Hoy empieza el
año del cerdo dorado o del cerdo de fuego. Parece ser un momento de gran prosperidad y optimismo, que sucede cada 600 años. Mientras el mundo y la propia China se enfrentan a los grandes retos globales que la actual situación de guerras y desastres energéticos y ecológicos presenta, pienso en un artículo sobre economía china de André Chieng, en un libro editado por Puf, titulado
Chine/Europe, Percussions dans la pensée. Ahí plantea la pregunta de muchos observadores acerca de China y su crecimiento. ¿Burbuja especulativa o crecimiento duradero? Señala que mientras en el mundo opera un discurso oficial globalizado que aspira al “todo positivo, como si la eliminación del negativo fuera posible”, el pensamiento chino distingue entre mal, que perjudica, y el negativo, que coopera. El primero excluye dramáticamente, mientras que el segundo incluye lógicamente. Por lo que en China ambas realidades contradictorias, la de burbuja especulativa y crecimiento duradero serían simultáneamente posibles. Desarrolla y justifica la sostenibilidad del fenómeno chino utilizando otros conceptos filosóficos chinos que lo diferenciarían de los varemos occidentales. Hace de nuevo una distinción, por ejemplo, entre “transición”, que haría referencia al pensamiento occidental, en el que se parte de un modelo teórico para llegar a un objetivo ideal, desarrollando un relato mítico, que haga emerger la noción de Verdad para explicar la civilización, y “transformación” , perteneciente a la tradición china del
YiJing, del pensamiento del proceso continuo, o transformación progresiva, donde la vía sea lo único importante y no haga falta fijar ningún único objetivo ni apoyarse sobre ninguna noción de verdad. Así explica cómo
Deng Xiaoping pudo llevar a cabo reforma de la Revolución Cultural , siguiendo la fórmula de “atravesar el río tanteando las piedras” Escribe Chieng:
“Retrospectivamente uno se da cuenta que una salida a la occidental de la revolución cultural no habría sido posible. Si Deng hubiera adoptado el método del debate griego para hacer emerger la verdad, habidas cuentas de las posiciones extremas que existían entonces en China, entre partidarios del comunismo y partidarios de una transición rápida hacia la democracia a lo occidental, el país habría sufrido una guerra civil. La reforma de Deng Xiaoping fue posible porque se hizo sin fijarse un único objetivo. Si pudo ser aceptada por todos, fue gracias a que era en todo momento reversible…”El artículo de Chieng tiene algo de naif y de artificioso. Todos sabemos que los recursos energéticos no son reversibles, y que el proyecto político del partido único no puede justificar esa “excepcionalidad” china que se permite hacer estallar un satélite por su cuenta en el espacio, censurar la red global del Internet con amenazas, y saltarse derechos y deberes para con sus ciudadanos y otros países a su antojo, contando mentiras y manipulando toda la información. Pero es cierto, que al menos no existe ese debate hipócrita e infame que asfixia todo discurso posible en nuestra sociedad occidental actual pretendiendo defender supuestas y vacías verdades políticas, como si la eliminación del negativo fuera posible. Yo ya he dejado de oir esas supuestas verdades, y me inquieta el silencio que dejan detrás
1 comentario:
Me gusta mucho el título de este post, transmite una sensación física ahora casi olvidada para mí, porque hace tiempo que no piso piedras de río, y cuántas veces, cuánto tiempo, agua helada, pozas y piedras tentativas, entre ellas acecha Heráclito, para recordar que nunca cruzas el mismo río.
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