fotografía del terremoto de Sichuan del International Herald Tribune, Bo Bor/Reuters
Este otoño Alain Platel, uno de mis coreógrafos preferidos estrena un nuevo espectáculo, Pitié, a partir de la Pasión según San mateo de J.S. Bach. En el texto que sirve de presentación dice que la palabra compasión, intoxicada con demasiados matices, se acaba asociando generalmente con cierta idea de condescendencia. Sin embargo, cuando la vida y la muerte se nos vuelven insoportables, anhelamos el cobijo de los otros, que nos compadezcan. A Alain Platel la crítica le reprocha una mirada complaciente sobre la locura, y que sus espectáculos no parezcan poder dar cuenta de otra cosa que el universo de los locos. Sin embargo el otro día escuché una cosa preciosa de la realizadora Sophie Fiennes respecto del trabajo de Platel: lo que éste trata no es tanto la locura como la dificultad que radica en ser un ser humano, así como de la dificultad de la experiencia de habitar un cuerpo.
En seguida me acordé de Platel este viernes en la espléndida conferencia organizada por el Espai Freud de Miguel Morey sobre Foucault, cuyo pensamiento me ha resultado a menudo igual de liberador. "Cuando tratamos con seres humanos, la abstracción no es sólo un error intelectual". Foucault, igual que Platel, se vio profundamente marcado por su trabajo en instituciones psiquiátricas. Para ambos el hombre como abstracción intelectual renacentista o cientifista está obsoleto, o mejor dicho muerto. El hombre que les interesa es el que abandonando cualquier pretensión epistemológica y ontológica se pregunta directamente, y esto ¿cómo funciona? ¿Y ahora qué hago. Esa, ya lo hemos dicho varias veces, es la pregunta más china, y la que nos permite reconstruirnos por encima de cualquier quiebra. Morey también insistió, citando a Foucault: no hay razones para obedecer, somos más libres de lo que solemos creer. Libres para pensar de otra manera al menos, pensaba yo. Pero es que pensar es siempre pensar de otra manera.
Esta semana dos amigos me enviaron un artículo aparecido en el International Herald Tribune que hablaba del interés cada día más grande en China por las psicoterapia y el psicoanálisis occidental. Ese camino podrá ayudarles sin duda a la mejora de libertades que se reclama desde dentro y fuera de la sociedad. Yo siempre he pensado que la dificultad que poseen para pensar la realidad en términos absolutos les facilitaría todo este proceso. Porque, de nuevo Morey, citando a Foucault, la verdad también es un constructo histórico.
june swoon
Hace 10 años