29.7.09

bajo un ginko protector

Real Jardín Botánico de Madrid, by gloriadon

Hice una escapada este fin de semana a la sierra madrileña para encontrarme con unos amigos patagónicos muy especiales y sus preciosos hijos. De regreso a la capital y después de cumplir con ciertos compromisos y disfrutar de la hospitalidad de amigos y familiares, sin tiempo para ninguna exposición ni paseo, arrastré mi exigua maleta por uno de mis lugares favoritos de la ciudad y una auténtica joya en este país arboricida: el Real Jardín Boténico de Madrid. Siguiendo la receta de Bel, me encomendé a los árboles centenarios bajo las ramas de un enorme Ginko, de cipreses robustos y altísimas y bellas secuoias, me sentí protegida y agradecida, admirada de la belleza y la diversidad de esos árboles y plantas que me hablaban de otros continentes, de mis viajes realizados y otros todavía soñados. Me llevé un libro magnífico parra leer en el tren, El Error de Descartes, de Antonio Damasio, neurólogo, investigador y hombre de luces. A medida que uno se aleja de la gente prejuiciosa e ignorante sin experiencia ni criterio, a medida que uno deja atrás el oscurantismo y pseudo-cientifísmo de los desafortunados new-age de la psicología y las “n(e)o-ciencias”, uno se da cuenta de que, en el fondo, quienes trabajan con rigor, honestidad y algo de valentía en los movedizos y a veces oscuros ámbitos de la psique humana, acaban coincidiendo en lo básico. Tal y como me habían dicho, -y ahora que ya tengo las bases teóricas para entender de lo que me están hablando-, he comprobado que la neurociencia actual está confirmando las bases neurales del descubrimiento freudiano acerca de la subjetividad y la experiencia del inconsciente. A quienes enfrenten las posturas científicas y la neurobiología con el psicoanálisis, les invito a actualizar sus lecturas sobre el tema y seguir informándose.
Damasio, además de ser un respetado investigador y profesor universitario en EEUU, citado a menudo en obras de referencia , es un magnífico comunicador, que me resulta poético:

Los sentimientos, junto con las emociones de las que proceden, no son un lujo. Sirven de guías internas y nos ayudan a comunicar a los demás señales que también pueden guiarles. No son intangibles y esquivos, contrariamente a la opinión científica tradicional son tan cognitivos como otras percepciones. Son el resultado de una disposición fisiológica curiosísima que ha convertido el cerebro en la audiencia cautiva del cuerpo

Damasio identifica en seguida el error actual de confundir el fenómeno con los componentes y operaciones que pueden encontrarse tras su apariencia. No expone sus ideas y ya está, sino que antes de defender ningún punto de vista ha desplegado un abanico de datos y casos clínicos, que hacen que no sea necesaria mayor justificación. El error de Descartes es para él el de separar cuerpo y mente, su tesis de que pensar es igual a ser, cuando se trata precisamente de lo contrario, en principio fue el ser y luego el pensamiento. Es a partir de nuestras estructuras corporales/cerebrales que apreciamos la realidad. El cuerpo, dice, es la vara de medición de la realidad. No sabemos a qué se parece la realidad absoluta. Y lo que diferencia nuestra mente de la de otros seres que también poseen mecanismos neurales es la creación de representaciones (neurales) que se convierten en imágenes (aunque no sean del todo visuales y puedan estar regidas por otro sentido, sean sonoras, de lenguaje…) Estas imágenes no se almacenan como fotografías ni se archivan, la memoria no consiste en recuperar, traer de algún sitio escondido. La memoria, tal y como él comprueba con personas que han sufrido diversas lesiones, es reconstructiva.
Tampoco existe un único lugar en el cerebro capaz de llevar a cabo una función cognitiva, sino que éstas surgen del concierto de varias zonas al mismo tiempo. A la hora de rememorar desencadenamos la reconstrucción en áreas diferentes. Al querer recordar un lugar, una cara, una voz, una frase, dice, ésta se encuentra distribuida, diseminada por todo el cerebro.
Parece ser que algunos matemáticos y físicos describen sus pensamientos más abstractos dominados por imágenes, a menudo visuales e incluso somatosensoriales.
Pero estas imágenes y representaciones organizadas topográficamente no son suficientes por sí mismas para configurar la mente. Hace falta que sean vividas como propias, correlacionadas en un complejo sistema de relaciones, que aunque comparable y compartible con otros, es único en cada individuo, y constituye su subjetividad, la base neural de su yo.
Damasio fue el primero en afirmar que las emociones, lejos de lo que se cree tradicionalmente, son necesarias para poder razonar correctamente. Resultó fascinante su estudio de grandes casos de la primera mitad del siglo XX de pacientes con graves lesiones en el lóbulo frontal, como aquel famoso Phineas Cage, cuyo cráneo fue atravesado por una barra de hierro. De regreso tuvo que interrumpir la lectura, que espero poder acabar este fin de semana. Inch’allá!

18.7.09

de la caída ordinaria

Kyosoan by dennisart
El mundo es todo lo que sucede, con esta frase tan china abre Wittgenstein su Tractatus. La traducción francesa, que también me gusta mucho, dice algo como que el mundo es todo lo que hace (un) caso. En su sentido original, la palabra caso, además de suceso significaba caída. Me quedé pensando en la caída, y en todo lo que cae. También en la pérdida. Para los místicos, la pérdida –del mundo, de uno mismo, y yo añado de sentido- tenía la misma naturaleza que la salvación -que la revelación, que el encuentro con algo vital.
Cuando Freud quiso cernir algo del sentimiento religioso o espiritual en el ser humano tomó prestada de un amigo la expresión de sentimiento oceánico, de eternidad, continuidad y fusión con el universo y las cosas. Pero la pérdida del self, la hipotética fusión o indistinción con el todo no sólo está en lo sagrado, sino que puede acontecer también en otros contextos, más ordinarios y terrenales. Ciertas experiencias de la locura, de lo traumático, ciertos viajes del sujeto de la palabra o la conciencia, pueden dar cuenta de ello. Yo creo que explicar algunas de estas experiencias desde las desafortunadas teorías de la personalidad y la psicología no puede dar nada bueno y que el menosprecio que existe hoy por la atención al caso particular es fatal… la psicoanalista F. Davoine acude al Teatro de la Crueldad de Artaud para explicar el trabajo que puede realizar un analista cuando se encuentra frente a un sujeto perdido, expulsado fuera de todo discurso o lazo social. El lugar del analista se asemeja, más que al del médico o el sabio, al de aquel doble artaudiano: doble que no es un semejante, ni un alter ego, puesto que en ese contexto ya no queda ego, ni tampoco alter, ningún otro en relación especular. El analista se parece mucho más a ese hombre sin situación de los diálogos chan de Lin Tsi, un personaje antagonista en escena que está ahí para darle la réplica al paciente, para jugar su juego de lenguaje. Y lo que tiene lugar sobre esa extraña escena no proviene de la psicología de los personajes ni de las interpretaciones, sino de un acontecimiento, algo que se “actúa” para liberarse de ello.
Esta semana me maravilló el relato de un antiguo amigo, un bailarín excepcional que después de más de nueve años en Japón formando parte de la compañía del maestro del butoh Kazuo Ohno, ha regresado y busca su lugar en España. Joan Carlos Soler se dedica ahora a la enseñanza en Madrid, y esta año, entre otras cosas, ha estado dando clases de interpretación a bailarines clásicos. Me divertía imaginar el diálogo entre esos cuerpos tan entrenados en el código de la danza clásica y el trabajo de Joan Carlos tan marcado por el butoh. Me explicó como trabajó durante un tiempo con la muerte, haciendo ante todo que se plantearan qué era para ellos, cómo se la representaban. Deduzco que saldrían imágenes, movimientos, improvisaciones. Más tarde cómo se representaban su propia muerte, la de cada uno de ellos. Los imagino espantados de no tener personaje ni máscara tras la que protegerse, preguntándose por qué algo tan abstracto en sus clases de interpretación. Y finalmente Joan Carlos, con su humor alicantino, preguntándoles por el desenlace final del Lago de los Cisnes.
A veces una buena pregunta es la única garantía para obtener una respuesta.

11.7.09

la acción


chakai, originally uploaded by ajpscs.

La acción debe tener un objetivo preciso, sino queda dividida, se confunde, sale mal y al final causa daños irreparables. Los sabios de otro tiempo se encargaban ellos mismos de llevarla a cabo, no se la dejaban a otros. Si no estás seguro de poder conseguirlo, no te inmiscuyas e intentes acabar tú con las fechorías del tirano
de Zhuangzi, de la contraportada del libro Etudes sur le Tchouang-Tseu de J. F. Billeter

Apenas regreso de mis batallas privadas. Preocupada por las noticias que llegan de China. Aun desde su obligado destierro berlinés, Rafael Poch consiguió escribir un buen artículo sobre los disturbios de Xinjiang a inicios de semana. Reanudo ahora, poco a poco, las lecturas bloggeras.