8.3.07

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Chinese Graffiti, originally uploaded by Qiao Jie Na.


La relación de transferencia entre analizante y analista consiste en una especie de queja por parte del primero de que no sabe lo que quiere, y una suposición implícita de que el segundo tiene ese saber. El analista representa a su gran Otro al que dirige su discurso y no es hasta el final de análisis con la disolución de la transferencia, que la flecha de la pregunta que el analizante dirige al analista se vuelve hacia él mismo, mostrándole que su deseo carece de garantía y que está autorizado sólo en sí mismo. El saber, finalmente, está en uno mismo. Para que esto ocurra y haya transferencia, el analista ha de poner en marcha su deseo de analista, y no ocupar con su yo ese lugar Otro con la demanda, sino dejar al analizante encontrarse con la verdad de su deseo, que no es sino una falta. Es por eso que el análisis no es una terapia, sino “la impugnación tácita de todas ellas”, como señala Braunstein, y que no puede esperar más que fracasos si pretende compararse con los ansiolíticos de hoy. Me gusta que los analistas la sitúen siempre entre el deseo y el amor.
Imagino pues que en la vida, con los amigos, para poder tener una buena transferencia ha de ser con alguien que nos ofrezca cierto espacio, que no lo ocupe todo y que nos permita desplegar algo de lo que somos, aunque eso suponga reconocer lo que nos falta.
Hoy leía algunos artículos de mi amigo Roger, con quien por cierto tengo una preciosa transferencia, escritos para El Mundo, accesibles en su web. Me encanta uno sobre las frases y mensajes anónimos escritos en las paredes de las ciudades, cómo se actualizan los viejos dichos y los slogans. Roger en esa crónica cultural postmoderna que es la suya, se pasea por la ciudad dejándose más preguntas abiertas, que cerrando respuestas, y su posición de observador, lector, paseante y pensador va modelando un discurso urbano que sugiere sin pretender convencer. A menudo sueño con encontrarme en Barcelona graffitis en caracteres chinos, que den la palabra a esos individuos mudos en de mi ciudad,ver las cosas a través de las imágenes que contienen, y pienso en esa locura de Publi Cidade lisboeta, y en esos sentimientos, que como dice Roger, van haciéndose cada vez más conscientes de sí mismos, convirtiéndose al fin en literatura

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué hermosura sería...y gracias por este regalo de imaginármelo: mi Barcelona con graffitis chinos de relojería....cierro los ojos y los veo, en mi Ravalmaravilla...

el objeto a dijo...

sí, qué bien le haría a algunas paredes del Raval, como mis alumnos de chino que creen que no conocen los carácteres y no los enteinden de repente y sin saber cómo se encuentran haciendo conexiones y entendiendo más de lo que sabe...
y gracias a ti!

Belnu dijo...

Me he leído un artículo de Roger sobre graffiti en el Mundo y me ha gustado, me ha emocionado reconocer uno que había visto en pintor fortuny, el de Bin Laden no existe, Al Qaeda son los padres... En cuanto a Braunstein, parece interesante su página... Y veo que ya has organizado tu biblioteca (etiquetas)! Qué rápida...

Anónimo dijo...

histeria y capitalismo:
¿y la creencia de que en el otro está la solución a todos nuestros deseos no es el principio de la histeria? y, siguiendo esta idea, ¿no sería pues nuestro mundo, un lugar de histéricos agarrados a la reinvindicación, al consumo y a la queja? ansiosos por conseguir en el otro (sea ese otro un objeto o una persona) aquella falta que nos angustia. y al conseguir colmar una y otra vez nuestro dolor con los infinitos cachivaches terapéuticos y tecnológicos que nos ofrece este mundo, no estaríamos mas que llevando nuestra histeria hasta el infinito.

la duda es saber a qué se parecerá la histeria llevada al infinito. quizás se acerque a una especie de goce, esos orgasmos que a veces tenemos en situaciones de mucha tensión. un orgasmo social!

viva!

el objeto a dijo...

sí, la histeria es una demanda de saber que encubre una demanda incondicional de amor, y es la pregunta histérica la que está en el origen de un análisis por ejemplo, pero el histérico no es capaz de ir más allá de su queja y vivirá frustrado y frustrando al otro, la histeria llevada al infinito... un infierno!! ;-)