beijing. Mientras preparo mi viaje de dentro de unos días a parís para la reunión anual de Psychanalyse en Chine donde se discutirá sobre esta im-posibildad que se va haciendo posible y esta tarde celebraremos la supervivencia de nuestro jinjoler
june swoon
Hace 10 años
10 comentarios:
Objeto! :) Te leo y te comento.
Leí las "Pequeñas virtudes" distraidamente hace unos años. Seguramente tenía la cabeza en otra parte porque ahora que lo he vuelto a leer por recomendación de Zbel, me ha gustado mucho, mucho, mucho.
ay pequeño objeto, gran mujer/persona! corro a comprar el elle, porque ayer mismo he caído en la tentación del vogue refinadísimo italiano (sólo una foto de la uma thurman vestida por valentino o los delirios españoles de galiano, ya valen lo que me costó la gordísima revista)
significante, significado, cuándo hablaremos en profundidad de ese tema tan espinoso?
hola nomesploraria! sí, yo también tengo ganas de leerlo. Como dice Bel, es increible que sea una autora tan poco publicada y conocida, es maravillosa. Gracias por la visita.
Cacho, el Elle francés es semanal, así que no estoy segura de que esté aún en los kioscos. Significante-significado: profundizaremos cuando quieras frente a un delicioso capuccino o té chino ;-)
la omnipresencia de tu China: té chino o capu-chino. lo mismo da.
por qué la ginzburg no me atrajo cuando me acerqué a ella? debería reintentarlo? serían pésimas traducciones?
yo lo que leí fue en italiano, y como no lo entiendo todo creo que la lengua me gusta más, los textos están llenos de esas sombras de las que hablaba, y esos rincones hacen que aparezcan otros lugares y voces. Pero sin duda una mala traducción puede ser mortal
Cherí, quiero que me cuentes cosas de lo que cuentan los que cuentan del inconciente chino.
Please, más...
Chapuis
querido Chapuis, te puedo contar algo de lo que ya les escuché en parís, y sobretodo a mi regreso de parís después del 1 octubre, en que espero haber escuchado más y más... además de la página de psychanalyse en chine, está la de wwww.lacanchine.com llena de artículos, textos y testimonios. Yo viajé hace un verano hasta la lejana ciudad de Chengdu en busca de psicoanalistas chinos y pasé un día con dos de ellos! Lo que yo pensé que era un invento de mi cabecita loca, descubrí con sorpresa que estaba en la cabeza de más gente, incluido monsieur Lacan.
Merci por la visita!
Muy bueno lo de Yak La Khan, me encanta... y me recuerda a que los srebios escriben las palabras extranjeras como a ellos les suenan, por ejemplo APARTMAN significa apartamento y Shekspir es Shakespeare
Y que bonitas ilustraciones.... y como os divertis en mi ausencia y cuando llegue os habreis ido... solo habra cohetes de la merce, che orrore, me volvere monacal y me encerrare a escribir secandome las lagrimas con la manga (o alli aun hace calor?)
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