Buddha's ear at Leshan, Sichuan by dibopicsEstas navidades uno de los regalos más especiales que he recibido ha sido una versión bilingüe del
Dao De Jing, de Lao Zi, traducida y comentada por
Anne Hélène Suárez. Siendo el chino antiguo una lengua escrita extremadamente concisa, donde faltan los tiempos verbales y declinaciones, y se prescinde a menudo de pronombres, adverbios, preposiciones, o conjunciones, el trabajo del traductor y comentador del texto es crucial, y desconociendo la existencia de esta versión, nunca me había decidido a comprar ninguna otra. A diferencia de la lengua china hablada, en la que para resolver la dificultad de identificación de las palabras monosilábicas, se utilizan palabras compuestas por dos o más caracteres, en la escrita clásica las palabras aparecen en un solo carácter, que muchas veces tiene numerosas acepciones, y cuya expresión
“puede dar lugar a una gran multiplicidad de sentidos diversos, a veces opuestos, a menudo simultáneos, y esa ductilidad constituye una de las riquezas de la lengua clásica” . El
trabajo del traductor, como decía, es descomunal y delicado ya que, como explica AH Suárez, “
a menudo se juega, a modo de calidoscopio, con la abundancia de acepciones y resulta ciertamente difícil decidirse por uno u otro sentido en nuestros idiomas occidentales y modernos.”
Esta versión exquisita de Mondadori, cuidadosamente preparada viene acompañada de un pequeño glosario, comentarios al texto y el texto en chino con una tipografía preciosa y que
invita realmente a la lectura y contemplación de los caracteres.
La importancia acordada en China a la escritura es tal que permitió el desarrollo de una lengua hecha para el escrito, divinatorio en un principio, y por lo tanto cargado de un sentido religioso bastante importante, y luego oficial, administrativo, ritual, analítico, e incluso literario. Según
Rainier Lanselle es debido a la preeminencia de esta función religiosa del escrito que la lengua china no seguirá el proceso natural y economizador de fonetización que siguieron otras lenguas arcaicas, dando lugar en China a una separación o corte bastante notable entre la lengua que se escribía y la lengua que se hablaba, escapando así también la primera del proceso normal de secularización. Según Rainier esto provocó que el sujeto no tuviera acceso al sistema discursivo, las leyes del lenguaje que lo acompañan y la autonomía del sujeto individual, mientras prevalecía la sumisión de los sujetos a un orden colectivo, común y desubjetivador de la lengua escrita, que se imponía como discurso del amo. Es bonito porque explica en un artículo aparecido en
un libro de varios autores sobre la lengua y el psicoanálisis, que fue la
entrada del budismo en China a principios de nuestra era la que provocó, al tratarse de una religión portadora de un mensaje para todos, “que tendía a individualizar al sujeto”, otro uso de la escritura china, permitiendo que se escribiera la lengua que se hablaba, y dando lugar al nacimiento de esa lengua vulgar que fue utilizada para escribir relatos, epopeyas y teatro, pero que siguió siendo rechazada del ámbito oficial por el poder hasta su generalización con la joven República en 1919.
Pero volviendo a la escritura, no dejo de maravillarme de todo la fuente inagotable de sus caracteres. Esta vez ha sido con el carácter que aparece en el Dao De Jing para referirse al hombre santo y que explica Anne Hélène en el glosario de términos: sheng
圣 (no sé cómo escribir la forma tradicional con mi ordenador) Se trata del hombre arquetípico y perfecto, intermediario entre el cielo y la tierra, compenetrado con el curso, que servía en la antigüedad para referirse al rey ideal, regulador o “pauta” del mundo.
Lacan habla de este hombre santo para hablar de la ética del psicoanálisis y hace referencia a Mencio y nos dice que el concepto más próximo en nuestra cultura occidental es el santo de
Baltasar Gracián. Así que yo ya había buscado este carácter y me había equivocado tomando shen
神 por sheng
圣. El primero significa dios, santo y también espíritu, y es el que está en la palabra china para psicoanálisis
情神分析. Pero su etimología proviene del elemento de altar religioso
示 donde se realizaban sacrificios y oráculos. Cuál ha sido mi
revelación al ver mi equívoco y descubrir que en chino antiguo (y lakhaniano), el caracter de hombre santo estaba compuesto en su forma más arcaica arriba por una oreja enorme
耳 y una boca pequeña
口 y abajo por el carácter wang
王 de soberano, rey, príncipe, que incluye en su etimología esta idea de intermediario entre el cielo y la tierra: compuesto por el número tres
三, que simboliza el cielo el hombre y la tierra, y l trazo vertical de la figura intermediaria del soberano en su eje ceremonial.
Cito de nuevo a Anne Hélène, para que no parezca que soy yo la que siempre lo llevo todo a mi terreno (!!): “
Es interesante comprobar que, a menudo, los caracteres relacionados con la inteligencia poseen el elemento semántico de la oreja, o sea la acuidad auditiva, la capacidad de percibir las señales del mundo”Fue precisamente ayer por la tarde que
encontré este poema,- cuya traducción al francés no me convenció pero tampoco he logrado resolver, por lo que en su traducción casera y precaria al castellano pierde cualquier elemento métrico-, y que relacioné en seguida con lo que acabo de escribir…
(prometo buscar la traducción publicada en español, y volver con una versión mejor)
Rugidos de leon, palabra sin miedoAl escucharlo, a los cien animales les estalla la cabezaIncluso el elefante pierde su elegancia en la huidaSólo los dragones celestes, dichosos, prestan su oído...(de Xuan Jue)