29.3.09

de los expulsados

fotograma de Los cerezos en flor, de Doris Dorrie
Me quedé pensando estos días en la realidad doble lenguajera, que por un lado nos permite ser, a través de lo que decimos, y por otra nos desaloja , nos expulsa, nos deja fuera (para Lacan ex-sistir tenía ese significado, ser-fuera) separándonos, por medio de la palabra de lo que nos ocurre en lo real. Manel Ollé ya había hablado de ese mismo sujeto en tránsito, que redescubrí hace unos días en su poema, en aquel artículo tan bonito que ya comenté aquí sobre la poesía china, y que ya entonces me había hecho pensar en el sujeto del inconsciente y en el trabajo bajo transferencia del análisis. El lenguaje no es una jaula, escribe Wittgenstein para poner en entredicho la idea de que nombrar consiste sólo en atribuir una etiqueta a una cosa, e intentar dar cuenta de que a menudo uno nombra únicamente para dirigirse a otro y que éste acoja algo de lo que no ha podido ser dicho o inscrito. Y de eso trata el libro de François Davoine acerca de la transferencia en la psicosis, en el que trabajo con pasión ahora. Ayer vi la última película de Doris Dorrie, Los cerezos en flor, que me gustó mucho. En ella aparece continuamente la dificultad de los personajes para poder expresar y comunicar ciertos sentimientos esenciales que los invaden silenciosamente, como esa Cosa freudiana de la que el sujeto no puede dar cuenta. La irrupción de una catástrofe de lo real, de ciertos acontecimientos como la muerte, el paso del tiempo, y la pérdida del otro, obligan al personaje principal a emprender un viaje y transitar el sentido que el nuevo vacío ha dejado al descubierto, a cielo abierto. Mientras su mujer estaba, su vida conseguía sostenerse en el frágil equilibrio de los no dichos, pero con su muerte él necesita recuperar para sí, en un viaje transferencial, algo de lo que el deseo de ella y su pasión vital expresaba en el ex-sistir de los otros. El viaje lo lleva a Japón en este momento del año en que los cerezos están el flor, símbolo por excelencia de la fugacidad de la existencia, donde el encuentro con una joven bailarina de butoh, que es capaz de acoger y escuchar algo de su demanda, le permite elaborar algo del duelo y de esa transferencia con su mujer. Curiosamente, en la extraña danza butoh con la que soñaba su mujer, la comunicación con los muertos es algo corriente, como lo es para el analista en el trabajo con la locura, y que tiene que ver con ciertos acontecimientos catastróficos (subjetivos) a los que nos toca sobrevivir. La danza butoh nació en Japón después de la segunda guerra mundial, precisamente para poder expresar algo de la catástrofe atómica. Después de descubrirla y bailar durante un año en una compañía, a mi se me hizo muy difícil seguir bailando cualquier otra forma de danza. Aquí también la joven bailarina de la película lo explica poéticamente, en esta danza de las sombras (butoh significa literalmente danza de las tinieblas o sombras) el sujeto y ciertos aspectos de su inconsciente y su regreso en lo real, transitan de una sombra a otra, sin que podamos decir quién es el sujeto de lo uno expresa. Frente a la pregunta de ¿quién está ahí? se hace a veces difícil proferir una respuesta. Davoine recupera el trabajo y expresiones de analistas norte-americanos como H.S.Sullivan para hablar de ese dreadful-not-me o de ciertas emociones uncanny, con las que el analista, el practicante zen o el poeta se enfrentan. Ollé en su poema utiliza una referencia de Gong An 公案 ,“sobre el zafu donde te sientas no hay nadie, bajo el zafu no hay suelo”

10 comentarios:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Hola Vanessa, estos días he estado con el grupo de psicoanálisis creado por nosotros hace poco y he visto casos en los que según yo interpreto, no tengo el saber psicoanalítico tuyo, es cierto, pero según yo interpreto, lo real se instala en esos agujeros, esos huecos que dejamos o que se nos vacían, por ejemplo tengo un amigo al que le ha salido un tumor y quiere dejar de fumar, yo sé como psicótico que le va a ser difícil, pues el hueco dejado por el fumar que no es sino otro tipo de lenguaje, puede ser invadido por lo real o quizá por la angustia, dando lugar a un brote psicótico, una de las cosas que yo he aprendido a hacer para evitar que el vacío, que el hueco se haga parte de lo real es la escritura, no soy nadie si no escribo, con todas mis contradicciones, pero he de escribir, es una buena terapia.
Bueno te dejo con este ejemplo de lo que voy entreviendo por aquí por València y con mis amigos, todos nos ayudamos de vez en cuando un poco. Venga besos de Vicent y un fuerte abrazo.

Belnu dijo...

Qué buena interpretación de la película! Voy a linkearla inmediatamente, yo sólo balbuceé un comentario...

el objeto a dijo...

hola Vicent,
me alegra saber que habéis creado un grupo y trabajas junto con otros. Para mi la cuestión del saber psicoanalítico es fundamental, y que es importante no basarlo todo en el saber teórico, un tanto "universitario" o científico, en la formación y la correcta asimilación de conceptos y saber hacer práctico. A parte de ese saber, que es al que creo que te refieres en el primer caso, y que sigue siendo muy muy importante si uno quiere trabajar como profesional, existe OTRO SABER esencial, sin el cual por mucho que uno estudie y asimile el primer saber, se adquiere por otro lado. Es, efectivamente, ese saber sobre la experiencia de lo real, de ciertas experiencias del sufrimiento, de la catástrofe o accidente que no todos tienen, y sin el cual, -a mi entender- se hace muy difícil ser un buen analista. Hace unas semanas lo decía un analista que venía de parís y hablaba sobre la formación del analista. Este saber segundo, como él explicaba, no se adquiere ni siquiera con el propio análisis y tiene más que ver con algo de la experiencia subjetiva de cada individuo. Lacan decía, no hay formación del analista, sino formaciones del insconsciente, que sonaba muy fuerte.
Por otro lado yo conozco un amigo para el que fumar constituía también un elemento compensatorio frente a esa experiencia psicótica y no sólo ha conseguido dejarlo, sino que al hacerlo y bajar la dosis de nicotina en la sangre ha podido bajar un poco la medicación. Parecen buenas noticias, verdad? Espero que también tu amigo encuentre otras y mejores salidas y pueda hacer frente con éxito a su tumor

gracias Zbel(la), ya pasé a leerte, y me alegro de que te algo te dijera mi lectura de la peli, puesto que como decíamos el cine moviliza cosas tan distintas en cada uno...

Ser-ahi dijo...

Leyendo tu comentario sobre la película, recordé que estas últimas semanas han sido curiosas y reveladoras para mí. Puedo comprender perfectamente que la irrupción de lo real, como tú dices, obligan a la persona a buscar un nuevo sentido dentro del sinsentido que aparece como consecuencia de un quiebre, de un punto de inflexión en la cotidianeidad sostenida en "el frágil equilibrio de los no dichos", como preciosamente lo describes.

Sin darme cuenta, sin tener idea de lo que estaba o podía suceder establecí una fuerte transferencia con una persona, y eso desencadenó de mi parte una intervención psicoanálitica que marca un antes y un después en la vida de esa persona, hasta el punto tal de ingresar en análisis. Fue mi analista la que me explicó que había hecho una intervención y que a partir de ello le dí una oportunidad a esa persona.

Imagináte que jamás hubiera creído que tendría una intervención de ese tipo. Yo lo describo como "mágico". No puedo salir del asombro de la maravilla que es el psicoanálisis y del poder de la transferencia. Me movilizó mucho pues no estoy acostumbrada, mejor dicho, sólo había leído sobre la intervención en psicoanálisis, y nunca creí en que podía sucederme con alguien no siendo analista.

Una experiencia maravillosa.

Hermoso post!

Saludos!

Anónimo dijo...

Pienso en la palabra que nombra o adjudica un término, a veces erróneo, Cómo saberlo? Porque el otro, espera el término correcto, o el término jaula. Encauzar el lenguaje como tarea imposible. Dispuesto siempre al error. Por eso lo incomunicable no dicho, que se plantea en la película que citas. Ese encauce necesario. Me ha interesado ese otro modo expresivo de la danza, como otro lenguaje, visible.
Tal vez todo esto dicho algo alejado del psicoanálisis..
iluminaciones.

el objeto a dijo...

hola elPasaelTiempo,
cómo siempre me sirve mucho lo que me cuentas, y me alegran las coicidencias. Yo también descubro y me intereso en estos momentos por ese tipo de encuentros más allá de lo que uno puede testimoniar desde la razón, por esas otras vías de intervención y comunicación que tienen lugar en una práctica aparentemente tan racional y regida por el logos. Y entiendo perfectamente que utilices esa palabra de mágico, pues creo que tiene mucho que ver con lo que se explica, dentro de otros discursos, bajo ese término.

Iluminaciones, tu mirada nunca me parece alejada del psicoanálisis, bueno, al menos de lo que me interesa de él, que es una concepción más filosófica y abierta,
la imposibilidad la veo también en lo que nosotros mismos esperamos del otro, que nos entienda de una determinada manera, sin fisuras, y nos aporte unas garantías, nos tapone el vacío,
Ya me contarás si vas a ver la película y qué te parece,
El butoh parece precisamente una danza de lo invisible, ahora que lo dices, un poco como la música, lenguaje sin palabras

frikosal dijo...

Impresionado estoy al saber que entre tantas otras cosas has sido bailarina de una extraña danza japonesa. Todo esto me suena muy exótico a mi que apenas si he salido de este mundo (o solamente en viajes fugaces).

¿Como está el festival de cine móvil? No puedo subir mi "fiebre del oro" por que está hecho con una cámara de vídeo, mala pero cámara. Muchas gracias de todos modos. Hasta pronto.

Anónimo dijo...

Sí , claro, en ambas direcciones se da esa imposibilidad, es cierto.
En una comunicación directa, precisa, ocurre menos, pero cuando se utilizan rodeos o metáforas se complica la cosa..
Sí, gracias por la recomendación de la película, ya te contaré.
Bueno, la danza yo la veo como la manera de expresión de cierta invisibilidad, pero en el caso del Butoh sería como dices, dar la vuelta al concepto de movimiento, dirigido al interior, no?
iluminaciones.

el objeto a dijo...

hola Frikosal! sí, ya entiendo, qué pena! porque tu vídeo me gusta mucho!

ILuminaciones, me dejaste pensando en el tema de la danza... como bailarina el butoh representaba una nueva libertad, el movimiento yua no venía dado desde una forma exterior, pensada desde fuera, sino que para bailar uno se preparaba largamente desde dentro, hacíamos ejercicios preparatorios muy energéticos, luego antes a empezar a bailar hacíamos una gran meditación todos juntos, a veces los músicos venían a improvisar en directo, en un estado más interior que exterior, empezaba el trabajo de improvisación, y al contrario, bailábamos lo que salía de adentro, pero lo he de pensar de nuevo,
abrazos

Anónimo dijo...

Lo que me cuentas me ha recordado una compañía que vi, donde alguno de los bailarines era músico, y se representaba dentro de la coreografía como músico, otro como cantante, o voz o que recitaba un texto. Formando un experimento interesante.
Sí, esa connotación del interior en el Butoh, anterior a la experiencia visual que nos predomina...
iluminaciones.