6.6.09

sin compostura


photo by masaaki miyara
Ayer no conseguí llegar a la conferencia que daba Colette Soler en la escuela de los Foros Lacanianos, en Accep. En cambio hoy sí acudí a la última sesión del seminario de este año, dedicado a los discursos, donde también participaba ella. Parece ser que ayer C.Soler planteó una cuestión que se encuentra cercana al centro de mis preocupaciones (la escritura y la letra, la cura en la psicosis, el legado chino…) y que denominó con el nombre de Inconsciente Real, en contraposición con el inconsciente simbólico (el que hace síntoma, cadena significante, asociación libre, sueño, discurso) y que se relaciona (el real)con el final de análisis. En cuanto mis últimos compromisos del curso me lo permitan, debo armar un pequeño texto resumen con las notas de lo trabajado este año con Mercè Altimir en las sesiones de El color del Viento, y éstas apuntan en direcciones paralelas.
Hoy se planteaba el análisis que hizo Lacan sobre el discurso capitalista, como regulador de una estructura social. Ante la pregunta inevitable de cuál podría ser la salida a este modo de organización económica globalizada capitalista, aparecía –casi a modo de koan o respuesta zen- la de un cambio en el deseo: es decir, la de la generalización de un deseo-otro, que viniera a objetar el deseo predominante de hoy (consumo, producción y grandes éxitos) y que nos permitiera salir del callejón sin salida en el que nos encontramos.
Me gustó que C.S. hiciera mención a esa figura tan china a la que hace referencia Lacan siempre, la del Santo (que no coincide con la del religioso occidental, sino más bien con la de Gracián o Mencio) cuyo deseo es peculiar, no canónico y lo distingue del rebaño.
Me alivió también que señalara una realidad de la clínica de ahora, la de mi generación, y un cambio importante respecto al pasado. Antes los sujetos acudían al analista en busca de un saber que los liberase. Ahora en cambio, los desposeídos habitantes de un mundo arrasado por la destrucción y la precariedad, acudimos con la pregunta y el deseo de poder construir algo, una profesión, una familia, un proyecto vital que se desintegra en nuestras manos nada más alcanzamos a tocarlo.

Aunque no soy en absoluto fan de las ediciones de poesía china de Hiperión (¡qué desafortunadas!) ni de su selección del famoso 寒山 , este poema me ha parecido tan adecuado para estos días, que no he podido resistir el traerlo:

Si los que saben me vuelven la espalda,
y yo vuelvo la espalda a los que ignoran,
a quienes no son sabios ni ignorantes
decido no escuchar más desde ahora.

De noche canto al brillo de la luna,
bailo entre nubes cuando el alba raya...
¿o debo mantener la compostura,
con esta pelambrera enmarañada"

de Han Shan, El Maestro del Monte Frío, traducción de Lola Diez Pastor.

Por supuesto no hablo de no escuchar a los demás, sabios e ignorantes en un mismo saco, sino tal vez sólo escuchar aquello que dicen, sabiendo que siempre llega filtrado por una palabra letra, que nunca consigue transmitir el exacto sentido de lo que desea. Sólo escuchar como quien lee poesía. Ante ese fracaso originario, dice María Zambrano (y nunca podré agradecerle lo suficientemente a Bel que me la redescubriese) la poesía no toma conscientemente posición alguna, no se hace problema, sino que se abraza al fracaso, se hunde en él sin pretender resolverlo. No le intereresa actuar, porque su actuar es su (bien) decir… puro Lakhan chino

8 comentarios:

Nicolás dijo...

Qué interesante todo esto. ¿Cuál sería entonces la diferencia entre Inconsciente Real e Inconsciente Simbólico?

Belnu dijo...

Gracias por agradecerme a mí, que no hice nada! Qué bonito post, estoy por mandárselo a mi desconfiada amiga recelosa de que lo lacaniano distorsione su China! Justamente a través de la letra...

Dante Bertini dijo...

qué espacio ocuparé yo, presunto escritor y lector de poemas, en medio de tantos inconscientes?

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Quizá lo que quiere decir María Zambrano con que su actuar es su bien decir, es ni más ni menos que en la vida lo más importante es la responsabilidad de uno mismo y de nuestros actos, y no actos, todo nosotros hacernos responsables sabiendo que escuchando al otro que merezca claro, ser escuchado (Y no hablo de ignorantes o no, sino de violentos o no violentos, verbales o no verbales)y escucharlos y hacer de nuestra vida un cuentacuentos o cuentachistes al otro (siempre ficticio pues estamos solos con nuestro yo, lo de afuera el otro no es más que Dios, la muerte, la madre etc.) pagándole con ratos de sentimiento placiente o displaciente pero pagándole con lo que desea en ese momento, a su poema dialéctico, a su queja, a su discurso.
Bien eso es lo que yo he entendido y más o menos hago de mi vida, pero me doy cuenta que a cada instante que paro mi guardia la gente los demás que soy yo, pues enseguida les pongo freno, intentan controlar mi vida, o llevándome al médico por un grano que ya hace 37 años que tengo o pidiéndome un hijo que sabiendo yo mis limitaciones genéticas o no genéticas me niego a tener. En fin, en la vida hay víctimas y verdugos, yo fluctúo en uno y otro lado pero hay quien le gusta abonarse a rehuir lo que llaman fracaso, quieren ser como el desafortunado anuncio que hace algunos años sacaron por la televisión, quieren ser león en vez de gacela. Y es que en el fondo la gente vive en la estética constantemente y no en la prudencia, un término medio aristotélico. Bien Vanessa me ha gustado el artículo por que otra vez has dado en un tema que me interesa y además has citado a la orteguiana María Zambrano y he de decirte que Ortega me fascina. Un beso muy fuerte amiga.

Anónimo dijo...

Yo creo que ese deseo otro existe, pero permanece oculto por el empuje de la globalización del pensamiento llevado a su finalidad ( el que no cuestiona otras cosas) ante un pensamiento intermedio, por ejemplo, y que está como acallado, subterráneo en el inconsciente. En todo caso, el acudir ahora de esa forma al psicoanálisis muestra cierto desvío de su finalidad primera, y que las formas del análisis deben saber ver. Tal vez ahora, esa necesidad de construcción que dices, encuentre su causa ante un sin fin de posibilidades, y es verdad que esa destrucción que se ve, haga el efecto contrario, la necesidad de construir. Creo que esto se debe a que ahora se busca la construcción unívocamente , personalmente, creo que eso es un error. Cuando es algo que precisa de un tempo.
Es verdad que hace falta una reconstrucción humanísticamente hablando, ya que es la única forma de corregir en el camino, pero, cómo hacerlo?
Y es verdad, Zambrano tiene esa escritura entre poética y sicológica soterrada que sobrevuela sus escritos.
iluminaciones.

el objeto a dijo...

hola!

pues H., yo creo que hace referencia a eso que sucede al final del análisis, en que de alguna manera se acaba toda esa necesidad de asociación s1, s2, s3, de búsqueda de palabras, significados... y nos vamos quedando como con un esqueleto de pocos significantes. Esos significantes van quedando vacíos de significado, acercándose a lo que Lacan definía como Letra (que a diferencia del significante que es simbólico, está del lado de lo Real) Y Lacan al buscar por el lado de la Letra acudió a la escritura china.

Vicent Llémena i Jambet dijo...

Una pequeña aclaración Vanessa, yo no hablo del Otro sino del otro con minúsculas, ese del que habla Sartre. Venga saludos.

el objeto a dijo...

perdón! es que antes no pude seguir contestando...

Bel y Vicent,sí, la Zambrano habla desde un lugar y con un punto de vista sobre ciertas cosas que se me hace necesario en estos momentos.

Y sobre tu amiga, razones tendrá para querer defender esa idea de su China. A mí me gusta que las chinas de otros enriquezcan y reactualicen mi china, pero es cierto, que como escribía Amélie Nothomb, china tiene el efecto de hacer que los que pasan por ella se sientan olbigados y preparados para hablar de ella, aunque a veces no sepan ni entiendan nada,

querido Cacho, apenas llego hoy de vuestro recital, donde fluían palabras e inconscientes, energías y deseos, tu lugar parece ser ese activador generoso, hospitalario en ese jardín tropical precioso,

Vicent, qué bonito eso de las gacelas, no acabo de recordar del todo el anuncio... pero leyéndolo hoy, definitivamente yo envidio la libertad y la rapidez, la ligereza de la gacela. En cambio, esa necesidad del león predador me agota.
Y sobre eso que dices de esa fluctuación de los roles... creo que como bien señalas el yo y el otro están dentro y fuera de nosotros, es decir que somos víctima y verdugo, somos el que quiere que lo dejen tranquilo y el que se deja importunar, el que importuna y el que provoquen que lo importunen. Así que lo mejor es aceptar esa fluctuación y no acabar de creerse que sólo somos víctimas o que sólo somos verdugos. la salida ética y prudente, como dices, por eso, es la que nos permite salir airosos de tremedo trajín. A ver si después de Zambrano retomo Ortega, Vicent! y gracias como siempre por tu insight

Iluminaciones, yo también pienso que ese deseo-otro está por muchos lados, incluso el leernos aquí forma parte de esa otredad, y muchos de nosotros hemos conseguido montar cierta organización vital con la que objetar a esos imperativos consumistas, exitosos e hiperproductivos. Pero aunque en lo personal se consiga cierta forma de renuncia, en lo colectivo, en ese discurso ordenador, los vectores siguen siendo globales y letales,
El querer construir univocamente y en la más absoluta inmediatez pertenece a ese discurso. Por eso, el tempo del que hablas es tan esencial, aunque no se respete, no se cultive, no se nombre siquiera
Después de tanta deconstrucción, cómo hacerlo, cómo hacerlo...