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A los ojos del viajero, el mundo es pequeño, escribe Segalen en su cuaderno de notas de viaje chino. Creo que esto le sucede al viajero que se reconoce en el territorio que recorre, el que se reencuentra en los lugares desconocidos y en un efecto ilusorio e imaginario, la apariencia de que todo aquello que está enfrente puede ser comprensible. El mundo no es pequeño y lo que está enfrente no es para nada comprensible, pero es legítimo y humano intentar aportarle algo de sentido… Es curioso, porque la ruta del escritor y sinólogo francés se parece mucho a la que realizó Pedro en su búsqueda de Shangrila, y a la mía desde Gansu hasta Yunnan, por rutas tibetanas años más tarde. Segalen habla también, como Pedro, de su encuentro con los lolos y los moso, pero sorprendentemente parece ignorar la realidad matriarcal de los habitantes del lago Lugu. El librito no es mucho más que un conjunto de notas entrecortadas y un poco repetitivas de un viaje difícil, con la idea de poder escribir o elaborar más tarde otro escrito. En un momento hace alusión a las sandalias de paja que utilizan los lugareños para hacer frente a las dificultades que presenta el terreno resbaladizo y abrupto y en las que, a diferencia de lo que ocurre en los zapatos de cuero, el pie se expande y estira, se distinguen los dedos de los pies, y el gordo trabaja separadamente, los otros se curvan en abanico, de modo que sirven de verdadero medidor del espacio e identificador del estado del terreno. Esas sandalias medidoras, y flexibles me han hecho pensar en esa ciudad invisible, Zaira, una de las primeras que inventa Calvino, que no está sólo hecha de calles, peldaños, arcos de soportales, o tejados sino de las relaciones entre las medidas de su espacio y los acontecimientos de su pasado: la distancia del suelo de una farola y los pies colgantes de un usurpador ahorcado, el hilo tendido desde la farola hasta la barandilla de enfrente y las guirnaldas que empavesan el recorrido del cortejo nupcial de la reina… Así, una descripción de Zaira hoy debería contener todo su pasado: a través de las marcas, arañazos, muescas, incisiones y comas que inscriben sus medidas en las esquinas de las calles, las rejas de las ventanas, los pasamanos de las escaleras…Hace años en Amsterdam, un señor que no conocía de nada, me preguntó si era bailarina, a lo que respondí afirmativamente, preguntándole cómo lo había adivinado. No sé si me estaba vacilando, pero en un inglés confuso me dijo que en la relación que yo establecía con el espacio en que nos encontrábamos.
Freud descubrió en los años 20 que lo que moviliza al ser humano no es la búsqueda de felicidad y satisfacción, y que más allá del principio de placer, estaba la pulsión de muerte como base de nuestro funcionamiento psíquico. La pulsión de muerte freudiana es a la que Lacan dará más tarde el nombre de goce. En ese camino hacia la muerte que es el goce, el saber (el dar sentido, la inscripción o surgimiento del significante) es un corte, un freno a esa carrera letal: “El saber es lo que hace que la vida se detenga en un cierto límite frente al goce” Pero no se confundan, el saber lacaniano nada tuvo que ver con los conocimientos teóricos o universitarios, sino con el del poeta chino con sandalias de paja, que solo en su montaña sabía recibir al amigo, y con el de quien sabe escuchar a un loco, a alguien que sufre, que teme, que duda. Ese era antes el lugar del poeta y del psiquiatra… hoy sin embargo…
este poema, del qeu también me he acordado leyendo a Segalen, lo escribió un poeta amigo de Wang Wei, Cui Xingzong, y está traducido por Anne-Hélène Suarez:
Mi pobre morada en el bosque vacío está siempre cerrada
Descanso meditabundo y solo frente a estos bosques
ESta mañana me honráis súbitamente con vuestra visita:
alpargatas al revés, abro la puerta y se me ilumina el semblante
june swoon
Hace 10 años
9 comentarios:
trato de escribir un comentario porque no puedo quedarme callado frente a su asombrosa manera de pensar: hilando fino, rescatando de su asombrosa memoria materiales diversos, danzando con las ideas con tanta elegancia como sabiduría. Me frena el temor a ser un elefante algo torpe y desmadrado, un ex bailarín abandonado a la plácida molicie de la vida sedentaria.
También a mí me pasa lo que a Cacho, es difícil escribir al reverso porque tus posts me van sugieriendo tantas cosas que al volver la página las olvido. Sólo me queda la última, la alegría que siente Wang Wei (?) cuando entra y ve las alpargatas al revés. En una tarde extraña que empezó con una decepción y siguió con buenos presagios, a mí también me alegra esa visión y la idea de leer a ese poeta que me recuerda a Li Bai y el diario de Segalen...
gracias a ambos, un día deberíamos organizar un encuentro de ex-bailarines que somos y beber como los poetas chinos licores de arroz frnte a las montañas...
Licor de arroz y vino... Más de Li Bai:
Se ha ido a comprar vino
con la jarra de jade,
ligada con seda negra
¿Pero qué pasa? ¿por qué se demora?
Las flores de la montaña, sonriendo coquetean conmigo,
Sería el mejor momento para llevarse la copa a los labios,
Cuando cae la tarde, beberé junto a la ventana del este, con los vagos orioles que regresan.
En un dia tan hermoso,¿puede haber mejor pareja que este viajero borracho y la brisa de primavera?
no, no creo pueda haber mejor pareja que este viajero borracho, poeta del bon vivre, con su vino de arroz en jarra de jade con su cinta negra... precioso, Li Bai!!
pero y si no eres Zbelnu, quién es el perfecto embajador del sabio siempre a punto de partir??
Ah, misterio de los anónimos que pululan por doquier, y ahora se emborrachan con licor de arroz, bajo sus sábanas de fantasmas! En fin, si traen a Li Bai les perdonaremos...
el goce lacaniano, la pulsión de muerte en Freud...
Conceptos insoslayables, mujer, que remiten al dolor de las heridas propias, y ajenas.
Poder salirse de esos lugares, es tan angustiante!!!!
Tomar nuestro lugar frente al saber inconciente no es sencillo, ni fácil. Esas nuevas verdades , ese "saber" traen, para mí, hoy, todo un tornado de sensaciones casi insoportables.
Lacan dijo: "Ella (la verdad-inc.-) exige que uno se tome la molestia" Escritos I.
Ay! El psicoanálisis es un viaje de ida...
un beso
ay, nombre, ese lugar frente a nuestro saber inconsciente! que difícil y que esencial, que arriesgado y apasionante viaje de ida, al que se atreven los poetas, los curiosos, los extranjeros, los viajeros, los locos, y los valientes... un abrazo
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