30.3.08

haikus de aquí

bonsai by ya ma (@flickr)

esta semana falleció Rafael Azcona, un hombre y bestia de cine, uno de mis guionistas favoritos. Leí estos dos pequeños haikus suyos que me encantaron

Evidencia*
no hay cojones
nos moriremos sin saber el nombre exacto de las cosas
es decir, sin enterarnos de nada

Bolero*
para guardar en secreto
tanto olvido

28.3.08

cierta distancia

photo by minicloud
Hace unos días una periodista de la vanguardia me entrevistó para una artículo que trataba sobre personas que habían ido a trabajar a lugares lejanos y exóticos. Durante la conversación que mantuvimos por teléfono, y después de una animada conversación sobre china, sus vicisitudes y retos, me preguntó por cómo creía yo que las empresas de aquí valoraban mi iniciativa y experiencia. En ese momento me quedé en silencio, y ya no pude continuar… "No te puedo decir, es que yo – es lo único que pude balbucear- ya no creo en la empresa". No me refería a ninguna empresa en concreto de mi historia personal, sino al concepto mismo de empresa. A la pobre periodista le costó saber cómo seguir, pero lo hizo. Me acordé luego de un pasaje de aquel librito de Corinne Maier que me pasó Mercè: "la empresa no sabe ya, como le ocurre a otros colectivos, cómo mantenerse unida, así que se encarga en crear artificialmente la idea de una gran familia, y no para de inventarse signos con los cuales los trabajadores han de identificarse. Ya se cansará. El día en que no le quede más objetivo que el de producir emblemas identificativos para sus trabajadores, la empresa se verá inevitablemente condenada a desaparecer." Me encantó. Unos días mas tarde releía aquel proverbio chino: Mirar el cielo en el reflejo al fondo de un pozo, y afirmar que el cielo es estrecho.

Al final de este seminario XVIII tan chino, Lakhan habla de su viaje a Japón, del librito de Roland Barthes sobre la cultura japonesa, que me descubrió Bel y de las marioneras japonesas del Bunraku, que vi por primera vez en el Théatre de la Ville, que me fascinan y de las que he hablado aquí en otras ocasiones; esas coincidencias me hace más que feliz!.La multitud de códigos del bunraku y en general de la cortesía y ceremonial japones le sirven a Lacan para seguir desplegando cosas sobre el semblante, esa pequeña ficción o artificio que recubre todo nuestro discurso permitiéndole acoger lo que no puede ser dicho más que de esta manera, velada, recubierta, dicha a medias: la verdad. El espectador del bunraku ve en todo momento el mecanismo, y al actor que lo ejecuta, “Japón es el lugar donde es más natural mantenerse en el acto de interpretar” (Lacan dixit) no de hacer interpretaciones… Barthes habla del teatro de Brecth, y de la distancia necesaria, la división o deconstrucción que hacen que tengamos que estar leyendo lo que pasa. Y eso, pensaba yo, es lo que le falta a presuntuoso y pesado mundo de la empresa. Las cosas, no son lo que parecen ni funcionan como nos dicen. En el análisis esa distancia es esencial, pero también en la vida misma. Estos días me acordaba del carácter chino que significa vida y destino: ming
compuesto seguramente por ling , que significa causar, provocar y una boca, kou Como si para que la vida, pueda leerse como destino, debiésemos incluir una boca que diga, y que por lo tanto tome una distancia, interprete, lea, hable y relate, como en el bunraku, nuestra propia ópera o relato vital

son días sin tiempo


marioneta japonesa de Bunraku, photo Mariel Shannon (de flickr)

20.3.08

martina (o los paisajes ocasionales)

foto de Martina Soler (tb Samudram) Shanghai 2002, variacions 14...

Tengo una amiga con una sensibilidad especial para los espacios, los paisajes, las combinaciones imposibles estéticas y vitales, que le hace descubrir constantemente rincones, ambientes, lugares y sabores…Mi amiga es viajera y tiene algo de esos descubridores del XIX, siempre preparada para un continente nuevo, pero cuya maleta es una especie de patchwork infinito que le arrastra como la cola de un vestido de novia…. fue ella la que me avisó de la magnífica exposición del CCCB, Post-it City, alrededor de las ciudades ocasionales, y la ocupación provisional de espacios públicos, urbanos y varios: aparecen en ella un montón de ciudades, con material gráfico, audiovisual, y textual con diferentes tipos de ocupación, centrándose sobre todo en aquéllas que tienen que ver con la disidencia, supervivencia y marginalidad, modos y economías paralelas, políticas espaciales dictadas por las necesidades de movilidad, laborales o de vivienda de comunidades, a veces en suspensión o en situación de precariedad: desde puestos de venta ambulante y comida rápida, talleres móviles, viviendas para los sin techo, construcciones efímeras, a los community gardens de NY , o paisajes del extrarradios reutilizados libremente. Esos nuevos espacios funcionan además como metáforas o mensajes dirigidos a un gran Otro, que a menudo parece ciego y sordo, otras indiferente. Me impresionó ver los espacios alrededores de las fronteras de los países amurallados donde la gente está como en salas de espera. Me acordé en seguida de aquella maravillosa película de Angelopoulus con todos esos albaneses esperando entrar en Europa, o aquel río fronterizo a través del cual se vendían electrodomésticos o se celebraba una boda (¿alguien recuerda aquella boda en que el novio y la novia estaban en cada orilla? bellísima, y aquel Marcelo Mastroiani disidente… ). La expo parte de un trabajo de investigación en el que se recoge la obra de bastante gente, con enfoques y metodologías diferentes. Me gustó el vídeo sobre un Sao Paulo casi del futuro, aunque sólo ví un fragmento, igual me pasó con el que entrevista a las personas que viven en el cementerio de El Cairo: “cuando estamos vivos vivimos en los cementerios, al morirnos nos mudamos a palacios”. Esa gente ha okupado durante mucho tiempo terrenos considerados impuros por el resto de la población y encima, como guardan las tumbas, se ganan un dinerillo extra. Francisca Benítez firma dos de los trabajos que más me gustaron, el primero Gare de l’Est está basado en las grabaciones que realizó en el verano de 2005 en París antes de la crisis de los inmigrantes afganos: vemos las copas árboles alrededor de la estación donde los inmigrantes sin techo colgaban y guardaban sus hatillos con sus bienes personales, no disponiendo de otro espacio, o en la parte superior de las cabinas telefónicas, suspendidos, escondidos, como sus propietarios. Su segundo trabajo, Prótesis del nuevo éxodo, muestra en fotografías construcciones de madera que sobresalen en edificios de Nueva York, que surgen a modo de prótesis, ofreciendo una imagen de la ciudad sorprendente y extraña, deformada . “Nomadismo como desplazamiento simbólico, de lo estable a lo precario”, escrito en alguna parte. Luego hay documentación sobre las casas de veraneo construidas en la década de los 20 en la R.Checa, los Chatarstvi reflejando todos esos sueños ypeculiares representaciones espaciales del ámbito privado . Al final de la exposición se pueden consultar varios libros entre los que aparece ese Elogi del Vianant, elogio de la disidencia de Manuel Delgado, autor del que siempre habla Bel que propone una Barcelona insumisa y combativa que tanto echamos algunos de menos. Con el coraçao un poco de vacaciones, pienso en esa escena de Caro Diario de N. Moretti,cuando voy a otras ciudades la única cosa que me gusta hacer es mirar las casas, qué bonita sería una película hecha sólo con casas, panorámicas de casas…. …” bonnes micro-vacances!!

16.3.08

represión brutal

tibetan tent photo by SqueakyMarmot
Sigo con inquietud la noticia de revueltas, protestas y brutal represión en el Tibet. Como muchos de los que lo hemos conocido de cerca ese pueblo de paisajes sublimes, cultura excepcional y gente única, me he estremecido al pensar en la violencia, el sufrimiento que debe de estar viviendo la población tibetana, en Tibet y en el resto de China y todos los tibetanos en el exilio. Lhasa me pareció un sueño cuando estuve ahí, pasamos no sé cuántos días girando alrededor del Jokhan, caminando y mezclándonos con los peregrinos, visitando templos, bebiendo té, observando a la gente. Abandonamos planes de viajes y recorridos, para simplemente estar, y poder quedarnos en la parte vieja de la ciudad sin contar los días, en el techo del mundo, fuera del tiempo. En Lhasa conocía a jóvenes artistas chinos que habían dejado ciudades como Pekín o Nanjin para quedarse a vivir ahí, u otros que viajaban al Tibet constantemente, que practicaban el budismo tibetano desde hacía años y que respetaban y admiraban esa cultura, que desde luego, sabían y reconocían como diferente. Un año más tarde, esta vez sola, y siguiendo los consejos de amigos viajé por zonas tibetanas de las actuales provincias chinas de Gansu y Sichuan, lugares y paisajes maravillosos, ahí pude convivir desde más cerca con monjes y familias tibetanas, comiendo y durmiendo en sus casas o posadas, charlando con ellos, compartiendo autobuses de línea, paseando y permaneciendo durante días en los pueblos-monasterios, como una peregrina más. Sobra decir que me opongo al uso de la violencia, no únicamente ahora, sino a lo largo de toda la ocupación china desde el año 1949, la física, la política, la moral, étnica y cultural, y que la posición china, su paranoia, su exceso de recelo una aberración. Aún así, no suelo comulgar con muchas de las críticas y juicios que se emiten desde occidente. Por eso me he acordado del artículo de esta semana, previa a la crisis, de mi admirado Rafael Poch, la actualidad de China. En él Poch habla de China como paradigma de toda una serie de conflictos, debates y retos de la actualidad global: todos los problemas cruciales para nuestro mundo se encuentran contenidos en ella, los que tienen que ver con la población, con los recursos, con los procesos de desarrollo, industrialización o capitalismo devorador. También con la crisis de los viejos valores occidentales y la necesidad de la emergencia o establecimiento de nuevos. Este periodista brillante y fino observador nos recuerda la demostrada capacidad histórica china para sobrevivir y adaptarse a grandes y penosas dificultades y cambios. Y lo más importante sin duda: “la conciencia de que todo se puede torcer súbitamente es muy viva entre los dirigentes chinos, que perciben y definen su sistema como algo profundamente imperfecto y abierto al cambio.Se pregunta por lo que la tradición china puede aportar a las preguntas que afectan a todo el planeta, y si realmente puede seguir siendo observada " con vehemencia y sin respeto, si debe ser objeto de arrogante aleccionamiento, o sujeto de intercambio y observación." “Solo quien sepa en qué mundo vive, quien sea consciente del momento de este mundo, y de la necesidad imperiosa de una nueva mentalidad basada en otros valores, sabrá apreciar, y respetar, la actualidad de China” Creo que hay mucha gente que se alegra de que los juegos olímpicos sean un a ocasión de oro para denunciar y boicotear a los chinos, pero los cambios, -necesarios-, han de venir de dentro y no imponerse desde fuera, tan hipócrita y arrogantemente, como lo suelen hacer los países que se llenan la boca con la palabra democracia. Lo que está ocurriendo en Tíbet es una tragedia, primero para los tibetanos, pero también para los chinos y el proceso de apertura y normalización que viven. En la crónica de estos últimos dos días, me ha entristecido escuchar que población tibetana, furiosa, esté tomándola con la población hui (musulmana). Normalmente ambas comunidades conviven armoniosamente en pueblos y aldeas, ocupándose estos últimos de las profesiones y tareas más comerciales. Suelen regentar la panadería, la carnicería, la empresa de transporte o ser los profesores rurales de cada pueblo. Dicen que atacan sus establecimientos más en su naturaleza de colonos chinos que como musulmanes. Pero lo cierto es que esta población emigrante china, sea hui o han, impuesta con calzador por el gobierno chino, es la que acaba beneficiándose de la millonaria inversión china en el Tibet de los últimos años, en detrimento de los tibetanos que continuan siendo ciudadanos de segunda en su propia casa. Sé que mi blog suele estar bloqueado y no se puede leer en China, y con esto que escribo será mucho peor. Lo siento por mis amigos, pienso en ellos, y sólo me queda esperar lo mejor… No hay ninguna idea política que justifique el asesinato y la tortura de personas, ni en el Tibet ni en ningún otro lugar del mundo. El otro día escuché en una canción, menos mal que las escopetas no matan las palabras

14.3.08

Die Stille vor Bach


Siempre he visto en el preludio a la primera suite para cello solo de J.S Bach una especie de escritura íntima de mi relación con la vida. Las suites me parecieron, mientras y después de ser bailarina, la única música que era sonido, escritura y silencio a la vez, el comienzo y el final de algo, el círculo, el regreso, y por supuesto fueron lo único que pudo sonar en La felicidad nunca hizo feliz a nadie, mi espectáculo chino-lacaniano, con imágenes del cine de Ozu proyectadas en las paredes caligrafiadas con agua. Las suites marcaron a menudo mi biografía, y las escuché tocadas al cello por Paul Stouthamer, pero también al laúd, trompa o saxo. También otras piezas de Bach, que me pareció siempre el autor más moderno. Hace unos días vi la película de Pere Portabella. Me gustó el título, pero yo pensaba, al contrario, en el después de Bach, en que el silencio no puede seguir teniendo la misma consistencia, como pasa a menudo con algunas palabras que vienen a inscribir algo en nuestra historia y la transforman por completo. Pero claro, en ese caso se trata de nuestra historia subjetiva, de la "pequeña" historia de cada uno, lo extraño, lo asombroso para mí es que Bach consiga escribir esa nueva dimensión en la música dentro de la otra, la gran historia, a la que raras veces accedemos. La película, bella, tranquila, y sencilla parte de una estructura musical previa y además de la música del maestro alemán, se nutre de obras de Mendelssohn y Györg Ligeti. La anécdota de cómo Mendelssohn redescubre la obra de Bach, prácticamente inédita y que nadie tocaba, a través de los papeles en los que su carnicero envolvía la carne, me hicieron pensar también en la historia de cómo Pau Casals encontró las suites que yacían olvidadas en la Casa Beethoven de las Ramblas de Barcelona, y trataba de imaginar su gran emoción al darse cuenta de lo que tenía entres sus mano. Durante años y años Pau Casals tocó esas suites en su intimidad, dice que tocaba una cada día de la semana y el domingo las tocaba todas. Tardó años en autorizarse tocarlas en público, igual que Rostropovich en permitir una grabación de su versión, también muy buena. La o las historias narradas en la película son mínimas, aparecen diversos personajes de los siglos XVIII, XIX y XXI; además de Bach, y algunas escenas en Alemania, me quedo con el camionero interpretado por el siempre interesante Alex Brendemühl y la colaboración de mi antiguo maestro teatral, Jaume Melendres. El guión, que me parece un acierto, está escrito a tres manos, Pere Portabella, Xavier Albertí y Carles Santos. Me emocionó la escena del preludio de la primera suite para cello en el metro de barcelona (vale la pena esperar hasta el minuto 2'20!) y agradecí poder ver el piano cayendo desde las alturas al mar... el paseo por el río, la lluvia, el órgano y esas iglesias silenciosas, donde dios nos es más que una música con la que bailar mientras dure el trayecto.

12.3.08

to dance ( on Moebius Strip)

from Moebius Strip by Gilles Jobin, photo by Dorothee Thebert
Echo de menos la danza, echo de menos una relación con el espacio, el cuerpo y a veces con el tiempo (aunque para eso, para otras dimensiones del tiempo, suele servirme mejor el cine, la música, o cierta literatura…) Como en un sueño, en que la distancia más corta entre dos puntos no es la línea recta, ni la directa, y muchas veces hay que dar un salto, hacerse invisible, poder acercarse de otro modo…Ante mis reiteradas críticas a bailarines o compañías que ya me parecen obsoletas, Cacho de Pan me pregunta quién me gusta ahora… (antes eran muchos, muchos, pero hoy apenas quedan). Pienso en el trabajo de gente como Alain Platel, que trabaja con bailarines, cantantes de ópera y músicos, gente de circo, niños, sin necesidad de apuntar con el dedo para hacer diferencias, pero encontrando para cada uno su lugar en escena… (pinchen aquí para ver su Aerial silk bailando Mozart, a mí me sigue gustando Platel, su Lets op Bach fue una revelación) en la belleza de algunas colaboraciones con músicos contemporáneos o artistas plásticos, y me he acordado de este espectáculo de Gilles Jobin, que no pude ver en directo. Lacan acudió a la topología para poder explicar el funcionamiento y el lenguaje del inconsciente. Sueños, lapsus, síntomas, asociaciones, conceptos esenciales como el de sujeto articulados a través de una geometría no-euclidiana, imprescindible ya para muchos a la hora de seguir trabajando en la teoría y la clínica analítica, que luego siguió con la teoría de nudos. Hablamos ya aquí de arquitectura y la banda de Moebius. Es curioso porque Gilles Jobin no menciona la topología, pero al presentar su pieza confiesa no atenerse a lo que se espera de la danza, esto es, cierta idea de progreso, de verticalidad, de mantenerse en pie, de explicar historias... Esta renuncia le permitirá investigar en la horizontalidad, y otra manera de estar, a veces más detenida, menos espectacular, en el escenario. Este renunciar a mantenerse de pie me recordaba la reflexión de un sinólogo analista acerca del problema que tiene China al ver en el sujeto dividido, un efecto de la modernidad, y contraponiéndolo al ideal tradicional del sabio, carente de tal división subjetiva. Por eso, Rainier Lanselle dice preferir hablar de modernismo chino en vez de modernidad china. Algo así me pasa con la danza cuando peca de modernista, pienso que ésta no puede seguir obviando la “invención” del sujeto moderno, ni de su realidad corporal, espacial, temporal...
Aquí un fragmento del Moebius Strip de Gilles Jobin, -es un fragmento un poco extraño pero hay otros disponibles en internet, en su página y youtube.

9.3.08

ser o no ser

foto tomada en Palais Royal, posterde espctáculo del Théâtre de la Ville
Incluso en tiempos tan inciertos como estos se le puede acabar perdiendo el miedo casi todo. Después de años de evitar enfrentarme con el dichoso esquema del grafo del deseo, me he arremangado y he empezado, tan tranquila, el seminario 5, Las formaciones del inconsciente. Con él Lacan intenta articular lo que pasa cuando nos comunicamos, la relación del significante, él la llama la cadena significante, con nuestro deseo. Si el psicoanálisis se preocupa tanto por el lenguaje no es por capricho, sino porque el descubrimiento freudiano se basa en el hecho de que el inconsciente está estructurado como lenguaje, y sus leyes son las mismas -en ese aspecto, la lengua china es ejemplar, ya lo he dicho muchas veces. Ya saben de qué hablo, nuestro discurso dice mucho más de lo que decimos, metafórica, metonímicamente también, y se basa en una verdad que es distinta a la realidad, la verdad del sujeto. El deseo del sujeto no surge de la nada, sino de su encuentro con el deseo del Otro, y al pasar por la palabra dirigida al Otro queda atrapado en esa cadena, transformándose, añadiendo nuevos significantes y significados, regresando al inconsciente, reapareciendo por sorpresa en sueños, lapsus, actos fallidos… y más palabras. ¿De qué hablamos cuando hablamos de amor, de sexo, de trabajo, de literatura, de dinero, o de tantas otras cosas?… hablamos porque aunque no sea de eso de lo que queremos hablar, no hay otro camino. Hablamos con palabras y con el cuerpo, con significantes que nos salen por las orejas y por los dedos. El objeto de nuestro deseo también es un objeto metafórico y metonímico que no podemos nunca acabar de nombrar o atrapar, pero no hay otro camino, más que intentar nombrarlo y darnos cuenta de que se nos ha vuelto a escapar. En París pasé por una de mis librerías favoritas, en un librito chino que compré encontré este proverbio, 天无绝人之路: no son las leyes del cielo las que obstruyen el camino de los hombres. Me gustó esa idea nada new-age de que esa gran realidad de las cosas no es la realidad de las personas, la realidad de la gente tiene más que ver con esa verdad diferente, única, pequeña y movible, tan difícil de atrapar. El día antes de vernirme, pasé por otra librería que me encanta donde descubrí el trabajo de Edward Gorey, ilustrador americano, y me encontré en los jardines de las Tullerías con la araña gigante de Louise Bourgois, y me acordé de esa realidad inatrapable. Ayer por la noche vi Stromboli de Rosellini. Los amigos me decían que sería un poco coñazo, pero he de reconocer que me fascinó la historia, la Bergman, la isla, la luz, y ese volcán amenazando constantemente con entrar en erupción. Catherine Millot hablaba de esta historia y de las vicisitudes del rodaje en aquel librito que leí hace poco para referirse al dilema irresoluble femenino, ser o no ser el falo del otro masculino, quedar atrapada en su fantasma de objeto, encontrar su satisfacción a través de la maternidad o de sus identificaciones fálicas… Rosellini pone en escena su fantasma, ella lo juega, lo actúa, y lo bonito es que al final queda, como debe ser, irresoluto...