15.12.07

lost in translation

Kyoto, photo by Andrea Z
Estos días pensaba en el silencio, en cómo unos lo evitan, cómo otros se ahogan en él, como se nos hace intolerable en situaciones y como en otras es lo que propicia un tiempo necesario, una especie de vacío, para que algo pueda avanzar o proseguir, surgir o simplemente respirar. Silencios demasiado llenos que duelen y hieren o silencios armoniosamente vaciados que liberan algo, que permiten al otro existir enfrente nuestro. Y pienso en lo que me había comentado Bel sobre el trabajo de la documentalista Heddy Honingmann en sus entrevista filmadas, en las que no teme que sus personajes o interlocutores se queden en silencio frente a la cámara y sus preguntas, permitiendo ese espacio para que el sujeto y el discurso se desplieguen tranquilamente. En la televisión tienen horror al silencio, los políticos los peores, y se obsesionan por tapar y tapar los agujeros. ¿Cómo se puede escuchar algo cuando se tapona de esa manera todo el espacio? Para mi lo más increíble siempre ha sido que uno crea que al decir algo el otro pueda estar captando exactamente lo que se quiere decir y encima se empeñe en ignorar que de hecho siempre hay algo que se pierde, que cae, y sin embargo otras cosas que no han sido dichas con palabras emergen sin permiso, ocupando un lugar muchas veces más importante que el resto. Por eso siempre me he encontrado tan cómoda hablando lenguas que no fueran la mía, donde esos espacios y esos vacíos se hacían ineludibles. Evidentemente ahí está el chino, pero incluso estos días siento un placer inmenso leyendo en italiano, que comprendo pero no he estudiado y del cual se me sigue escapando mucho…..la experiencia del psicoanálisis resulta paralela. En una entrevista preciosa a Robert Lévy que traduje para una revista argentina decía: Si un análisis tiene alguna consecuencia sobre la vida de alguien, es sin duda la de aportar una distinción entre la ley del amo y la ley del significante. Y es cierto que se operan ciertos cambios esenciales y uno es capaz de liberarse y escuchar(se) de otros modos. Hay un artículo interesantísimo en una revista de la Lettre Lacanienne de un psicoanalista y sinólogo francés, Rainier Lanselle acerca de su trabajo como intérprete en el ámbito del psicoanálisis en china, concretamente en sesiones y presentaciones de enfermos en Pekín y Xián. Reflexiona acerca del lugar bien especial que debe ocupar esta persona, dando cuenta del sinfín de cosas que ocurren no sólo en la práctica analítica, sino en el acto de la palabra y en el encuentro con esa otra cultura que es china. En este marco el intérprete no puede permitirse mantener la ilusión de una supuesta neutralidad, ni tampoco obviar las barreras del lenguaje, de la cual la lingüística no es más que una variante secundaria a la constituyente del propio sujeto de la lengua. Tampoco puede adoptar, a través de un discurso universitario, el lugar de experto cultural que va a traernos un saber ya enlatado y preparado sobre el otro. La responsabilidad de su acto reside en dejar que algo del sujeto del incosciente pueda entreverse o escucharse, para lo que deberá evitar algo que se encuentra muchas veces en lo que esperamos de un intérprete y de un sinólogo: que acondicione y alise el terreno, evitándonos tener que vérnosla con la división del sujeto y su decir en tanto que decir a medias, decir a su pesar, lleno de baches, huecos, lapsus o malentendidos. Como en aquella secuencia de Lost in Translation en que la intérprete japonesa reduce unas explicaciones interminables dirigidas al americano, a una escueta frase de apenas cuatro palabras. Y es que aunque la intérprete japonesa haya conseguido traducir lo esencial de la comunicación, ha eliminado y censurado toda una serie de significantes, que deja al extranjero sumido en una inquietante extrañeza: “a partir de entonces el extranjero ya no sabe quién le habla, desde dónde se le habla y su sentimiento de aislamiento, de desprendimiento de sí mismo, de ausencia de conexión con las cosas es uno de los puntos fuertes donde reposa la verdad de la película” Rainier explica algo muy bonito además sobre la consistencia del dispositivo analítico, y es el hecho de que a diferencia de algo que pasa a menudo en ese tipo de situaciones en China, en que se crea como una especie de complicidad entre las dos personas que hablan la misma lengua, en estos encuentros el discurso del paciente estaba claramene dirigido al analista que no hablaba su lengua. La presencia del intérprete debía oscilar, tanto su lugar como su intervención habrán de ser plurívocos, y como en la banda de Moebius debía sostener posiciones opuestas entre sí, y es que como bien recuerda al concluir el autor, el lenguaje es universal pero sólo existe a través de lenguas particulares.

14 comentarios:

Belnu dijo...

Pero cómo no me lo has dicho a gritos? Este post es mío, está lleno de maravillas, me habla a mí todo el tiempo!!! Pido perdón, pero es que desde la última frase "el lenguaje es universal pero sólo existe a través de lenguas particulares" que me devuelve a Derrida-Benjamin diciendo que la lengua pura no es ninguna sino la que está en las intersecciones e intersticios entre las distintas lenguas y sólo los traductores acceden, al principio de tu entrada, hablando de los silencios, mi obsesión para bien y para mal, de un lado el silencio como negación y acallamiento brutal, los non-dits y tabúes y no reconocimiento que tanto daño me hicieron desde la niñez, el silencio de mis hermanas, de mi familia que nunca aprendió a hablar ni a reconocer, y por otra los silencios maravillosos de los fines de semana, los silencios de la escucha y de la libre asociación, esos silencios que yo siempre he temido pero que tanto me gustaría conquistar, Sabes? Yo intentaba llenarlos y eso ralentizba mi análisis, pero a la vez, por eso soy tan mala entrevistadora y por eso admiro a Heddy Honigmann, porque yo les lanzaba a mis pobres entrevistados lluvias de preguntas, los cubría como Lydia hace con la pimienta en todos los platos, a ver si así lograba que me dijeran algo... Y me aliviaban y parecían mejores las entrevistas de esos que lo decían todo ellos y casi no tenía que preguntarles nada, me contestaban sin formular la pregunta. Y luego descubrir que eran mejores esas entrevistas maladroites en las que yo forzaba, asustada de los silencios e incapaz de escuchar, y ellos acababan sacando algo insospechado... Y qué horror cuando los callé con el problema tecnológico del micro y tuve que remememorar... Y esos políticos que contestan a otras preguntas y no a las que les hacen? O que les dan la vuelta convirtiéndolas en preguntas interesantes, con gran habilidad? Me gustan esos links en los que querría detenerme, no sólo esa locura de "las lenguas que no fueran la mía" (genial!), o el "ahí está el chino" (qué deseo de caligrafía y trazos pintados)sino las revistas, los libros, los psicoanalistas... Qué voy a hacer? Quisiera quedarme en este post todo el domingo o gran parte, comprarme todos esos libros, releer Mai devi domandarmi y revistas, pensarlo todo.
Yo me quedaría a vivir en este blog, al menos un fin de semana, me sentaría en ese café japonés que me recuerda a uno de Goa, y leería desde allí, en mi cabeza abierta de esta mañana al despertar, medio ensoñada y aterrada de perderla, donde se mezclaban las cosas y los conceptos como si no tuvieran contornos ni cierre, allí todo es posible.

toni.b dijo...

Paráfrasis quizá pertinente:

El habla(r) es universal pero sólo existe a través de hablantes particulares.

Saludos.

Dante Bertini dijo...

Torrente Zbelnu nos ha dejado, literalmente, sin palabras.
Pasaba por aquí, como el Autillo Aute, si no me equivoco. Beso

el objeto a dijo...

Dear cousin, sí, sí que es muy tuyo este post, ME ALEGRO MUCHO QUE TE GUSTE Y TE HAYA "HABLADO", salió de tu comment de ayer "debes de estar a punto de hacer otro post" ;-), ya ves y de todas esa conversaciones, lecturas y traducciones...

muy pertinente la paráfrasis, es más bonito pensar en los HABLANTES,
gracias toni,

me gusta Aute, me gusta Aute!

Le Mosquito dijo...

Para mi lo más increíble siempre ha sido que uno crea que al decir algo el otro pueda estar captando exactamente lo que se quiere decir y encima se empeñe en ignorar que de hecho siempre hay algo que se pierde

Hola, "a":
Llego a esta entrada desde una recomendación de Zbelnu, y creo que el silencio transcurrido entre su recomendación y mi visita fue necesario.
Me quedo con el fragmento que anoto,y porque su entendimiento, a pesar de hacerme sufrir en alguna medida, también me ayuda a comprenderme como individuo. No quiero significar con esto que me entienda como individuo raro, único, como un ser no comprendido. Más bien, me ayuda a entender y valorar otras individualidades, y desde el respeto que siempre debe estar presente ante cualquier incomprensión.
Muchas gracias.
:)

Anónimo dijo...

Dearest,
Este espacio, este cafe del silencio es Thailand.

Dante Bertini dijo...

samudram... casi no puedo hablar con alguien que se llama así tan cerca.

Anónimo dijo...

Así tan cerca o tan lejana como la banda de Moebius ?

el objeto a dijo...

bienvenida Samudram (Cacho, ese nombre tan exquisito quiere decir mar en urdu o en indi, nunca lo recuerdo!), me alegro te gustara este café, que por supuesto, me supo a tailanda contigo, a ese nescafé de 31 de diciembre en la playa, a los paseos, a asia...

Hola Mosquito, gracias por la visita, me gusta cómo mezclas un cierto sufrimiento con la incomprensión, con el entendimiento o comprensión de uno mismo y con el respeto hacia el otro,
gracias

Belnu dijo...

Huy, qué vergüenza, cómo me prodigué... y abrumé a Cacho.

Anónimo dijo...

el silencio y la palabra siempre tan necesarios...e inseparables.
impromptu.

Anónimo dijo...

de brumas, zbelnu, el muelle de jean gabin y la michèle morgan.
pero qué decir frente a tus palabras: sólo susurrar silencio.
cacho de pan anónimo

Belnu dijo...

Ajá, brumoso Cachodepan, con Michele Morgan (nunca comprendí por qué adoraba a Jean Gabin, como KHepburn con aquel otro bajito que no me gusaba Spencer Tracy)... pero me gustan aquellas brumas...

odette farrell dijo...

Hola V,

Ya no sé que decirte, porque cada post tuyo me fascina.
Los silencios...cuando era adolescente me abrumaban, ya adulta me percaté que entre las personas con las que en verdad me entiendo, me conecto, siempre existen silencios maravillosos, donde no necesito poseer el oído ajeno ni la otra persona el mio, sino solo juntos compartir esos silencios y sentirse bien sin hablar...

Además te confieso que no soy buena para hablar...como tú, me encantan las lenguas extranjeras y a lo largo de mi vida he aprendido varias porque a través de ellas conozco nuevos sentimientos...pero a diferencia de ti, de eso estoy segura no me expreso bien con las palabras, quizás por eso escogí los pinceles :)

Maravillosa tu última frase, concuerdo de lleno con Zbelnu.