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es el título de una película de Spike Lee que siempre me ha fascinado, incluso tiempo antes de haber visto la película. En realidad me gustaba el título en inglés, pero con el tiempo, la interpelación en segunda persona me ha ido gustando más y más. He decidido dejar mi trabajo. Ya viví una situación parecida hace tres años, una empleada de mi misma empresa, celosa y extremadamente neurotizada, mala, me hacía la vida imposible, mientras los superiores miraban hacia otro lado. Yo no supe reaccionar. Un par de años más tarde de mi partida ella los estafó y se fue a otro sitio, dándome el tiempo la razón. Pero mientras, viví un año atroz en el que aguanté ahí sin saber bien ni cómo ni por qué.
Esta vez me voy antes y de otra manera, teniendo más claro lo que se juega en el inconsciente. Lacan dice que el estatuto del inconsciente, tan frágil para dar cuenta de lo óntico, es sin embargo tremendamente ético. Freud, con su ansias de verdad nos dice “sea como sea hay que ir a por ello”, porque, en algún lugar, ese inconsciente se muestra… En ese mismo texto Lacan recuerda que ese estatuto ético proviene ante todo del encuentro con lo Real, que no se escamotea nunca, y de cuyo encuentro surge el sujeto (del inconsciente). Los antiguos reconocían en las formaciones del inconsciente (como los sueños por ejemplo) la palabra y mensajes de los dioses. Y los dioses para Lacan pertenecen al campo de lo Real, como para los chinos: el cielo del que proviene la escritura, los oráculos, y las leyes, y que hace referencia a lo mismo. Los analistas estudian alemán para poder leer a Freud, pero yo sigo estudiando chino para leer a Lacan! En ese haz lo que debas encuentro hoy condensado el legado ético lacaniano y chino confuciano, “actúo según mi deseo y no transgredo la regla” Para el primero el encuentro o confrontación con lo Real se fue haciendo cada vez más y más importante en el pensamiento y la clínica, para el segundo se encontraba en la base misma reguladora del dao de las cosas. En el mundo de la empresa, sin embargo, el encuentro con lo Real es demasiado subversivo. Y lo que prima es que cada uno alimente su neura, bien lejos de la realidad. Si algún ingenuo como yo se preguntaba por qué las consultas psicoanalíticas siguen tan vacías, les respondo encantada: porque la gente prefiere pasar sus crisis a costa de los demás en las empresas y no tener que responsabilizarse de sus propios problemas. Eso sí, en una especie de investigación de campo que he emprendido, hoy he llamado a la seguridad social para preguntar por un psicólogo a quién poder consultar el escabroso asunto del mobbing, y me han dicho que ese servicio está demasiado colapsado…. Con lo que he preferido volver a lo chino. Jean Lévi hace una descripción terrible del periodo de los Reinos Combatientes, que yo recuperaría para resultar aún más concisa en este tema corporativo: “las conductas ya no se miden por el rasero de la moral sino por el de la eficacia, en que el egoísmo, el cinismo y la ambición son tales que todas las acciones heroicas o virtuosas de las hagiografías antiguas se reinterpretan como ejemplos de amoralidad y la generosidad y magnanimidad son actitudes tan ajenas a la mentalidad de la época que resultan sencillamente inconcebibles. En los sigos IV-III parece imposible que una conducta virtuosa y desinteresada pueda estar dictada por otra cosa que no sea la estupidez” (de Les fonctionnaires divins, esta traducción es de Anne Hélène Suarez) Las empresas son sin duda anti-personas, como las minas…
june swoon
Hace 10 años