13.2.10

sin enemigos


imagen de Liu Xiaobo en las manifestaciones de Hong Kong hace poco

Esta semana Rue 89 y Aujoud’hui la Chine publicaban un escrito de Liu Xiaobo, disidente chino condenado recientemente a 11 años de cárcel por el gobierno de la RPC. Sus palabras me han parecido más necesarias que nunca, porque traían luz sobre cuestiones sociales que nos incumben globalmente. Y yo que pierdo el chino por momentos, me entristezco de no poder tener ni el tiempo ni el acceso a sus textos, si no es cuando llegan traducidos y por canales ya conocidos. Ayer precisamente acudí a la conferencia de Markos Zafiropoulus en el CCCB sobre la conexión entre Lacan y lo social, a través de la lectura de C. Lévi-Strauss en cuyo trabajo, según Zafiropoulus, Lacan se inspiró fuertemente para su articulación teórica y su relectura de los textos freudianos. Las tesis de Zafiropoulus, -que yo llamo su “síntoma”, como el mío es hacerlo pasar por lo chino- , me interesaron bastante y dejaron abiertas cuestiones y preguntas de lo más actuales y pertinente. Pero me remito ahora a su introducción, citando a Lévi-Strauss: todo fenómeno psicológico es sociológico. La prueba de lo social sólo puede encontrarse en lo mental, así como la incidencia de una institución, o la interpretación de lo colectivo. Su paradigma rechaza la oposición entre lo colectivo y lo individual, entre lo social y lo mental, que muchos utilizan de coartada para no sentirse concernidos por lo que ocurre a su alrededor.
Liu Xiaobo ha sido juzgado y condenado más de una vez por el mismo “crimen”: delito de opinión. Fue encarcelado durante tres años en 1989, y luego arrestado, vigilado, enviado a campos de reeducación en diferentes ocasiones, finalmente condenado a prisión hace unos días. Sin embargo él quiere dejarlo claro: no tiene enemigos, no siente odio, y respeta a los celadores, procuradores que hacen su trabajo privándolo de su libertad. Porque el odio, dice, corroe sabiduría y conciencia en el hombre. Y porque él ha identificado bien esa “mentalidad de la enemistad” que tanto daño ha hecho y hace a gobiernos como el chino y otros, incitando a la lucha, destruyendo la tolerancia, el progreso hacia la democracia y la libertad. Xiaobo dice que ha sido el abandono de la filosofía de lucha (contra el imperialismo fuera, y la lucha de clases dentro) el que ha permitido a China realizar ciertas mejoras significativas. El “debilitamiento de la mentalidad de la enemistad” ha permitido a los poderes políticos aceptar progresivamente la universalidad de los derechos humanos. Está firmemente convencido de que el progreso de China no se detendrá y es optimista. Aprovecha entonces para hacer una declaración de amor, amor universal, pero también particular. Dice que su experiencia más feliz en estos años ha sido sentir el amor incondicional de su mujer Liu Xia. “A lo largo de estos años en mi vida sin-libertad, nuestro amor ha conocido la amargura provocada por las circunstancias exteriores. Pero reflexionando sobre ello, es un amor sin límites. Estoy condenado a una prisión visible, mientras que tú esperas en una prisión invisible. Tu amor es la luz del sol que trasciende los muros y los barrotes de la prisión, que acaricia cada rincón de mi piel, que calienta mis células y me permite conservar mi calma interior, de manera que cada minuto pasado en prisión no carezca de sentido. Mi amor por ti está lleno de culpabilidad y de reproches, al punto de hacer más pesados mis pasos. Soy una roca dura en un mundo salvaje, que debe afrontar terribles intemperies, y demasiado frío para que pueda ser tocado. Pero mi amor es sólido, e implacable y puede vencer los obstáculos. E incluso si me reducen a polvo, te envolveré con mis cenizas.
Me gusta como cierra su escrito, Liu Xiaobo restituye el valor de la palabra: censurarla, dice, equivale a estrangular la humanidad y suprimir la verdad. Y ahí yo digo que no únicamente en lo colectivo, también en lo individual, en la palabra íntima de cada uno. Nosotros somos a veces nuestros peores censores.
No me siento culpable de haber querido utilizar mi derecho constitucional a la libertad de expresión y de haber cumplido con mi responsabilidad social como ciudadano chino. E incluso si me acusaran, no me quejaría de ello. Gracias. (Liu Xiaobo, 23 de diciembre 2009)
Me ha gustado también eso que dice de la prisión invisible en la que vive ella y en la que yo también me siento por muy diferentes razones, sin trabajo, sin recursos, sin posibilidad de movimiento para cambiar nada. El mundo en el que crecí se desvaneció para mí, y me asfixio en éste. El problema es que me relaciono con mucha gente que todavía vive en aquél. Sus palabras me llegan como a través de una pantalla, han perdido sentido, las recibo distorsionadas por un efecto de irrealidad. Ya no me dicen nada. En mi exilio involuntario e invisible, deberé encontrar otras nuevas y aprenderé a creer de nuevo en la libertad y los derechos que otorgan algunas palabras, aunque sean otras.

16 comentarios:

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Todos hemos de ponernos un "corte" o un límite a nuestro discurso para que nos haga existir, y así nos dé lugar a lo real, no podemos cerrarlo en una teoría perfectamente paranoica y cerrada y eso es lo chino también y mi decir que yo estoy cortado entre lo individual y lo colectivo como lo estuvo Nietzsche y su antiética o las éticas individualistas, no es que quiera salir de la responsabilidad de no vivir en mi mundo sino que no puedo porque mi discurso no llega allí.
El amor, ese que se siente cuando hay un corte, cuando no hay un 100%de satisfacción en él, cuando existe verdaderamente nos hace ver en paredones verdaderos campos de arroz, verdes y llenos de espigas y flores, de la muerte hace vida. Esa es la gran verdad, pero accesible de cuando en cuando y no a todos, no existe la justicia, creemé, sólo un análisis que llega a buen puerto por los pocos que lo eligen hace que la vida se nos enverdezca o se nos haga de color de rosa, no existe la justicia, vivimos en un mundo en el que todos ponemos nuestra labor, ya sea de hiel o de azucar y la mezcla en lo colectivo sale dulce y áspera, pero con el amor la vemos más y más dulce.
Bien te dejo, y decirte que no estaba en la playa de vacaciones sino que voy de vez en cuando y era una manera de confraternizar contigo si quieres te vuelvo a invitar pero esta vez a un bar a tomarnos un café matutino, y si no llegas pues nos lo tomamos desde casa pensando en nosotros, dos amigos. Un beso guapa.

Dante Bertini dijo...

tristísimo post, aunque realista...o al menos es un sentimiento que comparto contigo.

el objeto a dijo...

Querido Vicent,
me ha gustado MUCHO todo lo que has escrito aquí, ese corte al discurso propio, ese corte entre lo individual y lo colectivo como síntoma, ese lugar en el que lees y colocas al amor, con sus campos de arroz, y la accesibilidad parcial a las certezas. Y gracias por la invitación, tendrá que ser un café matutino en la distancia, pensando en el amigo, cómplice y estupendo interlocutor que eres. Abrazos.

Gracias Dante, sí, yo sé que tú entiendes perfectamente, esa "antena" que tienes para comprender dónde se encuentra el otro. Triste sí la historia de este tipo que además atina tanto.

Belnu dijo...

Lo de la prisión invisible recuerda a la canción del Romancero annónimo que yo les canté una vez a los presos, ya sabes (un trocito)
"Cárcel tengo por fuera
cárcel por dentro.
Voy vagando y vagando
Puerta no encuentro
Tener no me importara
cárcel por fuera
si de la de aquí adentro
salir pudiera..."
Y cuánta razón tiene Xiaobo cuando habla de la cultura de la enemistad y de ese odio...

Isabel Mercadé dijo...

Emotiva entrada, Vanessa, con esa huella de lo no dicho que siempre dejas tan visible, a través de la sabiduría de Liu Xiaobo "el odio corroe sabiduría y conciencia en el hombre", de ese retorno a la sabiduría original que también conocían los primeros cristianos, que está en el germen de toda sabiduría y el paralelismo entre esa prisión invisible y el discurso, las palabras y mucho más...
Que tengas un buen día.

Pablo Miravent dijo...

Ánimo!

Ser-ahi dijo...

A veces, en momentos de gran encierro, de exilio, de prisiones invisibles, la posibilidad de que aparezca "otra palabra" me alivia..
Aunque me cueste creer en esa aparición en medio de la tormenta o en medio de la calma absoluta de que nada pasa, trato de confiar en que "algo irrumpirá" y respiro profundo..y sigo..
Hay muchas cosas que dependen de nosotros y otras tantas que no..el espacio que separa unas de otras es el tiempo..

A soportar ese tiempo, preparándose para acoger las cosas que vendrán..

Un abrazo!!

Carla.

Ser-ahi dijo...

A veces, en momentos de gran encierro, de exilio, de prisiones invisibles, la posibilidad de que aparezca "otra palabra" me alivia..
Aunque me cueste creer en esa aparición en medio de la tormenta o en medio de la calma absoluta de que nada pasa, trato de confiar en que "algo irrumpirá" y respiro profundo..y sigo..
Hay muchas cosas que dependen de nosotros y otras tantas que no..el espacio que separa unas de otras es el tiempo..

A soportar ese tiempo, preparándose para acoger las cosas que vendrán..

Un abrazo!!

Carla.

frikosal dijo...

"el odio, dice, corroe sabiduría y conciencia en el hombre"
Esa es una gran verdad que a mi me costó entender. Y es difícil ponerla en práctica.
Siento mucho lo que dices de tu cárcel.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Aunque sean las mías vacías no hay que olvidar que en el principio fue... Decirte que me he vuelto a pasar por tu artículo y he descubierto cierto cansancio en ti, solo te diré que hay cosas que sólo han de vivir en uno mismo aunque sean de todos, la mujer del escritor y la palabra le dan junto con el misterio, el espíritu santo la fuerza para seguir con alegría en esa prisión, pese al paro, pese a la pobreza, pese a la imbecilidad. ;-)

el objeto a dijo...

sí, qué bonito, "si de la que aquí adentro salir pudiera!"...

Isabel Mercadé dijo...

Diría que había dejado aquí un comentario o me lo hice a mí misma y olvidé escribirlo?

Anónimo dijo...

Yo interpreto que Xiaobo a introducido en su discurso, lo que le sucede en su transcurso". que no deja de ser una forma, como dices, de asumir la realidad inmediata de otra forma, como en una suerte de fortaleza psicológica. Y en el hecho de encontrar, siempre, nuevas palabras.
iluminaciones.

atizame dijo...

sciocchina!

el objeto a dijo...

perdonad!!

NO ME DI CUENTA QUE YA FUNCIONABA LA MODERACIÓN DE COMENTARIOS y no los vi hasta hoy (no llegaban por mail!)

El otro día me llegaron 280 mensajes spam al blog de un robot chino e intenté hacer algo al respecto , sin saber bien cómo...

gracias a todos!

el objeto a dijo...

luego os contesto!