Photo by Eli_zzz
Hace poco una amiga que practica la meditación zen acudió a una charla sobre budismo y meditación; en la ronda de preguntas que sucedían a la conferencia, alguien hizo una pregunta y el orador comentó -Hacía tiempo que no aparecía un lacaniano- aludiendo a las conexiones entre ambos pensamientos. Mi amiga, encuriosida, me pidió le recomendara alguna lectura, y sólo le pude aconsejar un libro que a su vez me había recomendado una buena amiga analista hace unos años y que me sigue entusiasmando Una temporada con Lacan, de Pierre Rey, donde un escritor de best-seller habla sobre su análisis con Lacan, en que como dice, realizó el más largo de sus viajes y durante 10 años, se jugó la vida. Un libro raro, poético, en el que sin explicar nada técnico ayuda a comprender y a deshacer viejos tópicos. Esta mañana en franceculture escuchaba en una entrevista hablar a Jordi Savall, sobre la música y su vida como redescubridor de autores y partituras de música antigua, instrumentista, estudioso y enamorado de la música barroca y sus instrumentos. Su posición y sus palabras me hacían pensar de nuevo en oriente (y por supuesto en el análisis): Savall habla de los músicos tradicionales de la India para referirse a una nueva modernidad basada en la improvisación, en una relación con el instrumento y el aprendizaje incesante, en la repetición durante años de un mismo gesto que parece carecer de sentido y que de repente un día revela un arte y una verdad que lo trasciende a uno. Contaba una historia que relataba Paniker: en la antigüedad la música y las palabras estaban juntas; un día un hombre dijo una mentira y a partir de entonces se separaron. El hombre tuvo que inventar la escritura para acercarse de nuevo a la música. Si hablas puedes mentir, pero según Savall cuando cantas, cuando escribes, en el mundo de la creación y la fantasía no hay mentira. Y algo así dicen los analistas. Hace meses que alguien me dijo que no leyera a Nasio, que no entendía ni sabía explicar la teoría analítica. Desde entonces evito sus textos y no muevo el par de libros suyos que descansan llenos de polvo en mi biblioteca. Hoy me atreví a ojear uno, sin embargo, como quien avanza en un campo de minas evitando caer en ninguna trampa mortal. Parece ser que a estas horas de la noche sigo intacta. Nasio cita a Freud: El psicoanalista se comporta de la manera adecuada si se abandona a sí mismo (…) a su propia actividad mental inconsciente, y evita en la medida de lo posible reflexionar y elaborar expectativas conscientes, sin querer fijar en su memoria nada de lo que escucha y capta con su propio inconsciente el inconsciente del paciente. Nasio utiliza el término de Lacan, semblante, para describir ese estado que él llama “fingir el olvido”, hacer el vacío o el silencio en sí. En esa búsqueda de la verdad o trabajo lacaniano, nos recuerda que el mecanismo no es el de resolver un problema, sino el de darle un nombre y que el mejor ejemplo de ello es el objeto a. En efecto, y siempre según Nasio, la función central de este objeto a es el de nombrar un problema no resuelto, o aún mejor, significar una ausencia. “El objeto a designa una imposibilidad, un punto de resistencia al desarrollo teórico”
Por cierto, hoy ha aparecido otro de esos reveladores, lúcidos y brillantes artículos de Rafael Poch, esta vez en el Culturas. Imprescindible su reflexión, acerca del la modernización de nuestras sociedades, y la democracia, en la que razona y explica con mucha claridad el porqué nuestra propia modernización debería interesarse por ciertas perspectivas chinas, apuntando por ejemplo, que el fin y el propósito de toda política es la gobernabilidad: evitar el conflicto y prevenir y anticipar crisis, o la ausencia de prejuicios y de clases en la movilidad social. Barre de una vez por todas el falso pero eterno dilema entre las dos concepciones sobre China: la primera que ve en ella un país en transición, vinculado a una lógica universal y que seguirá el inevitable camino hacia la democracia de mercado como cualquier otro país occidental, la segunda es la del mito de la china milenaria, inalterable e incomprensible. Poch, como viene siendo habitual, no se conforma con reflexionar, sino que propone soluciones y modos de salida. Para empezar no basar los análisis en comparaciones de China con una sociedad ideal, China es perfectamente comparable con otros países. Como también propone Jean Fraçois Billeter la mejor manera para poder entender China es utilizar el sentido común, el análisis socioeconómico y la historia. Poch lo dice directamente, la memoria sobre nuestro propio pasado para evitar ser ese ignorante que vive en un presente absoluto (y absolutista).
june swoon
Hace 10 años
9 comentarios:
Sí, sí, ahora leo a R. Poch gracias a ti... Y sobre ese momento de vacío, ¿sería parecido tal vez a la suspensión de la incredulidad?
Por otra parte, qué familiar me resulta esa meditación en un campo de minas... O cuántas veces he sentido que andaba sorteándolas...
Entendería yo a Nasio o me confundiría ya del todo?
extraño este nasio con pinta de hipnotizador de serpientes!
me gusta su árbol "genealógico"
trataré de saber más sobre él
gracias por los piropos!!!
Aj,a tiene pinta de encantador de serpientes? Voy a buscarle Bel
sí, sí que tiene un poco de mala pinta esa foto "nada" narcisista de su web... y tal vez como decía mi amiga no ha entendido muchas cosas de la teoría... pero yo lo voy leyendo y no está mal, además, Bel, sí que lo entenderías, es muy clarificador. Asi que a la espera de poder desarrollar mi propio criterio en lecturas lacanianas- que no lo tengo mal ya- avanzo en el campo de minas, y me divierto! miraré lo del arbol genealógico, a ver.. No son piropos, Cacho, es que estás guapo con esos grises, la cámara... le tout!
El problema, zbelnu, no es que te confunda, sino que te achate, pero ya nos contarás.
zinala, creo que eres tú, pero no se puede acceder a tu blog!!
ohhh!!!
es una foto mia en tu blog...
que entrete!
saludos!
www.flickr.com/photos/eli_zzz
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