23.2.07

madre ikebana


foto de LynninSingapore
Mientras mi familia paterna era la típica familia clásica conservadora española, la materna fue de lo más moderno y cosmopolita. Mis abuelos eran gallegos que de camino a las américas se quedaron a vivir en Las Palmas, y quizá influenciados por la brisa atlántica, abrieron sus horizontes y mentes. Con la modernez también vino cierta vena esotérica, que cada miembro fue llevando a su terreno y desarrollando a su tiempo y manera. Mi madre, que fue bastante visionaria y avanzada, y que había vivido en Londres y París a finales de los sesenta, leía cuando yo era pequeña en los años ochenta, sobre reencarnación, maestros tibetanos y numerología, hacía cursos de control mental, estudiaba ikebana, zen y tiro al arco y cuando llegábamos del colegio nos la encontrábamos a menudo en estado Alpha, tratando de alcanzar otros niveles de conciencia. Yo llegué a China después de haber estudiado dirección teatral, sido bailarina de butoh, y de haber practicado como buena hija de mi madre, numerosas técnicas orientales y corporales, entre ellas uno de los mejores taichichuan que existen en estos momentos, y de haber pasado por un análisis junguiano. No obstante, cuando me fui a China las respuestas esotéricas ya habían dejado de decirme algo y había abandonado la concepción junguiana de un self espiritista y fuerte. No me fui a Pekín en busca de los tópicos orientalistas de occidente. China era y sigue siendo una pregunta sin una única respuesta, el significante de aquello que no puede ser atrapado por completo, un mundo donde mi falta en ser y de sentidos no son un error y fatalidad propios que hay que llenar y negar, sino un vacío estructural a partir del cual ir escribiendo mi propia historia y subjetividad. Y ahora que trabajo con niños me doy cuenta de cómo todas aquellas respuestas interpretadoras de cuando era niña y adolescente, tan en boga por otro lado en estos días de constelaciones familiares, no supieron nunca explicar el mundo al que le faltaba siempre un pedazo, que yo creía mío….
Al contrario, ese supuesto saber que venía siempre del otro, no servía para nada más que para hacerme desaparecer como sujeto y aceptar lo que me pasaba como escrito en otra parte. Lo que sí me sirvió y me salvó de todo aquel éxodo new-age, sin embargo, fue la propia actitud de mi madre, esa disponibilidad o escucha flotante, estar abierta, que ha mantenido siempre, dispuesta a reinventarse en cada momento. No creo que consiguiera llegar nunca a otro estado de conciencia, pero al menos su honestidad y su curiosidad, su libertad y valor como sujeto, hicieron que se mantuviera en la conciencia, dispuesta a preguntarse y aceptar las respuestas del otro, cosa que muchos nunca consiguieron. En el curioso y bonito libro de Michitaro Tada, la Gestualidad Japonesa, dice el autor que en vez de gestos llamativos y exhibidores el japonés tiene el ikebana, que le sirve para adoptar esa actitud y transmitir la belleza a través de unos gestos y un intermediario, las flores, en vez de alardear y ostentar de ella

20.2.07

cadeau


poema de Li Bai, Pensamiento en una noche tranquila, Pre-Textos
La semana pasada Salvador, de la librería Xoroi, me regaló en agradecimiento a la colaboración en la puesta en escena del acto de cierre del año Freud, el bonito libro de poemas de Li Bai,A punto de partir, editado por Pre-Textos y traducidos en edición bilingüe por mi admirada Anne-Hélène Suárez. Salvador es buen amigo de Anne Hélène, así que le pidió que me lo dedicara, cosa que me hizo mucha ilusión. Además de los poemas, del cuidado y la belleza de la edición, la traducción misma, las notas y los apuntes de A.H. son valiosísimos a la hora de entender y conocer no sólo las palabras sino las interesantes vidas y el mundo que habitaban esos poetas. Muchos de ellos debían lidiar con las intrigas de la corte, y partían a menudo desterrados como Su Dongpo o enviados en su cargo de funcionario por el emperador a servir en tal u otra provincia remotas. Otros como Li bai viajaban en busca de mecenas, prácticamente todos se retiraban durante largos periodos a las montañas, al estilo taoísta, a veces, señala A.H., simplemente para llamar al atención del poder, fingiendo desinterés por los asuntos mundanos y alimentando su propia leyenda. Visitaban en sus rutas monjes y sabios, y otros amigos funcionarios o poetas. Practicaban la alquimia y se ejercitaban buscando la inmortalidad, no sólo literaria, sino también física! Una de las cosas que más me gusta de la poesía antigua china es toda esta temática de los viajes, las visitas, los encuentros y despedidas de amigos, tan preciados vista la existencia solitaria y desapegada que muchos de ellos llevaban. Los recuerdos en la distancia, la nostalgia de la partida, los lamentos por la muerte de alguno de ellos, las alabanzas al trabajo del otro, en definitiva el entretejido de largas amistades. Eso hace que sean frecuentes los llamados poemas de intercambio, en que un autor compone un “eco” al poema del otro. Como indica A.H. en el prólogo de la edición de Pre-textos 99 cuartetos de Wang Wei y su círculo, en la mayoría de las antologías no se presentan los poemas de respuesta que no sean del autor, lo cual distorsiona a veces la comprensión que de ellos pueda formarse el lector.
Y ese interlocutor invisible y lejano, que habita otras montañas y cuya personalidad desconocemos, me hace pensar esta mañana en el Otro lacaniano al que dirigimos nuestra demanda y discurso sin saberlo, y cuyo desconocimiento nos sume también a veces en la misma sensación de extraña incomprensión

18.2.07

Atravesar el río tanteando las piedras


Hoy empieza el año del cerdo dorado o del cerdo de fuego. Parece ser un momento de gran prosperidad y optimismo, que sucede cada 600 años. Mientras el mundo y la propia China se enfrentan a los grandes retos globales que la actual situación de guerras y desastres energéticos y ecológicos presenta, pienso en un artículo sobre economía china de André Chieng, en un libro editado por Puf, titulado Chine/Europe, Percussions dans la pensée. Ahí plantea la pregunta de muchos observadores acerca de China y su crecimiento. ¿Burbuja especulativa o crecimiento duradero? Señala que mientras en el mundo opera un discurso oficial globalizado que aspira al “todo positivo, como si la eliminación del negativo fuera posible”, el pensamiento chino distingue entre mal, que perjudica, y el negativo, que coopera. El primero excluye dramáticamente, mientras que el segundo incluye lógicamente. Por lo que en China ambas realidades contradictorias, la de burbuja especulativa y crecimiento duradero serían simultáneamente posibles. Desarrolla y justifica la sostenibilidad del fenómeno chino utilizando otros conceptos filosóficos chinos que lo diferenciarían de los varemos occidentales. Hace de nuevo una distinción, por ejemplo, entre “transición”, que haría referencia al pensamiento occidental, en el que se parte de un modelo teórico para llegar a un objetivo ideal, desarrollando un relato mítico, que haga emerger la noción de Verdad para explicar la civilización, y “transformación” , perteneciente a la tradición china del YiJing, del pensamiento del proceso continuo, o transformación progresiva, donde la vía sea lo único importante y no haga falta fijar ningún único objetivo ni apoyarse sobre ninguna noción de verdad. Así explica cómo Deng Xiaoping pudo llevar a cabo reforma de la Revolución Cultural , siguiendo la fórmula de “atravesar el río tanteando las piedras” Escribe Chieng: “Retrospectivamente uno se da cuenta que una salida a la occidental de la revolución cultural no habría sido posible. Si Deng hubiera adoptado el método del debate griego para hacer emerger la verdad, habidas cuentas de las posiciones extremas que existían entonces en China, entre partidarios del comunismo y partidarios de una transición rápida hacia la democracia a lo occidental, el país habría sufrido una guerra civil. La reforma de Deng Xiaoping fue posible porque se hizo sin fijarse un único objetivo. Si pudo ser aceptada por todos, fue gracias a que era en todo momento reversible…”El artículo de Chieng tiene algo de naif y de artificioso. Todos sabemos que los recursos energéticos no son reversibles, y que el proyecto político del partido único no puede justificar esa “excepcionalidad” china que se permite hacer estallar un satélite por su cuenta en el espacio, censurar la red global del Internet con amenazas, y saltarse derechos y deberes para con sus ciudadanos y otros países a su antojo, contando mentiras y manipulando toda la información. Pero es cierto, que al menos no existe ese debate hipócrita e infame que asfixia todo discurso posible en nuestra sociedad occidental actual pretendiendo defender supuestas y vacías verdades políticas, como si la eliminación del negativo fuera posible. Yo ya he dejado de oir esas supuestas verdades, y me inquieta el silencio que dejan detrás

17.2.07

mundos posibles, 2

Foto de Julius Shulman, Prairie Chicken 1963
Pero aunque, como decía en el anterior post, no estemos en condiciones de describir el mundo real como máximo y completo, o precisamente por eso, sí necesitamos ir otorgándole sentidos, creando significados, nombrarlo, relatarlo. (Relato viene de relatio, de relacionar, señalaba Victor) Recuerdo cómo me conmovía ver el año pasado, en el andén del metro algunas mañanas, una chica que mientras esperaba el tren, y en la más absoluta soledad, iba diciéndose lo que hacía: “ahora cojo las llaves, y las meto en la mochila, y de camino voy mirando este libro…” O por la tarde: “ahora llego a casa y me preparo la merienda…..” Claro… yo la entendía perfectamente ¿ No necesitamos todos, en muchos momentos, con otras voces más indirectas o interiores, ir encadenando y relacionando significados y significantes?. Mucho más incomprensible me resultaba entonces llegar a mi oficina y soportar aquel silencio retraído. Durante un año entero, una de mis compañeras de trabajo (y éramos un equipo pequeñísimo de gente, a veces fuimos sólo tres), una pobre infeliz locuela y siniestra, hizo como si yo no existiera. Lo grave no era su comportamiento delirante y oscuro, al que en cualquier otro lugar se le habría puesto fin en seguida, sino que la empresa lo permitía y lo alimentaba, lo que creaba las situaciones más absurdas y barrocas posibles, a la hora de tener que organizar tareas en las que el trabajo de una y otra debían interactuar. Ese mundo de silencios denegadores y enfermizos se me hizo en seguida aberrante, inhabitable, e imposible, también en el sentido de mundo narrativo de Eco. Así, pensaba yo, descifrabaFrançoise Dolto las heridas de aquéllos niños a los que tanto ayudaba con palabras que restablecían un lugar posible para ellos. A menudo veo mi mundo hilvanado (que no cosido), superpuesto al real...

15.2.07

mundos posibles


Foto de Julius Schulman de la Moore House 1964, California

Estos días no hay tiempo para nada, y me siento capturada por una vida que no es la mía, aunque por supuesto lo sea…a menudo tengo esa sensación de que la vida está siempre en otra parte, pero la pregunta acerca de dónde, flota sin respuesta en la luminosa consulta de mi analista
Cuando paro y me quedo sola, en el instante en que logro que todo se suspenda por unos minutos, al no haber una continuación, al romperse la secuencia temporal subjetiva suele ocurrir algo que me encanta: me transporto. Y entonces, cuando esto sucede estos días, aparezco a veces en China, una China que es más mía que de otros. Durante muchos años he pensado que a todos nos correspondían una serie de paisajes interiores, que en el fondo son como órganos nuestros, nos pertenecen, son partes o fragmentos de este ser que vivimos como unitario. Cuando llegué a los desiertos de California, en los alrededores de Palms Springs tuve la misma sensación que al llegar a China, que esos paisajes eran partes mías, y también estaban en mi interior, y podría buscarlos y recuperarlos siempre que lo desease. Como esas ciudades invisibles narradas por Marco Polo a Kublai Kan, de Italo Calvino, o como los mundos posibles de Umberto Eco. En un artículo sobre la psicosis, el excepcional y comprometido psiquiatra y psicoanalista J. M., utiliza las teorías de Eco sobre mundos narrativos, para dar cuenta de los fenómenos clínicos que acontecen en la psicosis, y otorgarles así un lugar más digno, no sé si podría decir “humanizado” Ahí señala que si ninguno de los mundos posibles inventados podría ser autónomo respecto del mundo” real”, tampoco “estamos en condiciones de describir el mundo real como máximo y completo.” Gracias a J. M, mi mundo posible es cada día más habitable y comunicable

10.2.07

la felicidad


Una de mis escenas favoritas de Ozu. Uilizamos varios fragmentos en mi espectáculo La felicidad nunca ha hecho feliz a nadie. La escena se proyectaba hacia el final, sobre una pared desconchada y desnuda. En medio de la sala vacía se distinguía mi cuerpo que se fundía con la imagen, la música que se oía no era la original de la película sino la del espectáculo, las suites para violoncello solo de J.S. Bach. Y en ese momento mi personaje quedaba inmediatamente identificado con la bailarina de Noh y con la protagonista de la película, mientras el público se reconocía en espejo en los espectadores del teatro japonés. El objeto real de la fascinación que produce ver estas películas antiguas, la distancia de la nostalgia en el cine, según Zizek, no está en la escena exhibida. Lo que nosotros vemos realmente es la mirada del otro, y lo que nos fascina es la mirada del espectador ingenuo y mítico que reconocemos.

9.2.07

del amor y la mirada

Tintin y el Loto Azul
"No te gires, pero parece que nos están observando"
Estuve en París con un amigo que hace unos años vendió su empresa de nuevas tecnologías en San Francisco para hacerse fotógrafo. Philippe gana ahora su vida dando consejos a otras grandes empresas de tecnología, a través de su inteligente mirada, y haciendo fotos por todo el mundo. En la fotografía su pasión son los retratos. No soporta aquellos en los que el modelo posa de manera pasiva, sino que busca siempre captar a la persona en un momento de verdad que implique algún tipo de interacción con la cámara o con el fotógrafo. Ya antes de verlo llevaba días pensando en la mirada, en la propia pero también en la mirada de los demás sobre nosotros, y preguntándome quién miraba esa mirada.
Cuando se trata de China mirando a occidente, o nosotros mirando hacia China, es inevitable hablar de la fascinación en la mirada. La fascinación, sigo pensando, implica una distancia necesaria, nos fascina aquello que es otro. Joseph Needham escribía acerca de esta fascinación por china “ sólo lo que es totalmente otro puede inspirar el amor más profundo al mismo tiempo que un fuerte deseo de conocerlo”. Si este movimiento de fascinación apunta hacia el goce, hacia arriba, a lo imposible de atrapar, el amor, por otro lado, con su juego de semblantes, sus malentendidos, sería según Lacan lo que permitiría al goce condescender al deseo. Como indicaba mi deslumbrante e inspiradora amiga M. hace unas semanas, el movimiento del amor con-desciende. El amor podría entonces ser algo más que esa enfermedad o ceguera, ese velo que nos oculta la falta de completud o armonía sexual, y funcionar también, como indicaba M. como regulador del goce, en su aspecto de ley, permitiendo abrir un espacio al deseo, que coloque al objeto en un eterno más allá.
Mi otra gran rock-star del psicoanálisis, Slavoj Zizek hablaba de esta mirada distorsionada e impregnada por el deseo, en la que el objeto, objeto a, es puesto ahí por el propio deseo. Hoy he ido a La Central para buscar un libro de poemas de Manel Ollé, que no he encontrado. No obstante, el día ha sido generoso a su manera y el la contraportada del libro Difícil Libertad de Lévinas he encontrado: la ética es la primera filosofía que no se funda en la razón, sino en el encuentro cara a cara con el otro, y esto implica una responsabilidad infinita hacia el otro.

6.2.07

mimosa


Al regresar a Barcelona encontré el primer ramo de mimosa, y por primera vez entendí, lejos del helado Pekín, por qué los chinos llaman a esta época del año tan fría, en la que se desarrolla su Nuevo Año, Festival de la Primavera.

del deseo y la libertad en china


El pasado miércoles 31 de enero, en el 83, bld Arago asistí a una nueva reunión de Psychanalyse en Chine. A la desangelada sala del Institut Théologique de Paris, acudieron en esta ocasión más personas que en el pasado mes de abril, había aumentado también el número de chinos. Guy Flecher, autor de la impresionante página LacanChine presentó su primer encuentro con una analizante china, y nos habló de la escritura, de cómo Lacan concluyó, basándose mucho en la escritura china, en que la escritura precede a la palabra, y cómo hizo referencia siempre a ésta a lo largo de su enseñanza.. Michel Guibal también presentó varios casos y encuentros, en el marco de su trabajo de más de 5 años con una valerosa ONG china que trata en todo el país con niños autistas. Subyace siempre la cuestión de si China constituye un mundo en sí mismo, tan diferente y ajeno a nuestra manera de pensar, para el cual el psicoanálisis sería ineficaz o indiferente. Los mismos chinos se complacen en alimentar esta idea de la alteridad china, de la que tanto uso hace el nuevo nacionalismo político. El mismo François Jullien habla sin cesar de esa otra alteridad radical, incapaz de pensar en el deseo, y en el ser en nuestros términos. Pero a medida que uno se enfrenta a los textos chinos y a sus testimonios individuales, nada resulta más artificioso que esos rodeos pseudos-filosóficos. En la entrevista que aparece en este número dedicado al deseo del Magazine Littéraire, Jullien opone la concepción china de deseo, definida por la funcionalidad, a la occidental, creada a partir de la falta. Pero cae en su propia trampa, y no se da cuenta al hablar del carácter chino que significa deseo, y que se utiliza para hablar de deseo sexual, yu 欲 que éste está constituido por el radical de falta, y el dibujo de un valle: para que haya deseo, sobretodo en la China antigua del justo medio, ha de haber una falta, un vacío, que sí, en última instancia es funcional, como lo es para Lacan. Al día siguiente encontré otra entrevista a un novelista chino, cuya novela, “Poemas al Idiota”, acaba de ser traducida por Editions de l’Aube. Ge Fei (Jiangsu, 1964) respondía, en la misma línea que Jean François Billeter en “Contra François Jullien”, que los fantasmas y la represión de ambas culturas no son diferentes, y añadía que la introducción de la teoría freudiana en los años 80 había representado una fuerza de pulsión hacia la libertad en China. La amnesia histórica, la ausencia de transmisión entre generaciones, los no-dichos, el peso de la moral confuciana que impide criticar a los progenitores y construir su propia subjetividad, forman parte de las actuales preocupaciones de los chinos. Tanto los interventores como el auditorio avanzábamos a tiendas, lenta y cautelosamente, entre dibujos de caracteres, preguntas, y tímidas conclusiones. Yo no podía evitar pensar en cómo explicaba Zizek la ética del deseo en Lacan: mostrar que hay una capacidad de deseo puro, que no necesita supeditarse al objeto. El objeto, objet petit a, se transforma entonces en una posición estructural, una especie de objeto a priori. El deseo último es pues el de la no-satisfacción del deseo, el deseo de permanecer abiertos. Así permanecíamos nosotros, como estudiantes daoístas, circunvalando el vacío, entre dos continentes que se nos aparecían mirándose en un espejo.