16.2.09

lo difícil es detenerse


Tintin, regalo de Martina
Su Dongpo decía que algunos libros no deberían darse por acabados hasta haberlos leído varias veces, ya que en cada lectura uno puede centrarse y descubrir diferentes aspectos esenciales. A mi me pasa con algunos libros y también con ciertos autores, como es J. F.Billeter. Retomo estos días su maravilloso ensayo, Cuatro lecturas sobre Zhuangzi publicado por Siruela en esa colección de libros pequeñitos y traducido por Anne Hélène Suarez. Creo que hay algo de lo que leí hace tiempo que hace eco con mis preguntas de ahora. Su lectura fue una revelación cuando trabajaba en un espectáculo extraño de creación propia, La felicidad no ha hecho feliz a nadie, con música de Bach. Hacia el final del ensayo Billeter proponía una lectura de Zhuangzi polifónica, semejante a la de la escucha de Bach, cuya complejidad no está en los elementos sino que resulta de su combinación. Billeter acude a esta misma idea de re-lectura para elaborar algo nuevo y subversivo en su trabajo de sinólogo y sobretodo de pensador: y es que más allá de su interpretación y exégesis de la obra del enigmático e interesante autor que fue Zhuangzi, Billeter lo que hace es mostrarnos otra manera de leer, no sólo un texto, sino también la realidad. Al inicio del libro presenta en varios puntos su método: cuando abordo un texto no me pregunto qué ideas desarrolla el autor sino de qué experiencia particular o de qué aspecto de la experiencia común está hablando. Para él un filósofo es un hombre que piensa por sí mismo, y que toma como objeto de su pensamiento la experiencia que tiene de sí mismo, de los demás y del mundo, que se informa de lo que piensan o pensaron otros antes que él, que es consciente de las trampas del lenguaje y por lo tanto lo utiliza de un modo crítico. Ahora bien, el lector puede asimismo unirse a él, haciendo uso de su experiencia por su cuenta. Para el segundo punto de su método Billeter se refiere a Wittgenstein: la dificultad, el mérito del pensador no estriba en encontrar la solución sino en reconocer la solución en lo que parece ser sólo la premisa. La dificultad se debe, según el filósofo, a que esperamos equivocadamente una explicación cuando es la descripción la que constituye la respuesta. Eso es lo difícil, detenerse. Insiste en eso en numerosas ocasiones a lo largo de su obra: hay que saber detenerse en la descripción. En el psicoanálisis ocurre algo muy parecido. A menudo volvemos una y otra vez sobre lo mismo, sobre lo dicho y evocado un millón de veces, y parece que nada nuevo, que ninguna respuesta pueda surgir nunca de ahí, cuando es en el seno de la descripción donde reside la clave que acaba descifrando el engima. El psicoanálisis apuesta por ese saber subjetivo y en eso también es subversivo.
Hay otras conexiones lakhanianas, quizá por eso Billeter pueda concluir en las últimas páginas que del Zhuangzi emerge un paradigma, nuevo para nosotros, del sujeto y la subjetividad. Si la representación del sujeto que ha dominado nuestras tradiciones religiosas y filosóficas, así como nuestras concepciones psicológicas, es la de una instancia autónoma y activa, pero cuya actividad puede convertirse en pasiva, de ahí la idea de las pasiones, en Zhuangzi lo que llamamos sujeto o subjetividad aparece como un ir y venir entre el vacío y las cosas. Ese vacío nos ofrece la posibilidad de redefinir y cambiar, de dar significado a nuestro mundo a través de lo que hagamos con él.
Mientras pensaba en todo esto leí el interesante y bonito post de hace unos días de elPasaelTiempo acerca de un texto de Derrida, Dar (el) Tiempo, donde aparece la idea de que el tiempo no es nada en sí, es un vacío (por lo que no se puede dar, tomar, poseer) y que de ser algo sería, metonímicamente, las cosas con las que lo llenamos. Durante años he pensado que mis trabajos fiduiciarios me tomaban todo el tiempo, como hace el rey con Madame Maintenon en su trampa neurótica, despojándome de todo lo mío. El análisis, en su trabajo des-identificatorio, permite detener el reloj tirano y neurótico, dejar de ver la realidad como un todo y aprender a transitar ese vacío que nos permite, en último lugar, darle un sentido a nuestro tiempo.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace un par de meses le escribí una carta a mi antiguo profesor de chino. Agobiado yo también por mis obligaciones fiduciarias, le comentaba que me gustaría tener todo el tiempo del mundo para poder dedicarle más tiempo al chino, a la caligrafía y a la lectura. Me contestó que él desconfía de tener tiempo libre y que prefiere bregar con el día a día y los ratos que le quedan disfrutarlos plenamente dedicándolos a lo suyo. No me acabó de convencer, pero no dejo de reconocer que hay resonancias de razón en su planteamiento. Ahora que, es un practicante irredento del wu wei 无为, tiene cuatro hijos y vive en el monte en una casa con placas solares. Igual el que está descentrado soy yo.

Belnu dijo...

Esa dificultad de detenerse me resulta tan familiar! Era una sensación de mi análisis ese dar vueltas y vueltas a un tema hasta el casi hastío y la resistencia cuando, de pronto, un día, de pronto al fin veía algo que no había visto en todo el tiempo, entendía lo que me estaba diciendo mia nalista, como si hubiera subido el volumen de la mudez.
´Sí, lo difícil es detenerse también cuando alguien pasa como yo por encima de las cosas, viendo sólo fragmentos, oyéndolas a trozos, sin la atención necesaria por temor a qué? Y aún así de pronto aparecen, ahí mismo, en la esquina o en la semivigilia

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Sí, a mí también me ha pasado que he oído múltiples veces decir algo a mi psicoanalista y no he llegado a comprenderlo hasta años más tarde, y yo mismo había realizado el esfuerzo de entrever esa verdad, por lo referente al vacío también estoy de acuerdo contigo, el vacío es el camino, en mí ha sido un camnino de creación, las verdades, mis verdades me han llegado por mi afán de interpretarme e interpretar los medios discursos, y la paja más que el sentido último de lo que leía u oía. Aunque disiento un poco en esto del tiempo, sí, es cierto está muy bien planteado, damos lo que no tenemos pero ¿a quien? si no hay tiempo para con el engaño de toda conquista llegar a la persona amada, primero te invade, cuando estás sin tiempo, una pequeña nostalgia de lo que podrías hacer, después ya te ahoga la soledad de saber que estás viviendo como no quieres, eso sí, si durante ese dar lo que no se tiene se tiene a quien dárselo es muy soportable. Lo malo es la anomia, la soledad de quien no ha penetrado todavía en el alma de una mujer, o no la disfruta.
Bien, Vanessa te dejo, también ha llegado a mí este discurso de Carla y el tuyo propio, pues ahora estoy un poco encerrado en mí mismo por falta de tiempo. Chao, besos.

Anónimo dijo...

Me evocó muchas cosas tu comentario...el "hacer sin nombre" cotidiano en el que nos perdemos si no nos rescata un poema, una música, "la escucha de un analista", la escucha de un analizante...Hacer sin nombre,es grave. Por mi análisis sé que es más grave de lo que yo pensaba...se paga y demasiado. Alienarse, estúpidamente, "pasarla bien" que no es lo mismo que "vivir bien", se paga caro...Disculparse y no querer pagar...no sirve. Xi Ching me lo enseñó...con ironía...(cuento 1)
Saludos Diana

nomesploraria dijo...

"un filósofo es un hombre que piensa por sí mismo, y que toma como objeto de su pensamiento la experiencia que tiene de sí mismo, de los demás y del mundo, que se informa de lo que piensan o pensaron otros antes que él, que es consciente de las trampas del lenguaje y por lo tanto lo utiliza de un modo crítico"

Jo!

Un día me dejas ver tu ejemplar de El Loto Azul en chino

el objeto a dijo...

hola jardinero, yo también sueño con el tiempo libre pero es cierto que luego vienen épocas sin tiempo y uno consigue montárselo de otra manera Por eso me ha gustado la imagen de un vacío moldeable,
al final el wu wei tiene algo de eso, no tanto el no actuar, como el hacer las cosas de manera que luego lo que deseamos realizar pueda hacerse con facilidad

sí Bel, yo también me pregunto por ese temor, hoy he tenido la sensación de que en estos momentos todo estaba como cuando se revuelve el fondo de un río y el agua, en vez de transparente, está toda turbia y hay que esperar a que algo se pose para ver el fondo... a ver qué tal por madrid, bon voyage!

hola Vicent, sí, tienes razón, a veces la falta de tiempo, la falta de interlocutor o de otro con el cual relacionarte, en el caso de esa soledad que evocas, hace que uno no pueda más que sentirse dando círculos sobre unos mismo, el vacío es necesario, pero sólo para poder llenarlo, transformarlo, habitarlo... si es solo vacío más vacío, deviene la angustia y la falta se hace insoportable. un abrazo fuerte

hola Diana, me han intrigado la lección de Xi Ching, pasaré a leerlo. Como dices, el tiempo por muy vacío que esté pasa su factura de realidad, e inexorable, pasa factura...

hola Nmpl! creo que ya te comenté que mi versión del loto azul se la compré a un viejito en un mercado y estaba todo machado de aceite de sésamo, aún su olor es fuertísimo! la foto de la imagen es una postal que me regaló una amiga, sin aceite ni sésamo :-)
el Billeter te gustaría, desconfía como tú de los habladores esotéricos y populistas
petons

Ser-ahi dijo...

Hola objeto a! Qué bonito cuando dices " Ese vacío nos ofrece la posibilidad de redefinir y cambiar, de dar significado a nuestro mundo a través de lo que hagamos con él." Y desde hace ya mucho tiempo esa idea de hacer algo con nuestro mundo me ronda por la cabeza. Porque antes de conocer el psicoanálsis creía que había un solo mundo y encima, habitado por máquinas, no por personas. La rutina había invadido mi vida por completo, yo misma era una réplica de algún Otro, que no era yo.
El año pasado, durante todo el año mis sesiones de análisis rondaron en el asunto del tiempo y de la posibilidad de frenar, de detenerse. Antes no conocía esa posibilidad, estaba (vivía) sumida en un vértigo existencial. Nunca había el tiempo suficiente, nunca las cosas bastaban, siempre faltaba algo que impedía detenerme y descansar.
Por suerte, mi analista fue introduciendo algo de su mundo en el mío, y así pude detenerme. Es sumamente difícil, pero si uno no puede frenar y pensar, tarde o temprano el cuerpo se pone en juego y es él quien te obliga a parar. De allí todas las enfermedades psicosomáticas; la única forma de que el cuerpo se haga escuchar en un mundo sumido en la locura de lo rápido y perfecto, de la producción y de la masificación, es enfermando.

Muchas gracias por citarme en tu blog, me alegro que te haya gustado mi post!

Y me ha encantado el título de tu espectáculo, fue una obra de teatro? Se puede ver de algún modo? Sería interesantísimo!

Abrazos!

el objeto a dijo...

querida elPasaelTiempo, gracias por todo lo que dices aquí sobre tu experiencia, como siempre te digo a menudo encuentro resonancias de mis propias preguntas en las tuyas, y entiendo bien ese vértigo existencial, a mi me sucedía algo parecido. Me ha gustado cómo explicas que el analista pudo ir introduciendo un cambio de ritmo en tu mundo. Mi síntoma principal al empezar el analisis era la falta de lugar, la dificultad para encontrar un lugar, que como dices en tu post, es prácticamente lo mismo que el tiempo, un espacio, un lugar..

hoy he ido a buscar un ensayo pequeñito de Virginia Wolf que se titula On being ill, Estar enfermo, lo ha publicado una editorial Universidad Autónoma de Méjico, son unas pocas páginas pero me gusta mucho y me he acordado ahora leyendo lo que dices del cuerpo,

el título del espectáculo lo saqué de la frase inicial de un capítulo del libro de Pierre Rey, Una temporada con Lacan, donde el escritor explica su experiencia analítica con Lacan, era un espectáculo donde yo hablaba de cómo sobrevivir a un maremoto, a la falta de sentido, a la irrupción de lo real, fue el inicio de mi autorización con el psicoanalisis pero la única grabación que existe era tan mala que apenas se ve nada,

abrazos

Anónimo dijo...

ese ver en la descripción, me recuerda al no ver lo que tenemos delante, y saber leerlo. Ese camino al que lleva el análisis, y que no sabemos a dónde nos llevará. Concluir en fragmentos y sacar pequeñas conclusiones, que más podemos hacer.
El proyecto era de danza, teatro?
iluminaciones.

Dante Bertini dijo...

Las danzarinas no paran de danzar
y los que (ad)miramos sus danzas nos alegramos de que así sea.

el objeto a dijo...

No ver lo que tenemos delante y saber leerlo, es bonito!
sí, Iluminaciones, era una mezcla de danza y teatro, con proyecciones de imágenes de películas de Ozu, un poco de texto, una cámara grabando en directo y una anti-actriz que era yo!

Cacho, usted danza a menudo más que yo, me gusta tu foto, primaveral y alegre

Anónimo dijo...

Pues parece interesante, la proyección de la película más la teatralización de la danza... Y yo creo que es mejor ser una actriz antiactriz que una actriz a secas.
iluminaciones.

Edwin dijo...

Hey, me encontré con tu blog y con este post. Han venido buenos recuerdos y lindas reflexiones. Un abrazo fuerte

el objeto a dijo...

gracias Edwin! qué bella sorpresa encontrarte en este post,
Como ves ese espectáculo nuestro - que si fue posible fue gracias a tu generosidad conmigo- sigue volviéndome de vez en cuando,
y de él guardo los mejores recuerdos,

ya ves, sigo entre lo chino y lo lacaniano, buscando...

un fuerte abrazo
vanessa