18.8.08

a punto de partir

Sur le quai de Yokohama, Japon Illustré de Félicien Challaye, Paris 1915
Además de los poemas me gusta leer las biografías de esos poetas antiguos. Como sabrán, en la sociedad tradicional china los escritores o intelectuales, los letrados, solían prepararse para los exámenes imperiales y acceder a cargos públicos como funcionarios de la corte. A menudo eran enviados a diferentes regiones y ocupaban puestos diversos, principalmente civiles, pero también militares. Algunos de ellos provenían de familias humildes de funcionarios de provincias como Bai Juyi, otros crecieron en el campo o la montaña, como Meng Haoran, pero la mayoría pertenecían a familias acomodadas, Li Bai por ejemplo provenía de una familia de comerciantes, Wang Wei de nobles terratenientes. En otros casos se trata de familias de literatos de cierta fama, como Su Dongpo, Wang Bo, la poetisa Li Qingzhao o Lu You. Debido a los cambios repentinos de poder, las guerras, invasiones de nuevas familias dinásticas, rebeliones o meras intrigas políticas, se veían forzados a huir continuamente, o bien exiliados, expulsados, o enviados a vivir en las zonas fronterizas, lejos de la capital, incluso siendo vigilados. Algunos ocuparon durante largas épocas cargos importantes ejerciendo de gobernadores de distritos y alcaldes de ciudades importantes. Poseían preocupaciones políticas y sociales. Como consejeros del emperador no dudaron en recomendar la baja de impuestos en zonas afectadas por la sequía o la pobreza, emprender, como hizo de Su Dongpo, numerosas obras hidráulicas y mejoras urbanas o enfrentarse a los nobles en pro de los más desfavorecidos. A la mayoría su franqueza les costó su carrera, otros renunciaron a sus cargos y se marcharon a vivir al campo. Du Fu, por ejemplo, pasó la mayor parte de su vida en la miseria, un hijo suyo murió de hambre, y él murió de enfermedad en un barco, intentando regresar a su tierra natal. Wang Bo pereció ahogado en un barco a los 26 años cuando se dirigía a visitar a su padre exiliado. Meng Haoran fracasó los exámenes y regresó a las montañas a vivir como un ermitaño y escribir, aunque fue amigo de Wang Wei, Li Bai o Wang Chanling. Su Donpo se vio forzado a exiliarse a la isla de Hainan y ahí descubrió los placeres y la sencillez de la vida del sur.  Muchos de estos poetas, de jóvenes, antes de asumir sus cargos emprendieron viajes por tierras meridionales o pasaron temporadas en templos estudiando con maestros los textos taoístas y budistas. Tao Yuanming se dio el apodo de Caballero de los cinco Sauces, Bai Juyi se hacía llamar Ermitaño de la montaña perfumada o el Caballero Ebrio. El nombre de Su Dongpo, como ya hemos comentado varias veces, quiere decir cuesta del este y hace alusión a un pequeño terreno cultivable que se le ofreció en uno de sus destierros obligados. Para referirse a Li Bai se suele utilizar la expresión Inmortal desterrado, de él se decía que “tenía aires de inmortal y aspecto de taoísta, y era alguien con quien se podía compartir el viaje extático por los ocho confines (esto aparece en el magnífico prólogo de Anne Hélène Suarez en su libro A punto de partir). También he leído que él se hacía llamar Ermitaño de los lotos verdes. Ahora no recuerdo si Wang Wei, el poeta de la montaña vacía, estudioso del budismo chan  tenía algún sobrenombre. Fue sin embargo Bai Juyi el que dijo “me hice monje budista en casa”. Sobre la trágica pero interesante biografía de Li Qingzhao ya habíamos hablado aquí. Los temas preferidos de sus poemas son variados: exaltación de la naturaleza y la vida retirada, aspiración a la libertad y la felicidad, desprecio por los poderosos y mandarines corruptos, la amistad, rencuentro con amigos, y sus despedidas, bebida, amor, nostalgias de la tierra natal, la vida en zonas fronterizas, los viajes y destierros, las calamidades causadas por la guerra. Li Bai no quiso pasar los exámenes imperiales por lo que carecía de titulación; él aspiraba a encontrar contactos y mecenas que lo acercaran al emperador. Después de viajes y un largo periodo en la corte fue encarcelado y enviado al exilio a la provincia de Guizhou. No se dio ninguna prisa en llegar, tardó dos años en hacer ese viaje, ya que paraba en casa de conocidos, aceptando invitaciones, festejando y despidiéndose con banquetes de los amigos, escribiendo acerca de su desencanto, brindando con vino. Antes de llegar a su destino le llegó el indulto y emprendió con alegría el viaje de regreso.
Bueno, ahora soy yo la que me despido por unos días, no sé si me dará tiempo de pasar por vuestras casas antes de partir… hasta pronto!

9 comentarios:

Pablo Miravent dijo...

Cuando quieras date una vuelta por Buenos Aires. A beber buen vino.
Excelente Post.

Belnu dijo...

Tengo un post de hace tiempo que se llama igual. Sale en el libro del azufaifo! Y ya entonces lo tomé `restado de Li Bai. Te leeré con más tiempo...

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Yo en estos momentos también estoy a punto de partir, pero del infierno en el que he estado los últimos 28 años, como ves sigo siendo un cretino, pero tengo a los dioses de mi parte y si y si se aburren de mi, sé que me darán mil oportunidades, sé seguro que algún dia los tendré. Ahora voy a leer tu relato.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Me ha gustado tu despedida y viaje por el dios chino, por el inconsciente chino y me he sentido muy identificado salvando la distancia que nos separa de Li Bai, gracias por hacérmelo creer inconscientemente, y he admirado a Meng Haoran con su cuarteto lacaniano, con Wang Chanling y Wang Wei, la verdad es que a veces la libertad vale más que una mujer. Mírate Casablanca.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Que tengas un buen viaje, te deseo con todo corazón. Vicent.

Anónimo dijo...

Porqué la poesía se da en gentes acomodadas? La filosofía tambien se dió, en otras latitudes y circunstancias. El tiempo es necesario, no sólo la necesidad de hacer el poema, arrebatarle tiempo a la vida (ganarselo, brindarselo?) La poesía de hecho, mucho más tarde y en otros ambientes, también se fraguó en sectores algo elitistas. Es curioso que cites a una mujer entre esa tradición tan masculina, ya que habría alguna más. También es curioso que el poeta que se alza, deba huir, algo en apariencia de tan poca utilidad, perseguido. Desde luego los casos Chinos, eran de más que poetas, de otra cosa.
Ahora, la poesía no puede ser más que perseguida por ella misma, por la palabra. O si llega el caso, despreciada por algun editor. Religión y poesía, buen caso para el estudio...
iluminaciones.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Te vas a reír de lo que te diré objeto a, pero he llegado a la paranoia que distingue el hombre del animal, a Dios.
A la paranoia de la vida y la de dios y me quedo con la última claro. El psicoanálisis no es una religión, Lacan si la iglesia comprendiera el mensaje original canonizaría a Lacan, pero todo lo que se populariza muere. Es la paradoja de dios, y de lacan y del diablo.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Creerás que estoy loco, sí lo admito lo estoy, por eso "soy" Hombre y no animal.

Dante Bertini dijo...

a punto de partir,
un beso y un adiós...

lo siento, pero no puedo dejar de oír esa voz tan mediterránea

vanesssa, vanesssa, vanesssa, vanesssaaa...