photo by Masaaki Miyara
Una parte de lo que vivimos y lo que nos motiva permanece inaccesible para nosotros. Es algo que queda demostrado hoy en día incluso desde la perspectiva de las neurociencias. Si la experiencia del análisis me ha desvelado algo esencial sobre todo esto, es que por lo general no sólo encontramos, sino que también construimos el sentido y las verdaderas razones que nos han empujado a actuar de una determinada manera, sólo a posteriori. Y por eso, por mucho que nos aferremos y nos abonemos al sentido como si de un salvavidas se tratara, éste sólo puede sostenernos y pertenecernos momentáneamente.... La experiencia del lenguaje se encuentra atravesada por el mismo desconocimiento del yo- que-habla y nos enfrenta con los mismos ángulos ciegos respecto a lo que está en juego. Hablar puede ser doloroso, pero también liberador, cuando uno acepta el atravesamiento. A veces es la única salida para superar el salto al vacío.
Un amigo me hablaba hace unos días de un filósofo- académico, que al enseñar filosofía intentaba negar toda referencia a la subjetividad y biografía del pensador, alegando que lo único que contaba se encontraba en el texto. Como si el texto y la letra pudieran existir sin fisuras, y escapar a lo contingente y al equívoco, y entre texto y sentido no hubiese sino una continuidad y acople perfectos. Su pretensión sería la de un loco, pensaba, si no fuese porque había inventado una trampa, que lo salvaba de la enajenación: su método consistía (si lo entendí bien) en ir centrándose y eligiendo algunas palabras del texto de estudio, y ponerlas en relación con palabras y nociones de otros textos, épocas y autores. Haciendo eso conseguía introducir algo de la alteridad del texto, del equívoco y la ambigüedad, de lo inesperado, un sentido nuevo y, claramente, algo de su propio inconsciente y deseo. Al fin y al cabo, se trata de una asociación libre, y la subjetividad es siempre intersubjetividad.
Esta anécdota me ha hecho pensar en que nosotros hacemos algo parecido y traicionando sin querer nuestra coherencia, muchas veces acertamos al equivocarnos y nos salvamos, haciendo saltar por los aires la fortaleza construida alrededor, desde la que al final ya no se ve nada, y nuestro texto resulta ilegible.
Y pienso en Lacan, cuando en su seminario del 19 de abril del 77, les dice a los analistas que lean un librillo sobre poética china, si quieren saber algo del inconsciente y hacer audible otra cosa diferente al sentido . “Ya que el sentido es lo que resuena con la ayuda del significante, pero lo que resuena no va muy lejos, es más bien blando. El sentido tampona, pero con la ayuda de lo que llamamos escritura poética, podréis haceros una idea de lo que podría ser la interpretación de un analista” Y no me refiero a lo chino, sino a la fisura, al vacío y el espacio evocado que implica la dimensión poética (sin que necesariamente sea poesía) de la experiencia, necesaria para cualquiera que quiera poder escuchar algo diferente al sentido.
Mi amigo, el traductor, escritor y poeta Sameer Rawal me regaló antes de irse a New Delhi un libro recién publicado por el Café Central y Endolls, Espigues de blat amb vents de l’est, que se presentará este octubre. Sameer, además de ser el responsable de la selección y autor de algunos poemas, se ha encargado de la traducción al catalán junto a Dolors Udina, de poemas de cinco escritores indios actuales, que escriben en hindi e inglés. La opacidad y transparencia radicales del lenguaje conviven de manera natural en esta versión a tres lenguas, llena de sombras y vacíos. La lectura es una caída, como en los versos de Teji Grover, “No existeixen significats/ no n’hi ha- /T’arribaran com després d’un ruixat/ la caiguda/ de l’aigua/ damunt les fulles”
Para D. W. Winnicot la fantasía era la condición de verdad del sujeto, y la creatividad la de su salud mental. Él habla además de una tercera realidad del ser humano, que no es ni la exterior ni la interior, sino una intermedia de la experiencia, un espacio potencial donde las cosas aún no son ni han cerrado todavía su sentido. Es el espacio que abre lo poético, lo musical, y que constituye la fisura en una trama que de otro modo resultaría asfixiante e inaccesible para nosotros.
"El amor es un nido hecho al aire libre" (Giriraj Kiradoo)
june swoon
Hace 10 años